A 100 años de su nacimiento, homenajes y reconocimientos dan cuenta que sus versos todavía resuenan en las calles.
“Es un año muy intenso que estamos viviendo con mucha emoción. El homenaje en Cosquín fue muy conmovedor y también lo fue el que se realizó en el Centro Cultural Kirchner. Ambos tuvieron una carga muy emotiva”, expresa Felipe Lima, uno de los hijos del poeta nacido en Morón el 15 de septiembre de 1923.
Sobre el escenario Atahualpa Yupanqui del Festival de Cosquín, bajo la dirección la artística de Enrique Llopis, en enero se realizó un tributo musical a Hamlet Lima Quintana. Participaron Marián Farías Gómez, Casiana Torres, Carlos Bergesio, Julio Lacarra y Mónica Abraham, entre otros. Por otro lado, en el Auditorio Nacional del CCK, la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” lo homenajeó a comienzo de marzo a través de un concierto que contó con la dirección de Manuel López Gómez y la participación de Juan Palomino, Julia Zenko, Mónica Abraham, Juan Iñaki, la curaduría de Felipe Lima y arreglos de Guillermo Cardozo Ocampo y Nahuel Quipildor.
Felipe Lima es un reconocido realizador audiovisual que trabajó una década en el Gran Teatre del Liceu, el teatro de la ópera de Barcelona; y formó parte del equipo de edición del ciclo de biografías documentales de NatGeo “Bios”. El año pasado presentó “Hamlet Lima Quintana, el poeta” un cortometraje dirigido por él con guion de su hermano Juan Martín que funcionó como un comienzo para el rodaje de una película sobre la vida del artista.
“El año pasado comenzamos a rodar y tenemos la intención que ese documental este lo más pronto posible. Se trata de un trabajo largo y complejo, porque contamos con muy poco material audiovisual y porque pretendemos realizar una película que de cuenta sobre la vida y la obra de Hamlet”, contó el realizador, cantante y compositor.
Al ser consultado sobre cómo ha sido reencontrarse con su padre, con su figura, y revisar algo de esa historia, asegura que ha sido un trabajo interesante y complejo. “Me resultó más sencillo cuando revisitamos la parte de su vida más lejana, donde voy descubriendo y donde logró tomar más distancia. Pero es muy difícil, porque a medida que vamos conociendo esas historias, la carga emotiva se hace muy intensa, ya que caemos en la cuenta que ya no lo tenemos para preguntarle algunas de esas cuestiones que vamos descubriendo”, describe.
Hasta ese momento, Jorge Denti, cineasta argentino recientemente fallecido había realizado el único documental que daba cuenta de numerosos aspectos de la vida y la obra de Hamlet. “Nosotros buscamos con este nuevo trabajo abordar su militancia política y su manera de vivir, tan consecuente con su ideología y reconocer toda la huella que fue dejando la construcción de su oficio de poeta, desde su primer libro en 1954 ´Mundo en el rostro´, hasta ´Ángeles en la tierra´, un libro póstumo que dejó preparado para su edición”, expresa.
Hamlet Lima Quintana, ejerció el oficio de músico y cantor entre 1940 y 1960, primero en la compañía de Ariel Ramírez y luego con los grupos Los musiqueros, cuarteto vocal que completaban el Chango Farías Gómez, Mario Arnedo Gallo y Antonio Rodríguez Villar y más tarde en Los Mandigas. También formó un dúo con Mario Arnedo Gallo y finalmente fue solista, hasta que dejó de cantar. Escribió más de 30 libros de poemas, una biografía de Osvaldo Pugliese y más de 400 canciones entre las que se cuentan “Triunfo de las salinas grandes, “Los pueblos de gesto antiguo”, “Zamba para no morir”, “La amanecida” y “Yo no me voy de la vida”, entre otras, muchas de ellas junto a grandes músicos como Arnedo Gallo, Enrique Llopis, Oscar Alem, Emilio de la Peña, entre otros.
Un hombre común
“Hamlet fue fundamentalmente un hombre común, fue un poeta argentino, porque ejerció la palabra, pero se sintió siempre un hombre del pueblo y eso es lo que también pretendemos reflejar en el documental. Toda esa vida que contó en “Crónica de un semejante”, ese libro que termino costándole su trabajo en la redacción del diario Clarín”, describe Lima.
Trabajando de periodista Hamlet tuvo compañeros como Raúl González Tuñón y Juan Gelman. "El modo de encarar ese trabajo le permitió seguir siendo poeta y escritor y mantener de ese modo cierta creatividad y el compromiso con su propia obra. Si bien él hacía colaboraciones periodísticas desde los años ’60, en la Revista Folklore, por ejemplo, en ese tiempo de cronista logró llegar a la gente”, recalca en diálogo con Cacodelphia.
Hamlet Lima Quinta nació en Morón en 1923 pero desarrolló su formación artística en Saladillo. “Allí se crió con su familia materna, con los Quintana, que fueron descendientes de la tribu mapuche Coliqueo. En esa casa, la música y la poesía eran algo habitual, porque mi abuela tocaba el piano y mi abuelo la guitarra y además escribía poesía. Todo eso a Hamlet lo termino de marcar. Allí asumió el amor por la palabra y a partir de su madre asumió esa conciencia y ese amor por la tierra”, repasa.
“A partir de su poesía, Hamlet, se acercó por un lado al hombre de la ciudad y su crianza en Saladillo le permitió conocer en profundidad a la gente del campo, que es lo que lo convirtió en el poeta de la llanura. Su poesía entonces, esta atravesada por esas dos vertientes”, expresa su hijo.
Tres años después del comienzo de la última dictadura militar, en 1978 una bomba explotó en la Casa Latinoamericana, donde Hamlet, solía dar charlas y talleres y lo forzó a iniciar su exilio hacia España. “En eso años comenzó a tener muchos problemas para actuar, después llegó la prohibición directa y luego llegaron las amenazas. Ya para entonces Armando Tejada Gómez estaba en España y Carlos Alonso en Italia, quienes le piden que se vaya del país. Carlos Alonso, incluso le envía un cuadro pidiéndole que lo venda y con ese dinero se saque un pasaje para Madrid. Pero Hamlet, no lo quiso vender, dijo que no podía vender y se lo llevó a la hermana de Alonso. Luego entre todos juntaron el dinero y le pagaron el pasaje para que vaya a España”, recuerda su hijo.
En España con Enrique Llopis -a quien consideraba un hijo- y Luis Corniero realizaron un espectáculo que lo tuvo en el exilio muy ocupado. "De todos modos, dechaba mucho de menos a la familia y es que Hamlet no aceptaba salvarse solo, entonces regreso al país, a sufrir, porque aquí no pudo hacer nada, estuvo escondido y alejado”, dice.
“Mi padre siempre tuvo una relación muy estrecha con los artistas plásticos. Hubo allí un vínculo que quizá surgió por su pasión por la pintura, que abandono en los años 50, porque decía que era un colorista apenas afortunado y, que no podía dedicarse a la poesía y a la pintura simultáneamente”.
A lo largo de su vida, tuvo relación con los artistas plásticos Carlos Alonso, Carlos Terribili, Rodolfo Campodonico y Jorge Matalía. Ellos colaboraron en sus libros que hoy están agotados y por hoy la Biblioteca Nacional está trabajando para su reedición.
Felipe Lima asegura que la poesía de su padre viene siendo reconocida, aunque lamenta que ese reconocimiento no haya sido en vida: “Es una cuenta pendiente que injustamente lo era cuando él estaba vivo”.
“Desde hace un tiempo notamos que hay como un reconocimiento especialmente popular en donde su figura y su obra han empezado a revivir y nosotros estamos dispuestos a colaborar con eso. Por eso este año queremos reeditar su obra para que llegue a los niveles académicos, que esté en las bibliotecas, en los colegios porque creemos que es muy necesario, porque como siempre decimos, Hamlet es un poeta de consulta permanente”, expresa.
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