La experiencia del diario La Prensa bajo control de la CGT tuvo sus particularidades, una de las más destacables fue el suplemento cultural de los domingos, un espacio de pluralidad donde no había lugar para alabanzas ni enconos.
Daniel Badenes, periodista, editor y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde ofreció una reseña de Cultura para todos, libro colectivo, coordinado por Raanan Rein y Claudio Panella y publicado por la Biblioteca Nacional en 2013, que recupera la experiencia del suplemento cultural del diario La Prensa durante los cuatro años que duró la gestión comandada por la Confederación General de Trabajadores.
Según lo refiere Badenes, el derrotero que atravesó La Prensa tras la expropiación por decisión del Congreso en abril de 1951 es el siguiente: “La salida del diario no es inmediata, La prensa vuelve a salir el lunes 19 de noviembre del 51, la dirección se la encargan a Martiniano Paso, que toma una serie de decisiones que tienen que ver con dar continuidad al diario que se venía haciendo, manteniendo el mismo formato, la misma tipografía, y convocando a todo el personal que tenía el diario, de hecho alrededor del 70% de trabajadores y trabajadoras siguen en lo que es el diario La Prensa a cargo de la CGT”
El columnista destacó la figura César Tiempo (1906-1980), nacido en Ucrania como Israel Zeitlin, el director del suplemento cultural que rápidamente se convirtió en la nota distinta de esta nueva era de La Prensa: “La edición dominicial incluía un suplemento que traía notas sobre literatura, teatro, filosofía y música, y también sobre deporte, ciencias y hasta moda. Su revisión pone en crisis varios lugares comunes de la historiografía tradicional sobre el peronismo, ya sea el atribuido anti-intelectualismo, la relación con los sectores judíos o el apologismo como la única retórica del universo mediático”.
El libro de Rein y Panella incluye un par de pasajes que grafican el carácter abierto que mantuvo la dirección de Tiempo sobre el suplemento cultural: “En una hermosa charla con Osvaldo Soriano, dos décadas más tarde, (Tiempo) recordaba: Me aguanté el resentimiento y el odio de todas las fuerzas liberales, pero me di el gusto de hacer un buen suplemento. No me obligaron a afiliarme, llevé como diagramador a un comunista. Publiqué a Quasimodo, a Neruda, a Gabriela Mistral”.
A modo de síntesis, Badenes rescató otra de las anécdotas de Tiempo que forman parte de Cultura para todos: “En aquel tiempo, en el peronismo estaba en onda un término para rechazar a la gente que no interesaba, "no corre", atribuido caprichosamente al general. A mí me parecía que era puro grupo, así que empecé a usar lo contrario, "corre por orden del general", y todo iba bien. A nadie se le ocurría preguntárselo. En esa época llegó mucha gente, obreros, sindicalistas, que traían poemas apologéticos de Perón para que se publicaran, pero nunca los dejé correr”.
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