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El legado de Jorge "Alorsa" Pandelucos a 15 de su partida

Con su poesía innovadora y su mezcla de géneros, revolucionó el tango creando un estilo propio que dejó una huella indeleble en la música popular. Este miércoles, será homenajeado en el Centro Cultural de la Cooperación en un tributo a un artista que renovó el género sin perder su esencia.

A 15 años de su partida, el legado de Jorge “Alorsa” Pandelucos, líder de La Guardia Hereje, sigue vivo en el tango contemporáneo. Este miércoles 27, será homenajeado en el Centro Cultural de la Cooperación (CABA). Será en el marco del ciclo “Tango de miércoles” en la Sala Osvaldo Pugliese se homenajeara al cantor y poeta tolosano. Del mismo participaran Leonardo Gianibelli, Cucuza Castiello, Manuel Hutchins, Federico Iparraguirre, Gonzalo Carnevallini, Julieta Cabrera, Juan Hermelo, Leandro Orellana, Juan Torrillo, Damián Raboso, Miguel Pañalba y Pablo Jofré. Además, estarán como invitados Leo Cretz y  Mariano Gatto.

El 31 de agosto de 2009, el mundo del tango sufrió una gran pérdida: Jorge “Alorsa” Pandelucos, líder de la banda La Guardia Hereje, falleció a los 39 años, dejando atrás una obra única que transformó el género. Su partida, inesperada y sin despedidas, confirmó lo que él mismo había expresado en su trabajo: "Tata Dios no es argentino", como cantaba en su tema La cría del Plata. Hoy, a quince años de su partida, su legado sigue vigente, y su estilo ha sido reconocido como una de las propuestas más innovadoras del tango en las últimas décadas.

Jorge Marcelo Pandelucos nació en Tolosa, el 24 de noviembre de 1970. Además de ser cantautor y enólogo, se formó en ingeniería electrónica, aunque siempre se definió como un hombre vinculado a su barrio y a la música popular. Fue en esos años de juventud cuando se enamoró del tango, un género con el que entabló una relación profunda y personal. Bajo el seudónimo de Alorsa, Pandelucos irrumpió en la escena tanguera con una propuesta fresca, de sonidos que se alimentaban tanto del tango de la guardia vieja como de géneros contemporáneos como el candombe, la murga y la canción popular.

"Alorsa trajo un aire fresco al tango", recordó Hernán “Cucuza” Castiello. “Aportó una poesía única y un sonido que nos hacía pensar en las guitarras de antaño, pero con una estética completamente renovada. No era solo tango; era mucho más. Había un aire propio, algo que solo él podía transmitir”, afirmó. Castiello, además, destacó la importancia de La Guardia Hereje, la banda que lideraba Alorsa, una de las formaciones más importantes del tango alternativo de los años 2000. “Jorge es como el Diego, un muerto que no para de nacer”, expreso el cantor.

“Te cuento una muy linda”, dijo Castiello, y recordó dos momentos compartidos con Alorsa "que me hacen sentir muy orgulloso". Uno de esos momentos tuvo lugar en el ciclo Tango Criollo Club, un espacio fundado por el propio Alorsa en 2008, que organizó fechas tanto en La Plata como en Buenos Aires. El otro, en cambio, ocurrió en el marco del ciclo Con-vivencia tanguera, organizado por Castiello.

Fui parte del Tango Criollo Club, el ciclo que organizaban en Hemisferio, el boliche de la ciudad de La Plata, donde nos habían convocado con Moscato Luna. Fue algo muy raro lo que sucedió allí”, recordó el cantor. “Nosotros llegábamos a tocar tangos de la vieja guardia y sentí que éramos los raros, porque toda esa gente estaba allí para escuchar a Alorsa. Es maravillosa esa construcción; ya habían alcanzado una cierta mística, aunque seguía siendo un fenómeno muy nuevo”, sumó. El cantor también recordó que conoció a Alorsa a través de los correos electrónicos muy particulares que el poeta enviaba para dar a conocer la actividad de La Guardia Hereje.

“Otro de los momentos que me enorgullece es haber llevado a Jorge a El Faro en dos ocasiones”, contó Castiello, quien desde ese bar de Villa Urquiza lleva adelante una militancia tanguera similar a la que Alorsa realizó en la ciudad de La Plata. A través de este espacio, Castiello convoca a una amplia variedad de artistas, contribuyendo a generar nuevos espacios para el tango.

“El primer acercamiento con Jorge se dio a partir de un festival de tango que se realizó en Ciudad Cultural Konex. Al tiempo, nos conocimos y él me invitó a su ciclo en La Plata. En ese mismo período, comencé a realizar en el Centro Cultural de la Cooperación un ciclo llamado Con-vivencia tanguera, en el que conté con la ayuda de Walter Alegre. Era un ciclo en el que el 50% del repertorio estaba compuesto por tangos tradicionales y el otro 50% por composiciones contemporáneas”, repasó Castiello sobre el espacio por el que, además de Alorsa, pasaron artistas como Ariel Argañaraz, "Moscato" Luna, el letrista Raimundo Rosales, Alfredo "Tape" Rubín, "Tata" Cedrón, Acho Estol y Sebastián Zasalli entre otros.

“En el marco de ese ciclo, yo cantaba tangos tradicionales, pero sin caer en los más remanidos. Había una búsqueda en la selección del repertorio, porque, como siempre digo, al hurgar en el tango tradicional nos encontramos con tangos de los años ’40 y ’50 que, para muchos, hoy son prácticamente piezas nuevas porque no se conocen. En la segunda parte del repertorio, interpretaba temas de Tape Rubín, Dema y Acho Estol, por ejemplo. Así, el tema de Tape lo cantaba con el propio Tape en el escenario, y el tema de la chicana lo interpretaba junto a Acho Estol. De este modo, tuve la posibilidad de compartir dos veces el ciclo con Jorge. Fue en ese tiempo que lo invité a participar de los encuentros en El Faro, El tango vuelve al barrio. Fue una suerte poder conectar con él”, contó Cucuza, quien incorporó la obra de Alorsa a su repertorio. “Desde entonces, con mucho amor busco dar a conocer su obra y aportar mi granito para que se reconozca lo que hacía con La Guardia Hereje”, expresó Castiello.

La mirada de Alorsa sobre el tango era clara: no solo quería renovar el género, sino también devolverle esa conexión popular que había perdido con el paso del tiempo. En palabras de Castiello: “Lo que hacía Alorsa era una reinvención, pero siempre con los pies firmes en la raíz. Sus composiciones hablaban de su terruño, de su gente, de su barrio. Esa mirada sobre el tango es lo que lo hizo único”.

El tango de Alorsa no era solo un asunto de nostalgia. Su obra se nutría del humor y la picardía, un toque de irreverencia que lo acercaba a los poetas más emblemáticos del género, como Enrique Santos Discépolo. "El tango de Alorsa tiene algo de ese humor ácido, de la crítica social que ha sido la esencia del tango desde sus orígenes", comentó Castiello a Cacodelphia. En sus canciones, Alorsa trataba temas como el amor, la pérdida, y sobre todo, la vida de barrio, un espacio que nunca dejó de inspirarlo.

El legado de "La Guardia Hereje"

La Guardia Hereje grabó dos discos: con la primera formación “Tangos y otras yerbas” (2005) y “13 canciones para mandinga” (2009) con nuevos integrantes que incluía a Fernando Tato y Sebastián Marín en guitarras que se sumaron a Leonardo Gianibelli en percusión.

“La Guardia Hereje es como esos pequeños Beatles del tango”, bromeó Castiello, dando a entender que a pesar de haber sido un proyecto musical que duró poco tiempo, dejó una huella que perdura en la memoria colectiva del tango contemporáneo. La banda de Alorsa, con su estilo de guitarras criollas y letras cargadas de poesía, abrió nuevas puertas para el género, mostrando que el tango podía ser a la vez moderno y fiel a sus raíces.

"Alorsa sabía que el tango necesitaba renovarse para seguir vivo", explicó Castiello. "A través de su obra, le dio una sobrevida al género. El 'gordo', como le decíamos, fue un luchador, alguien que nunca dejó que el tango se pusiera rígido. Por eso su obra es tan trascendental". Y continúa: “Hoy, muchos de los cantores y poetas contemporáneos que han surgido en la última década deben mucho a lo que Alorsa y La Guardia Hereje hicieron por el tango”.

Otro aspecto que marcó la obra de Alorsa fue su relación con el fútbol. Pandelucos era un ferviente hincha de San Lorenzo de Almagro, y esa pasión por el fútbol se trasladó a sus letras, especialmente en la emblemática canción ‘Para verte gambetear’, dedicada a Diego Maradona. "Cuando canto ‘Sin orsai’, no puedo terminarla", reconoció Castiello. "La emoción me supera, porque Jorge tenía esa sabiduría que solo te da la cancha, esa misma sabiduría que destilaba en sus letras".

Este costado futbolero no es casual, pues Alorsa entendía que el tango es un reflejo de la vida misma, con sus pasiones, alegrías y tristezas. "El fútbol es parte de la cultura popular argentina, al igual que el tango. Para Alorsa, estas dos pasiones eran inseparables", dijo Castiello.

El tango sigue vivo

A lo largo de su vida artística, Alorsa siempre buscó visibilizar a nuevos artistas y abrir espacios para que el tango se renueve. Su militancia en la ciudad de La Plata, donde organizaba ciclos como el Tango Criollo Club, y su participación en festivales como El Faro en Villa Urquiza, son un claro ejemplo de su compromiso con el género. Según Castiello, esos ciclos no solo representaban una oportunidad para mostrar nuevas voces del tango, sino que también permitían que los más jóvenes se conectaran con la tradición del género de una manera fresca y vibrante.

"Me gustaría que se repitiera un movimiento similar al de los años ’40", reflexionó Castiello. "El tango sigue siendo un género con mucha vitalidad, y hay muchos artistas nuevos que están contribuyendo a su renovación. Lo importante es que esas composiciones estén a la par de los tangos tradicionales, para que los tangueros de siempre puedan escuchar a Alorsa y los jóvenes a otros artistas como Acuafuerte", agregó.

Hoy, cuando se recuerda a Jorge “Alorsa” Pandelucos, queda claro que su legado sigue vivo, tanto en su música como en la manera en que transformó el tango. En su corta pero intensa vida musical, Alorsa logró que su obra trascendiera los límites del tiempo y del género, dejando una marca imborrable que sigue inspirando a nuevas generaciones de músicos y poetas. "Lo que hizo Alorsa fue increíble", dijo Castiello. "Con La Guardia Hereje, Jorge logró lo que pocos: renovar el tango sin perder su esencia. Fue un gran poeta y un gran luchador, y eso es lo que lo hace eterno".

Alorsa ya no está, pero su legado perdura. Como el mismo Castiello dijo: "El tango sigue vivo gracias a todos los que, como él, luchan por mantenerlo en movimiento". Y esa lucha, sin lugar a dudas, seguirá resonando en las calles, en los bares y en los escenarios, como un homenaje eterno a un hombre que logró darle al tango del siglo XXI una voz propia, irrepetible y única.

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