El genocida no lo aceptaba como parte de su defensa en el Juicio a la Juntas porque implicaba reconocer al tribunal. 'El defensor gris', la historia de un personaje oculto que fue piedra angular del proceso.
En el Juicio a la Juntas todos los acusados fueron defendidos por abogados privados, salvo el dictador Jorge Rafael Videla, que fue abordado por el defensor oficial Carlos Alberto Tavares. Era parte del Ministerio Público designado durante “el proceso” para asistir a pobres y ausentes.
"Rescato un poco el rol de la 'Cenicienta de la justicia' de la defensoría pública, que se hace cargo de todos aquellos que no tienen la posibilidad de pagarse una defensa. Su tesis en la defensa en la defensa es que el mecanismo nulo y establece la teoría de los demonios", señala Julian Axat, poeta, abogado y militante por los Derechos Humanos que trabaja en el Ministerio Público Fiscal como titular de la Dirección de Acceso a la Justicia (ATAJO).
En charla con Los Mundos Posibles habla sobre "la nota (publicada en el sitio Cohete a luna), sale de una anécdota, cuando Alfonsín decide empujar de algún modo el juicio político a las Juntas, (el fiscal) Strassera no quería saber nada al principio y de golpe le hacen saber que le va a llegar la causa y se va a tener que hacer cargo de la acusación de los genocidas, siendo un empleado timorato".
"Tavarez venía defendiendo locos, pobres, niños. Y cuando se encuentra con Videla, en esa discusión, se termina definiendo un desdoblamiento porque nunca lo acepta y resulta un personaje oculto de todo el sistema, eso la película (Argentina 1985) no lo muestra. Cumplió un rol mediocre, hizo el rol que tenía que hacer copiado del resto de los abogados", resalta.
En ese sentido recuerda que "Videla no quería tener un abogado porque de alguna manera significaba reconocer al tribunal, y para él era Dios el único que lo podía juzgar y en todos casos sus colegas a través del tribunal militar y se niega de entrada a reconocer un letrado".
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