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La revolución de Oesterheld

Conocemos y desandamos la historia de un narrador de aventuras y guionista de historietas. Acaso el más notable de nuestro país: Héctor Germán Oesterheld.

Una de las lamentables particularidades sobre la desaparición forzada de Héctor Oesterheld en manos de las Fuerzas Armadas es que diez personas de esa familia fueron secuestradas y asesinadas por las fuerzas militares, entre ellas sus cuatro hijas, Diana, Beatriz, Estela y Marina.

La militancia de Héctor en contra de la dictadura cívico militar y sus críticas políticosociales expresadas en historietas como El Eternauta, pueden ser algunos motivos sin justificación por los que el gobierno de facto decidió secuestrarlo. Alicia Beltrami, autora junto a Fernanda Licolini de Los Oesterheld (Editorial Sudamericana), se enlazó vía telefónica con Cacodelphia y ayudó a recordar a uno de los historietistas referentes de nuestro país: “el objetivo fue reconstruir sus vidas cotidianas, desde la niñez de las chicas hasta la desaparición; también hacer un repaso por la vida de Héctor y Elsa (su compañera) antes del nacimiento de las chicas”. relató la escritora.

Esta producción llevó cinco años de investigación, con muchos entrevistados que fueron visitados más de una vez porque debían reconstruir historias de personas que ya no estaban. Además de cartas, diarios íntimos y fotografías que puso a disposición la familia.

A través de esas cartas que recorren el libro, se da a entender cierta lógica militante de la organización, el clima de época que se vivía durante esos años y la relación personal entre las cuatro chicas y sus padres: “Las chicas y Héctor habían enarbolado la bandera de la militancia e iban atrás de eso con seguridad. Después tuvieron que irse de la casa porque los perseguían. No podían ver a Elsa porque estaban en la clandestinidad. Esa distancia se fue profundizando en cuanto a la concepción de cómo abordar la vida, la política y la militancia. A pesar de esa gran diferencia, el lazo familiar era tan poderoso que ellos hacían hasta lo imposible: ponían en riesgo su vida, para hacerle llegar a la madre algún mensaje o carta. Por otro lado, la desesperación de Elsa, que tenia una concepción totalmente distinta. Estaba convencida que todo iba a terminar mal. Estaba desesperada. Veía que era imposible frenar la determinación de sus hijas que daban su vida y su entrega por lograr un mundo mejor, como lo que sucedía en aquella época, de la década del '70”, se refirió la autora.

Ilustración de Félix Saborido (1983) para la revista Feriado Nacional con algunos personajes que creó Héctor Oesterheld y una gran pregunta como referencia.

Beltrami también aseguró que este lamentable desenlace familiar nos permite tener varias capas de la historia: “hablar de la historia de un país, de la organización política en la que ellos militaban, donde cada uno ocupaba diferentes ámbitos políticos dentro de la misma. Entonces, nos permitió con cierta complejidad, conocer cómo era la organización Montoneros, también contar o abordar el mundo editorial de la historieta, donde se movía Héctor. Creo que es eso lo interesante de esta historia: permite contar muchas otras historias y le da complejidad a la historia familiar”.

Sin dudas, Héctor Oesterheld se convirtió en uno de los principales historietistas. A través del libro podemos conocer el momento en el que dejó su trabajo rutinario de todos los días para meterse de lleno en el rubro de la historieta. En poco tiempo se transformó en guionista y narrador de aventuras. Este trabajo llevó a que sus personajes se hicieran conocidos, a colaborar en las editoriales más importantes y a fundar su propia editorial: Frontera.

Frontera tuvo tres años de vida intensa, claves en el mundo de la historieta. Él abordó este género de una manera poderosa y le dio prestigio. La investigadora agregó: “Él hace un quiebre en el modo en que se viene abordando la historieta en el país y que después incluso, es replicado en el mundo. Convierte a sus personajes, resalta su parte humana, su complejidad humana. Ningún héroe es el bien o el mal. No está esa consideración que venía de las viejas historietas del héroe malo o bueno. Todos tenemos los mismos sentimientos humanos. Entonces, sitúa a muchos personajes en guerra y el enemigo planteado por Héctor era la guerra en sí misma”.

El dibujante y narrador no dudó en trasladar sus ideas a las historietas: “Eso fue la gran revolución. Era un genio, un tipo que podía escribir y muchos de los colegas que lo recordaban narrando una historia mientras la contaba por teléfono. Esa capacidad de generar historias de un talento y don muy especial, más allá de que laburaba para eso”, concluyó Beltrami.

Escuchá/descargá la entrevista completa:

Cacodelphia, martes, miércoles y jueves, desde las 22 hs.

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