Al sur del Abya Yala; en el territorio al que se impuso el nombre de Argentina, hace 34 años el movimiento de mujeres, lesbianas, trans, travestis, indígenas, negras, afro y racializadas nos reunimos para debatir sobre cuáles son las problemáticas que nos afectan. Habilitamos procesos de ruptura con las estructuras de poder sobre nuestros discursos y nuestras cuerpas; junto a miles de personas de todo el país y recorriendo el territorio de manera federal. El año pasado, en el territorio ancestral Mapuche y Tehuelche, 60 mil voces hermanas nos encontramos durante 3 días para continuar en unidad las luchas por una vida libre de violencias, por el ejercicio del deseo y la autonomía. Volvimos a organizarnos contra la trata, los femicidios, por la separación de la iglesia y el estado, contra las políticas de ajuste, los despidos y represión, para que dejen de criminalizarnos, por la libertad y el derecho al goce, para exigir aborto legal, seguro y gratuito. Pero, además, nos pronunciamos masivamente por el fin del silencio y la defensa de la Madre Tierra; por el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Hicimos memoria de la historia que guardaron las Abuelas y Madres, de la hazaña de sus luchas y del dolor de su tragedia de más de 500 años. Que son, en el espiral del tiempo, las mismas que las nuestras. En Trelew nos pronunciamos plurinacionales y diversas, entendiendo el carácter racista y aniquilador de la construcción de un estado Nación que se levantó sobre el genocidio y etnocidio de nuestras ancestras y nuestras culturas. En cada una de las 16 antiguas lenguas nos nombramos mujeres, trans, travestis, lesbianas, originarias, negras, racializadas, afro, migrantes, campesinas, disidentes. Nuestro grito estalla la norma heterosexual, binaria y patriarcal, sacude los 36 rincones de nuestros Pueblos preexistentes y refunda el ciclo milenario de los calendarios que el Estado y la Iglesia no podrán detener jamás. Somos más. Somos las y les que fuimos siempre. A LA CLANDESTINIDAD Y A LA INVISIBILIZACIÓN NO VOLVEMOS NUNCA MÁS.