El duelo de un desamor es la invitación de Carmen Sánchez Viamonte en su último álbum, Mala. Atravesar las emociones, exponerlas, sacar la bronca afuera para que prevalezca el amor. Esa la propuesta de uno de los discos más oscuros que compuso hasta el momento. Y a quien le calce el guante, que se lo ponga.
Que Carmen Sánchez Viamonte encuentra en los vínculos humanos su principal materia prima no es novedad. Tampoco que desde que salió su disco La Fuerza estos vínculos también nos permiten hablar de salud mental. Después de todo, somos personas y somos comunidad, y en esa tensión pasa de todo.
Sin embargo, en Mala, la compositora platense propone abordar la complejidad del desamor sin romantizarlo: los vínculos son idealización, deseo y placer así como también confusión, frustración y enojo. Las emociones no son "malas", atravesarlas no nos hace "malos". Y de hacerlo "voy a ser la más mala de todas", declara Carmen en el living de Radio Futura.
El disco propone "un ciclo mental" que se da en la cabeza de la cantante. Si empieza con melodías pop y letras insinuantes es porque estamos ante la primer fase de un duelo: la negación. "Es como esta cosa de me siento un poco mal, pero lo estoy metiendo abajo de la alfombra", ejemplificó.
"Cronos", fue el primer tema difusión del álbum y es también el que abre la narrativa. Nuestra protagonista advierte que los eventos que se desenvuelven en el tiempo no dependen de ella. A pesar de eso, "todos quieren tenerme completa y nadie pregunta cómo completarme", reza la letra.
"'Electricidad', que es el track 5, es 'bueno, esto se me está saliendo por los poros'. Y 'Le temes a la oscuridad' es tocar fondo, es la depresión", detalla Carmen. El duelo no es lineal: "Citando a Marilina Bertoldi, lo que nadie te dice de la depresión es que después de la tristeza viene la ira. Después de esta canción arranca la segunda parte, el lado B de este disco, con Piso 5. Es una canción ya un poquito más rockera, un poquito punk también, y de ahí no para. Va escalando esa agresividad en lo sonoro y en las letras también".
Fiel a su espíritu, la artista que concluyó el 2023 llenando el Teatro Sala Opera de La Plata, cierra el disco con 'Duelo/Ha llegado el amor'. "Para mí son dos cosas que van de la mano. Es como la instancia de aceptación. Quería terminar este disco, que es probablemente el disco más oscuro que hice hasta el momento, con un mensaje de la prevalencia del amor. Después de todo esto que nos pasó, la enseñanza final es que, ante todo eso, lo que siempre nos salvó fue este amor más poderoso que nada. Es una canción que habla de mi familia, además".
Mala propone, entonces, vomitar eso que nos envenena para volver a lo que nos une. Volver a buscar "el sentido de comunidad y de fortaleza en base al amor", eso que nos motoriza para no hundirnos en al oscuridad. "La oscuridad está siempre ahí y uno la puede observar. Pero una enseñanza familiar muy grande, familiar hablo en general, es que no hay que hundirse en eso, no hay que hermanarse con esa oscuridad y siempre lo que me ha tirado para el otro lado ha sido mi familia y eso es un poco lo que plantea esta canción".
"La oscuridad está siempre ahí y uno la puede observar. Pero no hay que hermanarse con esa oscuridad"
Mala no, Malísima
"¿Será que soy mala?", se pregunta la Carmen en Escila, anteúltima canción del disco. La maldad, el "ser mala", es una pregunta que ronda en la obra de la compositora. Desde La Casa de las Estalactitas, donde una jovencísima Carmen cuestionaba si vale la pena esa pregunta ante señales confusas de cariño, hasta esta parte, ella creció junto a su obra y encontró una respuesta: no lo vale. Llegado el caso, si hacernos cargo de eso que sentimos la hace mala, entonces será malísima. "No me dan vergüenza mis sentimientos, no los mereces", corona la letra de Piñas al aire.
Muchos de los temas compuestos en la producción lanzada en octubre de 2023 son una continuidad narrativa de su antecesor La Fuerza. Un lado B donde la cosa se pone tensa, todo parece extremo, no hay tiempo para medias tintas. "Me 'vulnerabilicé' por completo. Creo que esa es la diferencia puntual que tiene en La Fuerza. Fue como un poquito de 'abro esta puertita, con mucho miedo, a ver qué les parece'. Y en este disco fue un 'acá estoy yo, con todas las partes'".
Carmen ya no es agua en este disco, se funde en la tierra para ser un gigante de barro que no escapa de un sonido sucio y un lenguaje directo para decir unas cuantas verdades.
De esta forma, el universo Sánchez Viamonte continua su narrativa expansiva. Fiel a una propuesta que comenzó con Eva, su segundo disco solista, ella continúa sumando a las mujeres de su vida en las portadas del disco y las personifica de deidades vapuleadas por la historia.
Una particularidad: las tapas oscurecen con su narrativa. Ya no está la antorcha de Hécate iluminando la noche. En Mala estamos asistiendo a un amanecer de lluvia, a una tormenta que pasará y nos encontrará sucios con los pies en la tierra. Los elementos naturales, la mitología, las referencias a la cultura pop "son parte de un lenguaje simbólico que busco construir" y dialogan en este disco que cuenta con su versión extendida, Malísima, que incluye tres bonus tracks.
Si se trata de ser mala, Carmen esta decidida a ser la más mala de todas.