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La historia de la Zanja de Alsina llega al teatro como una "ficción patriótica"

“La zanja, de hérues olvidados” transcurre mientras dos gauchos hacen una excavación que divide al país en dos. Con entrada libre y a la gorra, se presenta todos los viernes de abril en El Medio Aljibe.

Escrita por Corel Ainara Salinas, la obra “La zanja, de hérues olvidados” retrata la historia de dos gauchos, Naranjo y Pochoclo, que fueron reclutados y abandonados en una frontera de nuestro país y transcurre mientras cavan una zanja que divide al país en dos. “La escribí en el año 2018, la empezamos a ensayar en el periodo de la pandemia y la estrenamos en el año 2022, desde entonces el sentido de la obra se fue resignificando y profundizando todo el tiempo”, dice la responsable de la dramaturgia y dirección de la pieza.

Abandonados en la frontera contra los salvajes, Naranjo y Pochoclo cavan una zanja que divide el país en dos: de un lado, el tiempo arcaico y, del otro, el tiempo del progreso, del avance. Frente a la desolación, el sueño de ser próceres los motiva a poner en marcha la construcción de un riachuelo defensivo artesanal para contrarrestar la indiada e impedir el avance de los salvajes. Fantasía y realidad se entremezclan en la ternura de un crudo relato.

“No se trata de una obra histórica. Más allá de que el contexto y la situación sí lo sean, es una pieza que mezcla la ficción con un momento histórico. En ese sentido, la entendemos, como una ficción patria, que toma una situación y sobre eso montamos la actuación y las distintas situaciones que se van dando”, detalla en diálogo con Cacodelphia.

La famosa “zanja de Alsina” se construyó con dos metros de profundidad y tres de ancho, por orden del ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda, Adolfo Alsina. A partir del humor, la poesía, la actuación y la complicidad con el público, la propuesta teatral del Colectivo Rústico reescribe la historia de esa zanja que en el Siglo XIX, buscó dividir el país en dos y abrió una grieta, que hasta hoy nos atraviesa como sociedad.

“Es una obra que tiene un carácter bastante lúdico y está vinculada al teatro popular, por la cercanía con el público, por el humor y la empatía. A partir de esos puntos podemos pensar los vínculos y reflexionar sobre las grietas que han atravesado nuestra historia”, dice. Y agrega: “Ya que la grieta existe, desde que la Nación existe y con el paso del tiempo se fue haciendo cada vez más profunda y más marcada”.

Jiuliano Cabrino y Pablo Andrés Nakandakare componen los personajes que quedaron abandonados en aquella zanja. “En la inmensidad de esa pampa, donde no llegan las provisiones ni las noticias, ´Naranjo´ y ´Pochoclo´ se inventan una excusa para ser reconocidos, y en el medio de esa soledad, arman un plan delirante para quedar en la historia”, describe Salinas. Sobre la creación de estos dos personajes, la dramaturga explica que “Naranjo” y “Pochoclo” fueron dos peones que trabajaron con su abuelo en el campo.

“Luego la caracterización de cada uno de ellos, fue un trabajo que realizamos en conjunto con los actores, es decir, poniendo el cuerpo, ensayando, improvisando, errando, encontrando y disfrutando de esa búsqueda. Al principio, nos costó lograr resignificar el sentido del texto con los cuerpos. Pero a partir de ese trabajo en conjunto, logramos toda una corporalidad y un tono de voz que le terminó de dar forma a la obra”, repasa.

El elenco que pone en escena “La zanja, de hérues olvidados” está conformado por Jiuliano Cabrino y Pablo Andrés Nakandakare. El vestuario está a cargo de María Celeste Aranegui Francese y Sofía Camparo; la música original, es de Pablo Andrés Mini, el diseño de Iluminación, es responsabilidad de Lucia Otaño, la fotografía de Prodica y la utilería de María Celeste Aranegui Francese, Sofía Camparo, Belén Hurlebaus, Mercedes Martín y Cecilia Verge. La obra está bajo la dirección de Corel Ainara Salinas y Agustín Recondo.

“Es una obra que se ha creado desde lo colectivo, de ese modo logramos encontrar el tono de los dos personajes, el vestuario, que son como unos cuadros muy hermosos y la iluminación. Además, el trabajo con la música nos ha permitido seguir explorando las distintas calidades y climas de la obra”, explica la dramaturga..

“La zanja, de hérues olvidados”, se podrá ver todos los viernes en El Medio Aljibe (11 entre 66 y 67, La Plata), con entrada a la gorra.

“Nos gustaría que la gente se acerque, porque asistir al teatro es un derecho. Por eso, como no queremos que el factor económico lo imposibilite ese encuentro, pensamos la entrada a la gorra. Para llegar al publico que no la haya visto”, dice y adelanta que el grupo pretende continuar con las presentaciones en el mes de mayo. “Vamos a encontrar la salvación en la ficción, porque la realidad es insoportable”, resalta.

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