Un repaso histórico de la hazaña judicial que se abrió camino para condenar los crímenes cometidos durante el Gobierno dictatorial de Francisco Franco. Transición democrática y miedo a la guerra como mecanismo de control social.
Corría abril de 2010 cuando Darío Rivas, emigrante español que residía en Argentina, presenta públicamente la querella contra los crímenes del franquismo ante la Asociación de Abogados de Buenos Aires. Lo acompaña un equipo jurídico encabezado por Matías Bailone, un representante de la de la Asociación de Recuperación para la Memoria Histórica (ARMH), Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo; Nora Cortiñas, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo; Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz.
Rivas tenía 95 años y desde 1952 buscaba los restos de su padre fusilado por la Falange en octubre de 1936, por haber sido alcalde republicano en Castro de Rei (Lugo). Hacía un tiempo se había contactado con Emilio Silva de la ARMH para que lo ayudara a concretar su búsqueda.
La presentación de la querella simboliza el punto de partida de un proceso que sigue hasta el día de hoy y que ha permitido visibilizar a las víctimas, señalar a sus verdugos y dar un tratamiento penal a las violaciones de Derechos Humanos de la dictadura franquista, sumando la voz de otros colectivos como el de los militantes torturados por la policía franquista, familiares de desaparecidos; y familiares de republicanos deportados a los campos de concentración nazis.
Matías Bailone, profesor de Derecho penal y criminología de la Universidad Nacional de Buenos Aires, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde ofreció un recorrido oral por la historia política y social de España, desde los años de la Guerra Civil hasta el presente, haciendo un particular hincapié en la posibilidad de reparación histórica que se abrió a partir de la querella contra los crímenes cometidos durante el franquismo que impulsó junto a Emilio Silva, presidente de la Asociación de Recuperación para la Memoria Histórica, y el juez Eugenio Raúl Zaffaroni, en ese entonces parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación argentina.
“Son 40 años de una dictadura sangrienta, una dictadura fascista que se vuelve ultra católica en los años 60, y durante ese tiempo el franquismo le inculcó a los españoles que no se podía hablar de la Guerra Civil, que no se podía hablar de los conflictos surgidos en la década del 30 porque era resucitarlos, era volver a traer la violencia a una España que estaba con la paz de los cementerios, fue muy complejo para que las generaciones siguientes, la generación de los nietos y los bisnietos, que recién hace diez años atrás, cinco años atrás, pudieron traer estos temas de nuevo”, explicó Bailone.
El criminólogo repasó cómo fue el momento en que decidieron tomar cartas en el asunto y retribuirle al juez español Baltasar Garzón lo que éste había hecho por Argentina en el marco de los juicios contra los genocidas de la última dictadura: “Veníamos trabajando en la querella desde el año 2008, pero recién la activamos y la presentamos cuando se cierra la posibilidad de juzgamiento en España, es decir cuando el Tribunal Supremo Español aparta a Baltasar Garzón del Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional y le prohíbe investigar este tema, entonces ya que en España no se va a juzgar, nosotros tenemos la obligación de hacerlo de acuerdo al principio de jurisdicción universal que establece el artículo 118 de la Constitución Argentina donde se reconoce la jurisdicción de los jueces de la capital para intervenir en crímenes internacionales”.
Consultado sobre cómo fue el momento posterior a la caída del franquismo y por qué no se dio allí un proceso de lucha por la memoria y justicia de las víctimas de la dictadura, Bailone dijo que “lo que sucede en los años de la transición española es de un altísimo nivel de complejidad política y social, inclusive de mucha violencia, no sólo violencia de parte del régimen que estaba cayendo, de la dictadura que se estaba yendo, sino también de violencia social de parte de las agrupaciones obreras y estudiantiles”.
A modo de síntesis, el entrevistado recordó que el franquismo y los gobiernos que le sucedieron “metían miedo a la sociedad española, el franquismo gobernó 40 años con miedo a que volviera una guerra civil, ellos metían miedo con eso, decían que iba a volver la guerra, la hambruna, la España atrasada, una España donde la gente se muere de hambre, fueron muchos años de violencia que se aprovechó por parte de los constructores del régimen del futuro para evitar que se reclame justicia”.
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