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Todavía recuerdo el día en que nos mudamos

por Alexa Najarro García

Todavía recuerdo el día en que nos mudamos. En ese momento, mis padres no estaban en una situación económica estable. Habían solicitado un préstamo al banco, pero no pudieron pagarlo, estaban endeudados con todos; por lo tanto, la única solución fue huir. No tenían dinero, pero lograron para conseguir una casa en las afueras de la ciudad.


No tenía expectativas debido a nuestro limitado presupuesto, pero traté de ser positivo, mientras viajábamos en el camión, intentaba imaginar como seria la pocilga en la que viviríamos. Sin embargo, al llegar me sorprendí gratamente. A pesar de ser una casa en remate, se encontraba en perfecto estado. Cualquiera que la viera pensaría que había sido construida recientemente con materiales de alta calidad y el vecindario era mejor de lo que esperaba.


Durante los siguientes días, pasé la mayor parte del tiempo jugando solo en mi habitación, hasta que casualmente te vi a través de la ventana. Me mirabas fijamente, como si quisieras devorarme o algo parecido. Al principio me asusté, pero de todas formas quería hablar contigo porque sentía que éramos similares. Siempre pensé que eras extraño, pero me caías bien a pesar de tu fascinación por disecar animales muertos que encontrabas. Aunque todos me decían que me alejara de ti, yo quería permanecer a tu lado porque te quería.


Vivíamos uno al lado del otro, aunque su casa era la que más destacaba, aunque no por su aspecto, sino todo lo contrario. Tenía un estilo tradicional, con dos pisos y sus paredes eran de un color anaranjado. Tres enormes ventanas que ocupaban prácticamente toda la fachada exterior de la casa. Sin embargo, a pesar de su tamaño, era imposible ver el interior de la casa debido a que las cortinas permanecían siempre cerradas. La puerta estaba tan integrada en las escaleras que apenas se podía ver. No obstante, en muchas ocasiones, emanaba un olor espantoso e intolerable, como si dentro se encontrara un animal en avanzado estado de descomposición.
Yo sabía lo que hacías dentro de esas cuatro paredes, y tú sabías que yo lo sabía, pero ninguno de los dos decía nada. Supongo que no nos parecía relevante, aunque escuchara los gritos de esos hombres y como posteriormente escuchara el sonido de lo que parecían ser armas blancas perforando sus pieles. Cuando entraba a tu habitación, veía las paredes y las sábanas con ligeras manchas de sangre, y el piso estaba cubierto de restos de cabello arrancado. A pesar de todas esas pruebas, no fue suficiente para alejarme de ti. Incluso si hubieras cometido tus crímenes delante de mí, nunca te hubiera delatado.


Siempre pienso en el trágico destino que llegó cuando enfrentaste las consecuencias de tus acciones en una silla que cambio tu vida para siempre. Te extraño tanto. Las paredes de este lugar son tan frías que siento que me volveré loco en cualquier segundo. Mañana van a demoler nuestra casa porque la gente dice que solo trae malos recuerdo, y antes de que eso suceda, quiero recordar los últimos momentos felices que compartimos antes de partir junto con nuestro hogar.


Alexa Najarro García

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