¿Qué conexión puede haber entre los hippies de los 60’ y los narcopolicías de Córdoba?, ¿entre el ex presidente de los Estados Unidos Richard Nixon y el reciente regreso de la DEA a la Argentina? Mariano Fusero, de la Asociación Pensamiento Penal, hizo un recorrido histórico que termina buscando responder una pregunta actual: ¿cómo llegamos a la tragedia de Time Warp?.
En pocas semanas, la guerra contra las drogas cumplirá 45 años. Fue el 17 de junio de 1971 cuando el presidente Nixon afirmó que “el enemigo público N°1 de Estados Unidos es el abuso de drogas”. Por primera vez, se introdujo el discurso y la lógica bélica para hablar de la lucha contra su consumo.
En 1994, el asesor de Nixon, John Ehrlichman, sostuvo que la guerra a las drogas era en realidad una estrategia para luchar "contra los hippies y la izquierda opositora a la guerra de Vietnam", y, a su vez, contra la población afroamericana que reclamaba por sus derechos civiles. Así se lo dijo al periodista Dan Baum en una entrevista recientemente publicada: “sabíamos que no podríamos hacer ilegal protestar contra la guerra o ser negro, pero al hacer que el público asociara a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína, y al criminalizar a ambas cosas severamente, podríamos desbaratar comunidades”. Sostuvo que con la excusa de la guerra, “podíamos arrestar a sus líderes, allanar sus hogares, terminar con sus juntas y humillarlos noche tras noche en los noticiarios nocturnos. ¿Sabíamos que mentíamos sobre las drogas? Claro que sí”
El abogado Mariano Fusero recuperó esta historia para indicar cómo la lucha contra el narcotráfico “fue siempre utilizada como una excusa intervencionista”, por parte de Estados Unidos.Sus palabras encuentran referencia en el testimonio de Michael Levine, agente de la fuerza antidrogas estadounidense, (DEA), en Argentina durante la última dictadura militar. “La CIA le pagaba a los militares argentinos para que protejan a narcotraficantes que luchaban contra la izquierda en Bolivia”, dijo en una entrevista con Radio Futura en 2015.
Señaló Fusero que el alineamiento de Argentina con Estados Unidos se vería reforzado desde el principio del gobierno de Carlos Menem, siendo la actual ley de estupefacientes, una de las primeras sancionadas durante su presidencia. Afirmó que la ley fue uno de los primeros pasos en las relaciones carnales que regirían el país durante los 90’.
La mutación de la política antidrogas de Nixon, continuaría en Argentina. En 2005 se aprobó la ley de desfederalización parcial de la competencia penal en materia de estupefacientes. Ésta brinda la posibilidad a las provincias que deseen adherirse, de perseguir la tenencia y la venta de drogas en pequeña escala, práctica conocida como el “narcomenudeo”. Un informe realizado en 2014 por la Procuraduría de Narcocriminalidad, enfocado en la Provincia de Buenos Aires, dio cuenta del impacto: aumentaron un 200% las causas que procesaban la tenencia, y decaído a niveles mínimos la persecución de los delitos más complejos del narcotráfico.
La estrategia de Nixon para combatir a los pacifistas y a los militantes afroamericanos, llegó a la Argentina como utilidad política. Asegura Fusero que la lucha contra el narcotráfico “partió de buscar enemigos de consenso, chivos expiatorios de todos los males, para encubrir otras falencias”. Sostuvo así que “tenemos varias provincias que desfederalizaron, basándose en campañas de ley y orden, diciendo ‘yo voy a perseguir de manera eficaz el narcotráfico', y de esta manera se apropian de la funcionalidad que les sirve el sistema penal a su retórica política”.
Ejemplo de esto, es la experiencia de la desfederalización en la provincia de Córdoba, donde tuvo como correlato el “narcoescándalo”. Fue en 2013, cuando se descubrió que policías de la división de drogas cobraban coimas a narcotraficantes. Entre las pruebas del caso figuraron escuchas, declaraciones de un informante de la policía, y droga sin declarar encontrada en la jefatura de policía. En relación a este caso, Fusero afirmó que “sería una pregunta abierta si esta postura a favor de la desfederalización tiene como objetivo, administrar los recursos del mercado ilegal”. En este sentido, hizo referencia a la vasta experiencia del funcionamiento de las fuerzas de seguridad como reguladoras del delito en distintos puntos del país.
A pesar de la experiencia de las provincias adheridas a la ley, un congreso organizado por el Ministerio Público Fiscal de CABA y con participación de la DEA, hizo hincapié en la importancia de que todas las provincias sigan la misma senda.
Prohibicionismo o reducción de daños
La tragedia de Time Warp, coló en la agenda pública el debate sobre las políticas de reducción de daños, que parte de reconocer la existencia del consumo y realizar intervenciones para reducir los riesgos de la mismo. La contracara del debate, fueron las medidas prohibicionistas a los eventos de música electrónica.
Para el integrante de APP, es inevitable asociar la tragedia a las consecuencias de un mercado ilegal, no regulado por el Estado, sino por organizaciones criminales. Explica que una estrategia de reducción de daños busca que “las personas que han decidido consumir drogas, de manera recreativa, buscando una experiencia psicoatvia, sepan o tengan una idea de qué consumen y los efectos que produce, porque ninguno de esos jóvenes buscaba la muerte”. Concluyó así que “el prohibicionismo nada más sirve para el discurso, para aparentar cierta fortaleza, pero acaba provocando más daños que beneficios, porque si hay una demanda, se la va a seguir buscando en el mercado ilegal”.
Entrevista completa Mariano Fusero