En la antesala de un nuevo 24 de marzo, el proyecto reafirma su compromiso con el arte y los derechos humanos, apostando a interpelar a las personas en la vía pública mientras genera comunidad. “La idea es convertir cada día en un día de la memoria”, expresa Marcela Sanmartino.

30 mil pañuelos por la memoria se define a sí mismo como un homenaje permanente a los desaparecidos durante la última dictadura militar argentina. Desde hace ya varios años, este proyecto contribuye a mantener viva la memoria de sus vidas y sus luchas, así como la de las Madres y Abuelas. En sus propias palabras: “Nuestro deseo es que los pañuelos sean visibles al caminar por la calle, que al verlos haya gente que se sienta acompañada, que les provoque un recuerdo, como un ayuda memoria, para no olvidarlos, para decir ¡Presentes! Una y otra vez y para no permitir que la historia se repita”.
Para cumplir su propósito, el equipo detrás de este proyecto coloca una placa con la conocida imagen del pañuelo blanco de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en el frente de hogares, instituciones, plazas, centros de memoria y lugares de trabajo. Las mismas están confeccionadas en materiales que resistan al tiempo y la intemperie, como puede ser mosaico, cerámica, vitrofusión.
Marcela Sanmartino Carranza, una de las mentes fundadoras de este proyecto y su principal referente, explica que “esencialmente es una forma de arte y memoria donde el compromiso no es solo nuestro, sino de quien coloca el pañuelo”, y agrega: “Cuando iniciamos pensamos no usar pintura, pues la pintura es muy fácil de vandalizar. Empezamos con mosaico, porque era lo que yo sabía en ese momento, después se sumó la cerámica, que es bien distinto el material, pero tiene la particularidad de que se banca la intemperie, los golpes del tiempo, o sea, todo, para nosotros es una simbología de lo que creemos que tiene que ser la memoria. La vitrofusión también vino después, también hay alguien que trabaja en cemento, todos materiales perdurables”.
30 mil pañuelos por la memoria surge en marzo de 2018 en la ciudad de La Plata como una propuesta colectiva de arte y memoria, en contraposición al olvido que quería imponer el gobierno de Mauricio Macri. Según ellos mismos lo refieren, pensaron que sería un proyecto meramente local, pero en poco tiempo empezó a sumarse gente de todo el país, y esto tanto para hacer placas con pañuelos como para colocarlas en sus hogares y espacios.
“Fue una cosa chiquita que empezó en mi casa. Yo le estaba dando clases de mosaico a unas amigas, no doy clases en general, pero ellas eran una amigas. Una de ellas era Paula Kriscautzky, de la Biblioteca del Otro Lado del Árbol. Estábamos haciendo otras cosas en mosaico, se acercaba el 24 de marzo de 2018, el presidente de turno no paraba de ningunear a los desaparecidos y de tomar medidas contra el pueblo, entonces dijimos vamos a hacer un pañuelo para la biblioteca, yo les armé un pañuelo que se pegó en la biblioteca, y ahí conversando y diciendo ¿por qué si uno no tiene idea de algo no pensarlo a lo grande? Y así empezó”, recuerda Sanmartino sobre cómo se puso en marcha el proyecto.
Actualmente hay cerca de 150 personas que realizan placas como parte del proyecto, se estima que más de 20.000 pañuelos realizados y más de 15.000 pañuelos pegados en frentes de hogares o instituciones públicas o privadas. Otro dato no menor es que también han realizado numerosos talleres para realizar estas placas en centros de memoria (ex centros clandestinos de detención), escuelas, instituciones, centros de salud mental, penales, bibliotecas populares, etc.
“La idea es convertir cada día en un día de la memoria, y que no pasen estos tiempos desmemoriados. Además, cuando uno ve un pañuelo puesto ve como una mano amiga, sabes que si tenes sed y vas a tocar donde hay un pañuelo seguro te arriesgas menos a la mala onda, nos han escrito para decirnos literalmente eso y yo creo que es así”, fundamenta Sanmartino.

Para la entrevistada es importante profundizar sobre los efectos que puede tener la pieza con el pañuelo en el frente de una casa: “Generar una pregunta, todo lo que es el arte público existe para generar una pregunta, o sea, el arte tiene que colaborar con la sociedad y con los distintos momentos, genera preguntas ahora y genera preguntas a futuro. Hay gente que nos dice que les da un minuto de recordar a sus seres queridos. Yo también veo un pañuelo y en ese segundo me pasan mil cosas por la cabeza, pero también muchas madres con chicos que preguntan, ¿qué es eso?”.
“Cuando uno no conoce el símbolo es necesario explicarlo, que es lo que hacemos en muchos talleres, en particular coordinamos el proyecto dos personas en este momento, Mafe Romero y yo, y nosotras con algunas otras personas del proyecto laburamos en cárceles, barrios populares, en centro de salud mental y la verdad que empezamos los talleres poniéndonos el pañuelo y mostrándoles este símbolo que representa el pañuelo”, describe Sanmartino.
Contrario a lo que puede esperarse con el triunfo de Javier Milei en las elecciones 2023 y la institucionalización de un discurso negacionista, el interés por los pañuelos aumentó en el último tiempo: “Cuando ganó el innombrable que tenemos de presidente ahora, mucha gente empezó a escribirnos de manera desesperada. La verdad que fue muy emocionante como la gente se volcó al proyecto para decir necesito algo un poco luminoso, el arte siempre da luz, y buscar algo colectivo, porque cuando empezó este proyecto la idea fue hacer un mapa del país, que es lo que estamos haciendo, el mapa hace las veces de una pared y el mural lo forma en cada pañuelo de todo el país, que ya hay más de 20 000 pañuelos entregados. Para mí también es esa idea de comunidad que todos buscamos, la gente también busca un poco de eso”.
A modo de cierre, Sanmartino explica que el proyecto es apartidario (independiente de todo partido político, organización o institución) y sin fines de lucro, y que cada artista o taller que realiza pañuelos se financia con la colaboración voluntaria de aquellos que retiran su pañuelo, colaboración imprescindible para que el proyecto continúe y se multiplique.
Si querés una placa para colocar en el frente de tu hogar, envia un mensaje a las redes de 30 mil pañuelos por la memoria o a
quienes forman parte del proyecto.