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Mitos policiales: 3 casos platenses

La historia criminal de La Plata quedó inmortalizada en diferentes medios de comunicación que cubrieron diferentes leyendas platenses actuales. Antonela Mennuto recopiló 3 de estas historias: el hombre chancho, el hombre de la bufanda, y el hombre gato.

Corría el año 1910 y había un tema que tenía revolucionada a la gente de ese momento, que era la llegada del cometa Halley y la posibilidad de que se viniera el fin del mundo”, contextualizó la columnista. “Resulta que algún buen hombre de esta ciudad no tuvo mejor idea en ese momento que cubrirse con un cuero de chancho e ir a asustar a la gente que caminaba tranquila por la zona de 13 y 60, lo que hoy es la Plaza Máximo Paz”, agregó.

En ese entonces, la zona era un baldío oscuro de forma que era propicia para atracos. “Como además la policía era muy poca en esos años, este personaje estuvo circulando de noche bastante tiempo asustado y corriendo a la gente simplemente por diversión, porque no se registró ninguna denuncia de robo, ninguna secuencia de violencia. Simplemente era alguien que se calzaba un cuero de chancho y salía a correr”Contó Antonela.

El segundo caso sucede en el invierno de 1930. “Empiezan a registrarse una serie de asaltos en la ciudad, la gran mayoría de ellos cometidos por fuera de lo que es el centro. Todos los denunciantes coinciden en un detalle sobre su asaltante: usaba bufanda”, introdujo. “Este era el único rasgo en el que coinciden todos. Porque por fuera de eso, algunos decían que era bajito y morocho, otros que era un poco más alto y rubio, pero la prensa local se encargó de bautizar a este ladrón como el hombre de la bufanda”, agregó en comunicación con En Órbita.

Lo curioso es que como les decía, la bufanda es una prenda común en invierno. Entonces la más mínima sospecha de ver un hombre con bufanda o cruzarse con una persona que era desconocida en el barrio y tenía bufanda, se armaba un despliegue policial que movilizaba toda la ciudad tratando de agarrar al ladrón. Una madrugada, llama el jefe de la policía al diario para avisar a los cronistas que efectivamente al fin habían atrapado al hombre de la bufanda. Uno de los periodistas va a interrogar a este sujeto y se da cuenta que el relato no coincide mucho, hasta que finalmente este pibe le termina confesando que en realidad si había cometido algunos robos, que no era el hombre de la bufanda, pero que se había hecho pasar por él porque era más fácil robarle  la gente porque no ponía resistencia. Así que, la síntesis de esta historia es que jamás se pudo atrapar al hombre de la bufanda y su leyenda solamente sirvió para escribir unas cuantas crónicas. Alguna que otra obra de teatro callejera y alguna caricatura de la época”.

La última historia sucede en la década de los ‘80 y se expandió en diferentes puntos de la provincia. “Este personaje apareció primero en distintos lugares de Buenos Aires, como por ejemplo en Branden cerca de La Plata. Y ahí se empiezan a registrar los primeros ataques. Se lo identificaba como un hombre vestido de negro, con una mascara negra, que raspaba las puertas y las ventas mientras mauyaba. Estas eran las características del hombre gato”. 

Una revolución se generó con esto. No solamente de la gente que atacaba el hombre gato, sino además de la gente con la que confundian con el hombre gato y le pegaban un buena linchada por las dudas, resultando después que era cualquier hije de vecine, Como hay casos famosos: un boxeador que le sucedió esto y un instructor de karate. Que por el simple hecho de dominar su cuerpo y tener alguna habilidades propias de su deporte los acusaban de ser el hombre gato. Luego de esto la cosa se calma hasta el verano siguiente. Ya estamos entrando en el año 1985 cuando el diario el día publicó una nota titulada, "Temor en El Dique por un nuevo hombre gato", de nuevo revolución en la ciudad empiezan a surgir testimonios, temor”.
Todos los episodios que estaban vinculados con el hombre gato, entre todos estos testimonios y estas situaciones, una vez llamaron a la comisaría diciendo "hola, soy el gato les estoy hablando desde el 2283", tranca. La policía llama a ese teléfono y le vuelven a decir "¿que onda, no me crees? ya te dije que soy el gato", listo, cortan. Cuando empiezan a hacer una investigación van a la empresa  a pedir los teléfonos del titular de este número y le confirman que llevaba meses sin funcionar”, concluyó Antonela.

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