A través de acompañamientos y talleres, Lenguajes del maíz propone pensar el sonido como medicina.
El proyecto Lenguajes del maíz comenzó a construirse siete años atrás desde las experiencias de vida, estudios, trayectorias, formaciones variadas de una pareja: Flor d’Palabra y Lola Ortiz. “Uno de repente se mira en un camino y no se daba ni cuenta cuándo empezó. A nosotros se nos dio por la posibilidad de acompañar a personas y mascotas muy queridas en el momento de partir, de transmutarse. Y nos salió cantarles. Y cada historia fue diferente…”, cuentan en diálogo con De pueblos y caminantes.
Actualmente Lenguajes del maíz tiene sede en La Plata. Sus saberes y prácticas integran principios ancestrales de la medicina tradicional china, de pueblos del Abya Yala, digitopuntura, terapias florales, luthería, lenguajes artísticos, además de proponer periódicamente espacios de capacitación en sonidos-medicina.
Desde este proyecto se realiza acompañamiento a personas que se acercan a consultar por distintas razones: “Nosotros trabajamos con armonizar la salud. La frase es: Ordenar antes que haya desorden ... Tenemos la fortuna que la mayoría de la gente que nos consulta vienen porque conocen a otros que vinieron. Tienen confianza en eso y nos cuentan que ya pasaron por el hospital. Lo que nosotros hacemos no afecta otros tratamientos. La idea es que, si funciona, la persona al menos pueda aliviar alguna carga de medicamentos. Son personas que ya tienen alguna una sensibilidad. O que ya han probado otras opciones.. Generalmente quienes ritman con nosotros, hay un ritmo de como hacerlo con nosotros, puede ser que no haya curación, algunas son muy antiguas, pero siempre hay alguna sanación, algo que sucede. Siempre hay un salto, sanar es como pegar un salto: entender por qué me está ocurriendo esto y como puedo mejorarlo”, explica Flor d’Palabra.
“Cuando estamos frente a una persona sale la verdad, no es sólo todos los saberes que se tiene sino también lo que se siente frente al otro e interpretar lo que le está pasando”, destaca.
Por su parte, Lola resalta la importancia de la experiencia humana en este camino. “Cómo vivir el estar enfermo ¿tengo que ir al médico para que me dé pastillas, o que me opere, o…? En la cultura que vamos viviendo es cómo lo vivimos y siempre es muy angustiante cuando uno está enfermo y no saber qué hacer. Entonces en esa encrucijada es cuando uno empieza a preguntarse qué sería sanarse. Y allí en todas esas cosas es como el cuerpo te hablara. En la experiencia misma. Cómo vas a hacer para que vibre tu propia energía. Y ponerse uno en el lugar, para tener poder. Y hacerse cargo. Hay muchas cosas que se pueden hacer como ésta que cultivamos nosotros que es la medicina china Yo voy a decidir qué hacer…Lo más importante es ese cambio y ser protagonista de la vida de uno”.
Soplo de vida
Quienes integran Lenguajes del maíz se refirieron a cómo se concibe y fluye el soplo de vida con las corrientes de energía, con la sangre, los movimientos de la naturaleza con los cinco reinos mutantes de los que todos estamos hechos: agua, madera, fuego, tierra y metal, que se generan unos a otros y se regulan con los órganos de los cuerpos y tienen su musicalidad, sus instrumentos, con una estética de lo que cuida.
Durante la entrevista desplegaron kalimbas, cajones peruanos, vasos y vasijas silbadoras y sus voces, instrumentos sonoros que intervienen en las prácticas de sanación para movilizar energías en distintos órganos vísceras del cuerpo de cada ser vivo. Escuchamos dos kalimbas –resonadores del intestino delgado y pulmones, y una figura de Zaramama (Madre del maíz) con vaso silbador, resonador del útero. También explicaron exhaustivamente cómo se han de afinar las kalimbas y la construcción personalizada de cada cajón-medicina.
Finalmente se situaron comprometidos con un pensamiento decolonial desde Rodolfo Kush en búsquedas de una estética de lo americano: “Nosotros -como mestizos- hemos perdido la memoria y la conexión con nuestras raíces ancestrales, en eso también estamos trabajando”.
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