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Hoy cumplo veinte años

por Claudia Vargas

Hoy cumplo veinte años y ya están renovando mis paredes, esta vez serán blancas, de un blanco brillante, creo que mi dueña quiere festejar por lo alto.

Cuantas cosas han pasado en estos veinte años, aún recuerdo al señorito que venía vestido de pantalones cortos y frenillos en los dientes, casi todas las tardes llegaba con sus amigos después del cole, a ellos les debo mi primer accidente, jugando a la pelota rompieron una puerta de la estancia, así me quede hasta que doña Marina tuvo la paciencia y el tiempo de llamar al carpintero.
Y después llegaron las festividades y me vi llena de luces de velas el día de dar gracias, esta cena la prepara doña Marina cada año desde que llego, siempre invitando a la familia y los amigos más cercanos y al sentarse a la mesa dijo: “Gracias a Dios y gracias a estas cuatro paredes y este techo, hoy podemos festejar y agradecer lo que se ha vivido a lo largo de este año, gracias a esta casa por recibirnos”, eso se sintió hasta los cimientos.


El día de navidad, el árbol era grande y luminoso, mis ventanas se veían festivas, y se preparó una cena, más íntima, doña Marina siempre ha dicho que las navidades son para la familia, para relajarse y cenar con la familia.


Después pasaron los años y el señorito se creció, se casó y llego la niña María, híjole con ella vino el tiradero de juguetes, muñecas y todo lo que sus manitas alcanzaban, las puertas que servían de columpio, las luces que se encendían casi todas las madrugadas, los ojos marcados por no dormir y la música de juegos. Eso sí, nunca me sentí tan viva, ni siquiera en las festividades, pues con la niña María llegaron las risas y los murales en mis paredes y hasta una escalerita que va en aumento cada que la niña maría se para delante de mi muro, doña María siempre agrega una línea más, a eso yo le llamo la Escalera de María.


Después casi diez años los inviernos empezaron a aparecer; más fríos, con helada y neblinas cargadas. Doña marina me hizo u bello regalo, ha puesto sobre la pared de la estancia un calentón de metal negro que realizo al alfarero de metales, es como una obra de arte, desde entonces me siento calientita y admirada, pues cuando la visita viene comentan “que bonita se mira la casa con tu estancia tan bien decorada, y que bien se siente el calorcito, se pasa un buen rato agradable”.


Doña marina me ha dicho, “bonita a partir de hoy te remodelaré, tendrás ventanas, puertas, pintura y cortinas nuevas. También te agregaré un bonito librero y cajones para guardar en la sala de estar, en tus habitaciones pintaremos y agregaremos anaqueles a cada uno de tus guardarropas, verás quedarás brillante y luminosa”.


Que emoción, vivir este proceso, es como si me renovaran, me han agregado lámparas nuevas, el patio de entrada ha quedado bellísimo, con su jardinera nueva, muebles nuevos para tomar el fresco de la tarde, plantas nuevas y ese sonido de campanitas que han colgado cerca de la ventana, cuando el viento se pasea por aquí las hace tocar tin,lin,tin. Ahora también soy música.


Claudia Vargas
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