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El Chango Spasiuk y una noche chamamecera a "Taco y Suela"

El músico, acordeonista y compositor está recorriendo escenarios con un espectáculo que invita a danzar a partir de composiciones tradicionales de chamamé, polca y schotis, tres de los géneros musicales que pueblan la música del litoral.

“Se trata de un espacio de encuentro por sobre todas las cosas, para mover el cuerpo y celebrar la música en vivo y la danza. La ciudad de La Plata, ha sido siempre muy receptiva a cada uno de los proyectos que yo he llevado con diferentes formaciones, así que me siento muy conectado y me entusiasma la idea de visitarlos”, explica el músico sobre el repertorio sostenido en "Taco y suela" por cuatro acordeones, guitarras, percusión y contrabajo. El pasado viernes se presentó en La Plata.

“Es un proyecto que me gusta mucho, porque una de las características que tiene es que hay muchos jóvenes s una invitación a celebrar la posibilidad de encontrarnos es un espacio común, para que todo el mundo se sienta invitado y convocado a venir con ropa cómoda a bailar, si sabe bailar, o a mover el cuerpo con una música poderosa”, dice sobre esta propuesta

El músico misionero estará acompañado por los acordeonistas Emiliano López, Enzo Demartini y Santiago Torres; Facundo Cano, en el contrabajo y Fátima Serpa en la guitarra. Completan el grupo Marcos Villalba (percusión, guitarra y voz) y Diego Arolfo (guitarra y voz), con quienes el músico viene trabajando desde hace muchos años. De la fecha, formará parte también DJ Lauphan, quien pasará temas remixados que fueron seleccionados junto a Spasiuk para preparar el ambiente, funcionando como puntapié del show en vivo.

“Hay países en donde yo giro, donde en un mismo espacio hay jazz, música clásica, rock y música electrónica, es decir circula por allí, toda una diversidad de contenidos. Pero acá pareciera que hay salones y espacios para un tipo de música y para otro tipo de músicas hay otros espacios. Entonces, si querés escuchar chamamé en vivo, solo te queda acercarte a algún salón comunitario en algún lugar del conurbano bonaerense”, explica Spasiuk.

“Con este espectáculo, buscamos romper esas fronteras y tocar estas músicas en vivo, en espacios donde nunca se pueden escuchar y de ese modo invitar a quien tenga ganas de acercarse y se deje atravesar con una música, que de alguna manera directamente está relacionada con nuestra historia”, cuenta a Cacodelphia. “Porque el chamamé, no solo tiene que ver con sus lugares de orígenes, sino que es un género que atraviesa nuestro país de punta a punta. Tiene que ver con nosotros, con nuestros padres y abuelos, con el lugar de dónde venimos, y es una de las tantas formas de la belleza”, suma.

Horacio Eugenio Spasiuk, más conocido como el “Chango”, apodo que surgió en su niñez, es considerado un referente de una mirada muy contemporánea de esa tradición que se conoce como el chamamé. “Soy un músico formado en la tradición del chamamé, pero disfruto de la música electrónica, el jazz y la cumbia”, explica. “Me pregunto, entonces, por qué esta música no está dentro de ese abanico y por qué no circula de una manera natural y espontánea. Hay algunas cosas que hay que destrabar para que todas las músicas tengan la oportunidad de circular libremente en diferentes tipos de ámbitos. Y eso es algo que vengo haciendo desde hace muchos años, donde he tocado en teatros de música clásica y en festivales de jazz, porque no quiero que me sienten en un lugar de donde no me pueda mover, quiero tocar en otros lugares y no por una cuestión comercial, sino para compartir lo que uno hace con diferentes públicos. Porque sé que los otros públicos tienen también esa sensibilidad, para poder celebrar y disfrutar de estas músicas. Me gusta ese desafío, lo intento y es algo que me entusiasma”, reflexiona.

40 años con los sonidos del acordeón

"Taco y Suela" gira alrededor de composiciones tradicionales, compuestas por Tarrago Ros, Transito Cocomarola e Isaco Abitbol, entre otros. “Lo que hacemos es interpretar un repertorio con el que aprendí a tocar hace 40 años el acordeón. Es decir, en vez de pedirles a las nuevas generaciones de acordeonistas de esta tradición que aprendan mis composiciones, arrancamos tocando aquellas canciones, con las que yo aprendí y ellos están hoy aprendiendo también”, anticipa.

“Son músicas que están muy vigentes, es un repertorio que está muy vivo, en la tradición interrumpida de la enseñanza del acordeón, no es un cuadro viejo que uno esta desempolvando y trayendo al presente, porque ha quedado olvidado. Son canciones y composiciones que nosotros buscamos reinterpretar a mi manera y con mi mirada y de ese modo, quizá, también, despertar un cierto grado de curiosidad”, describe Spasiuk. Y agrega: “Cuando en Canal Encuentro, hacíamos ‘Pequeños Universos”’, aprendí que el universo sonoro de una tradición, no se podía contar en 25 minutos, por eso buscábamos con ese programa despertar la curiosidad. Todo lo demás lo hace aquel que por ahí se siente tocado. Ojala, entonces, que no todo quede en este concierto y que sea este encuentro, un disparador para el oyente”.

En diciembre del año 2020, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró al chamamé, la tradicional música y danza litoraleña, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su trascendental aporte a la cultura en todo el continente.

“El chamamé es una música que en los últimos años, ha crecido y ha ganado nuevos espacios, o por lo menos se ganó el derecho de ser mirado desde otra perspectiva, y la pronunciación de la Unesco, creo que ayudo a qué eso suceda. En la Argentina tenemos el tango y el chamamé, que han sido declarados bienes culturales de la humanidad, y eso de alguna manera es una invitación a que todos reveamos nuestra relación con esos mundos sonoros”, expresa el músico nacido en Apóstoles (Misiones), el 23 de septiembre de 1968.

“Gracias a los compositores e intérpretes que ha tenido el chamamé en los últimos años, el género ha ganado espacios y ha llegado a distintos escenarios y yo me siento parte de ese trabajo, ya que hace más de 30 años vengo haciendo esto. Me siento parte de toda una nueva generación de músicos, que trata de hacer lo que le toca en este tiempo lo mejor que puede”, señala.

Desde hace más de 30 años el músico viene buscando una sonoridad que lo represente. Y buscar, dijo, ya es una respuesta. “Yo no sé si lo que uno está tratando de hacer es renovar o ampliar el género, en el fondo sí entiendo, que lo que uno está buscando, es su propio sonido, y para eso desarrolla un montón de proyectos y va en un montón de direcciones, porque lo que está buscando es su propio rostro y eso no lo puede buscar solo en su cabeza. Es prueba y error, llevando adelante proyectos, grabando, tocando en vivo y viendo qué funciona y que no. Entonces, cuando ese trabajo lo haces durante mucho tiempo, de golpe empieza a aparecer algo que está conectado con la visión que tenés de la belleza. Esa búsqueda de alguna manera es lo único que importa, porque nunca se agota”, expresó el artista misionero", afirma.

“En ese sentido pienso siempre en el mundo musical de Astor Piazzolla, quien podría haberse sentado en sus laureles, sabiendo que ese sonido que estaba buscando lo había encontrado hacía más de 30 años y sin embargo, parecía que recién estaba empezando y seguía buscando desesperadamente su sonido y ese entusiasmo es muy contagioso, muy bello y muy inspirador”, explica.

En enero de 1989, luego de recibir el premio “Consagración”, en el Festival Nacional de Folklore de Cosquin,  el músico, registró su primer trabajo discográfico que fue editado por el sello “m y M”, y simplemente llevó su nombre. Su discografía con registros como “La Ponzoña” (Premio ACE 1996), “Polcas de mi tierra (Premio Gardel 1999), “Tareferos de mis pagos (disco por el cual fue premiado por la BBC World Music Award de Londres como mejor artista revelación), “Pynandi” (Premio Gardel 2008), “Tierra colorada en el Colón” (Premio Gardel 2015) y “Otras músicas”. En el año 2019 edito “Hielo azul tierra roja” y el año pasado Eiké! Entrar en el alma.

Cuando miro para atrás, veo que han pasado más cosas de la que yo hubiese proyectado o imaginado, todo lo que vino es más de lo que pensé cuando arranque. Lo que pasa es que el horizonte se fue corriendo y yo seguí caminando, y eso no tiene que ver con la ambición, sino que las cosas fueron apareciendo. Algunas de ellas funcionaron mejor y otras no, pero todas han sido parte del aprendizaje, por eso no me puedo quejar y estoy totalmente agradecido, porque la vida ha sido muy generosa conmigo, me ha dado mucho conocimiento, muchas herramientas y me ha propuesto muchos desafíos, para poder llevar adelante un montón de proyectos”, repasa el músico apostoleño.

“Hoy tengo ganas de seguir, de buscar más, de intentar, porque tengo muchas cosas para decir y en la medida que pueda lo voy a seguir haciendo. No estoy para el descanso del guerrero todavía, se lo que quiero y quiero ir en busca de ello, no es que digo ya está. Si miro para atrás veo que he hecho realmente muchas cosas, pero tengo mucho todavía por hacer”, expresa Spasiuk.

“Este año voy a editar lo que grabamos con la orquesta ´Sur del sur’, en una iglesia, con un ensamble de cuerdas, algo de Eiké!, que me quedo suelto y que no alcance de terminar de pulir, un concierto que grave con el guitarrista noruego, Per Einar Watle, con quien grabamos ‘Hielo azul tierra roja’, y con quien toque en Noruega en un mausoleo donde grabamos un disco en vivo muy experimental, que vamos a editar en septiembre. Y mientras tanto seguimos tocando en vivo, porque eso es irremplazable”.

El Chango Spasiuk aprendió música de la mano de su padre Lucas que era violinista y su tío Marcos, guitarrista y como su papá carpintero. En aquel patio de su casa, comenzó a tocar el acordeón a piano cuando tenía diez años escuchando a referentes chamameceros como Isaco Abitbol, Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Tarrago Ros, Blas Martínez Riera y Luis Ángel Monzón.

Cuando comencé me hubiese encantado que mis referentes me invitaran a tocar, pero eran otros tiempos y había otra manera de relacionarse. Así que de alguna manera muchos de mis gestos están relacionados con cosas que a mí me hubiesen gustado tener, y no es que estoy enojado, porque entiendo que aquellos eran otros tiempo, la gente era más reservada y los cruces no se daban de una manera tan fluida en la tradición del chamamé. Hoy por suerte es más fluido el diálogo y el intercambio entre aquellos que disfrutamos de un lenguaje que amamos, que es el del acordeón y este tipo de música que es el chamamé”, repasa.

Referentes

El “Chango” Spasiuk ha presentando su música por diferentes partes del mundo y por su aporte cultural ha recibido importantes distinciones como el Premio Konex de platino como “Solista masculino de folklore de la década” y el “Doctor Honoris causa”, de la Universidad Nacional de Misiones, entre otros. Con 35 años de trayectoria, es hoy considerado un referente del folklore y de la música del nordeste argentino y junto con Ramón Ayala, Blas Martínez Riera (Blasito), Luis Ángel Monzón y María Ofelia completan el cuadro musical de Misiones.

“Me siento muy alagado de que me consideren parte de ese entramado musical que da cuenta de la rica y bella sonoridad de mi provincia”, dice el músico. “Pero si ustedes quieren saber de dónde arranca mi música, hay que escuchar a Blas Martínez Riera (Blasito) y a Luis Ángel Monzón, ellos fueron fundamentales en mi sonoridad”, suma.

“Blasito ha sido un músico, autor, compositor, docente, recitador y conductor muy generoso conmigo, he podido tocar con él y con sus hijos y lo he homenajeado en discos míos. También pude tocar con Luis Ángel Monzón, un hombre que hizo bailar a todos, un gran vendedor de discos, a quien he conocido muy de cerca. La primera grabación profesional que hice, fue en su último disco ´Gringo y guaraní’, donde me invito a viajar a Buenos Aires, mientras yo estaba todavía en la secundaria”, expresa Spasiuk sobre el acordeonista y compositor misionero.

Spasiuk menciona también a Arturo Hilario “Lalo” Doretto, periodista, cantor, compositor y guitarrista misionero y a los hermanos Félix y Héctor Chávez, nacidos en Concepción de la Sierra. “La misma ciudad donde nació Luis Ángel Monzón, ellos han compuesto, ´Tarefero de mis pagos´, ´Acento misionero, ´Viejo caballo alazán´ y Éste mate nuestro”, que de los chamames cantados, son mis preferidos y, por eso he recreado tanto su obra. A los Hermanos Chávez, me los hizo escuchar María Ofelia, otra gran referente de la cultura musical misionera, una pionera, junto con la correntinas Ramona Galarza y Teresa Parodi, que llenaron un montón de espacios con sus proyectos y abrieron un montón de puertas”, opinó. “Si bien, yo tengo una manera muy contemporánea de rever esta tradición a la cual pertenezco y mis proyectos tienen mi impronta, de alguna manera siempre hubo un lazo con todos esos grandes referentes”, expresó finalmente el músico quien también recordó a Ramón Ayala.

“No se puede pensar en Misiones sin Ramón, pero dejarlo a Ramón y a su poesía solo para la provincia es muy poco, porque a través de su poesía pensó el país y el continente. Por eso hay que invitar a la gente a que busque sus poesías, su pintura, que lo investigue y lo estudie”, dice sobre Ramón Ayala, cantautor, escritor, poeta y pintor misionero que fallecía en diciembre de 2023. “Y aunque ya no esté más con nosotros físicamente, ha dejado una obra en la cual hay que sumergirse, porque allí hay un alimento muy bello que vale la pena comer. Es muy lindo lo que nos dejo, lo he conocido, lo he tratado y hemos discutido con él, pero mis diferencias estéticas sobre determinadas cuestiones, nunca anulo mi entusiasmo por leer su obra y celebrarla”, concluye.

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