El amigo y compañero de ruta del reconocido juglar, Héctor Esteban País, evocó su obra y su compromiso con la poesía popular. Rememoró los valores y las canciones que marcaron una generación, y alertó sobre la invisibilización de las voces independientes en la actualidad.
Rafael Amor fue juglar, poeta y cantor popular. Dejó una huella profunda en la música argentina que sigue viva, a pesar del silencio que lo rodeó tras su muerte. El 23 de diciembre de 2019, falleció en la víspera de Nochebuena, a los 71 años, dejando un vacío en el corazón de sus amigos, seguidores y colegas.
“Rafael Amor ha sido un referente para muchos de nosotros. Y se nos fue muy temprano, nos dejó mucho antes de tiempo”, asegura su amigo, Héctor Esteban País. “Como autor me impuse asumir el compromiso de interpretar en cada una de mis presentaciones la obra de Rafael”, dijo País en diálogo con Cacodelphia. El cantor formó parte del ciclo musical que buscó recuperar la obra y la memoria poética de un autor imprescindible. Este ciclo se realizó en el Centro Cultural Raíces, y contó con la presencia de referentes de la canción popular. De esta manera, a cinco años de su partida, amigos del músico Rafael Amor (1952-2019) rindieron homenaje a su obra, cantando sus temas más reconocidos y celebrando su legado.
“Se trató de una cita con la palabra y la emoción, como eran los encuentros que proponía Rafael, porque todo lo que él producía era amor y alegría”, señaló sobre el ciclo que comenzó a gestarse en el Centro Cultural Kirchner. “Después de aquel encuentro, nos juntamos en el Centro Cultural Raíces para comentar lo que había sucedido, que para todos había sido muy lindo, y ahí surgió la idea del ciclo, como una manera de mantener viva una obra que hoy anda por todos lados”, contó.
Rafael Amor, a lo largo de su vida artística, se destacó por un estilo poético y comprometido que no aceptaba las imposiciones del mercado ni de los medios hegemónicos. Como los juglares de antaño, a través de sus canciones, pintó la realidad, llevando en sus versos la denuncia, el amor y la reflexión. “Pintó la realidad, dijo lo que había que decir, con un vuelo poético muy alto”, afirmó País, subrayando la capacidad de Amor para construir poesía profunda sin caer en el panfleto político.
“Rafael tuvo la capacidad de provocar, por igual, la risa como la lágrima; era ese un recurso muy interesante. Su canción era muy fuerte, no era un panfleto político, era una poesía profunda, porque asumió un compromiso con la poesía y, de ese modo, construyó su obra. Así nos marcó a muchos que intentamos seguir ese camino”, dijo.
Como aquellos juglares de antaño, Amor realizó a través de su cancionero un trabajo periodístico. “Pintó la realidad, dijo lo que había que decir, no se cayó y, con un vuelo poético muy alto, con metáforas increíbles, un conocimiento y un uso de la palabra maravilloso, hizo que su canción no se volviera un panfleto. Por eso, hoy regresa como la obra de Armando Tejada Gómez o Hamlet Lima Quintana”, contó País y agregó: “Imagino que en este momento estaría sufriendo mucho por todo lo que estamos viviendo”.
Héctor Esteban País, quien también se reconoce hijo del nuevo cancionero, resalta la trascendencia de figuras como Rafael Amor, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana y Mercedes Sosa, quienes marcaron el camino de un cancionero más auténtico y comprometido. “Las canciones de Rafael son imprescindibles, y de ese modo nos marcó a muchos que intentamos seguir ese camino”, reflexionó el cantor, quien, al igual que Amor, ha hecho de la poesía y la canción un vehículo de resistencia y emoción.
“Nos conocimos siendo muy jóvenes, cuando yo recién llegaba a Buenos Aires y él se iba para España. Por esos años, a comienzos de los años ’70, yo cantaba su canción ‘Cinco minutos en la juguetería’ en todas las peñas por donde andaba. Él se enteró y me agradeció”, contó País, destacando que aquel primer encuentro entre ambos fue motivado por el reconocimiento mutuo. “Un tiempo después afianzamos una amistad, a partir de grabar juntos ese tema que registré en el disco ‘Mis pareceres’”, agregó el cantor, destacando la importancia de ese momento en su carrera.
"Las canciones de Rafael son imprescindibles, y de ese modo nos marcó a muchos que intentamos seguir ese camino”
A lo largo de los años, la colaboración entre los dos artistas fue creciendo. País, quien siempre admiró la obra de Amor, tuvo la oportunidad de crear junto a él en distintas etapas de su vida. “Llegué incluso a componer con él (...) En la última etapa le pedí una letra que se llama ‘Recomenzar’, que la musicalicé en ritmo de milonga y grabé en el disco ‘De buena madera’. Y eso para mí fue un gran honor. Además, juntos grabamos ‘Otoño’, una hermosa canción que él luego grabó con su hija, y que registre en el disco ‘Vivencias del camino’. Son como tesoritos que tengo”, expresó con gran admiración.
El vínculo entre País y Amor no solo fue musical, sino también literario. “Además, Rafa escribió el prólogo para el libro ‘Vivencias del camino’, una poesía hermosísima que llamó ‘Aquí vamos’, y que habla de los cantores. La guardé durante mucho tiempo y, después del encuentro en el CCK, me animé a ponerle música. De ese modo, volví a componer con Rafa, quien también escribió algunas palabras para uno de mis discos”, recordó País, quien, más allá de la música, compartió con Amor una profunda conexión en cuanto a la visión del arte y la palabra.
El legado del nuevo cancionero
Rafael Amor siempre se reconoció como un hijo del Nuevo Cancionero, el influyente movimiento que nació en Mendoza en 1963, y que marcó una etapa decisiva en la historia de la música latinoamericana. Héctor Esteban País, por su parte, también se identificó con ese movimiento, a pesar de haber llegado después. “Aunque yo llego después, voy con una generación detrás de todos esos grandes artistas, a los que he podido conocer, que he admirado y me han marcado el camino”, expresó País.
En este contexto, País destaca la figura de Armando Tejada Gómez, uno de los pilares del movimiento: "Soy un admirador de toda su obra, soy muy amigo de su hija, Gloriana Tejada, y además soy parte del Centro Cultural que desde hace 20 años trabaja para que no se olvide su obra”.
Siguiendo los pasos de aquellos artistas fundamentales como Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana y Mercedes Sosa, Héctor Esteban País asumió un compromiso con la poesía y la palabra. “Nosotros mismos vamos dejando en el camino algo para los que vienen detrás. Asumimos el compromiso con la poesía, con la palabra y de ese modo vamos dejando un testimonio que busca continuar ese legado del Nuevo Cancionero”, dijo, subrayando la importancia de seguir difundiendo y perpetuando ese legado que sigue vigente en su obra y en la de otros artistas contemporáneos.
A pesar de las similitudes que País encuentra entre el cancionero de su tiempo y el de sus predecesores, reconoce que los tiempos han cambiado y las circunstancias son distintas. “Hay, porque conozco a muchos que escriben de esa manera y tienen búsquedas similares, aunque aquellos poetas son medio insuperables y además, vivimos tiempos muy distintos”, reflexionó el cantor. En su opinión, las dificultades actuales para grabar y difundir música son significativas, lo que hace que la obra de los artistas contemporáneos que siguen la línea del Nuevo Cancionero a menudo pase desapercibida. “Hoy cuesta mucho grabar y mucho más que la canción llegue a los medios. Entonces hay una obra que sigue en línea con aquel cancionero que no es considerada y está casi invisibilizada, porque ni en los grandes festivales se escucha”, señaló, haciendo hincapié en los desafíos actuales para los artistas que mantienen viva esa tradición.
50 años de canto, poesía y reflexión
Hace 50 años Héctor Esteban País debutó en el Festival Nacional de Cosquín, donde su música fue reconocida por la prensa y se llevó el título de Revelación Juvenil de 1974. Fue un momento clave en su vida artística, un hito que marcó el inicio de una trayectoria que lo consolidaría como uno de los cantores y poetas más auténticos de su generación. Diez años después, en 1984, lanzó su primer disco “Cantar con el alma”, producido por Tito Segura, un trabajo que reflejó su profunda conexión con la tradición de la música popular.
“Cumplo 50 años artísticamente, 40 de autor y 30 de difusor”, señaló País en una reflexión sobre su carrera. “Y lo bueno de todo eso es que hemos aprovechado el tiempo vivido, y por eso, en ese sentido, estoy muy feliz de todo lo que he ido haciendo”, sumó. Sin embargo, el recuerdo de su participación en Cosquín sigue siendo un capítulo importante para él. A pesar de su éxito en 1974, País nunca más volvió al escenario mayor del festival, lo que ha sido un tema de reflexión para el cantor. "Aquella presentación la recuerdo muy bien, porque después no fui nunca más. Tenía 18 años, fui Revelación Juvenil, presenté mi música en un escenario muy importante y después no me llamaron más", contó.
A pesar de este desencuentro con el festival, ha mantenido siempre una relación cercana con la música y la poesía popular, algo que ha quedado reflejado en su presencia en otros espacios. En 2019, participó en el Encuentro de Poetas, que se realiza paralelamente al Festival de Cosquín. “Fue un honor estar con la gente de la poesía, me sentí alagado de estar ahí”, expresó. Sin embargo, el cantor se muestra claramente desencantado con el concepto de "éxito" que se asocia tradicionalmente a la presencia en los grandes festivales. “Claro que el escenario mayor a todos nos gusta, pero ir solo para decir que estuve en el festival no me interesa. Hoy ya no tengo 20 años y para mí el triunfo es seguir en el camino, es cantar, escribir y tener el reconocimiento, en mi caso, de mis pares y de mucha gente que valora lo que uno hace”, reflexionó, quien considera que el verdadero logro radica en la constancia y el reconocimiento genuino por parte de quienes realmente valoran el arte.
El cantor y poeta también reflexionó sobre el modo de selección y las desigualdades que, según él, persisten en el festival: “Alguno cree que si no estás en Cosquín no existís, y a veces no existís estando en Cosquín. Y es que el éxito, como dice el tango ‘Vieja viola’, es puro cuento”. En particular, se refirió a la injusticia que veía en el trato hacia algunos artistas, como el caso de Rafael Amor. “Las últimas presentaciones de Rafael Amor en el escenario mayor del festival no superaron los diez minutos, y eso siempre me pareció injusto. Un año llegó como invitado de Mercedes Sosa, y al año siguiente lo llamaron para que haga tres canciones. Esa desigualdad que hacen no tiene sentido. Hay artistas que no pueden cantar más de cuatro temas y cantan una hora y media”, afirmó País, quien considera que esa brecha en el reconocimiento de los artistas más consagrados refleja un problema más profundo dentro de los festivales y la industria musical en general.
A lo largo de su vida musical, Héctor Esteban País, ha sido un cronista de su tiempo, un cantor que ha sabido transmitir las luchas, las historias y las emociones de su generación a través de sus canciones y poesías. Para él, la verdadera misión de un artista es permanecer fiel a sus principios, sin depender de la validación de los grandes escenarios o de los criterios comerciales. “Cada vez que un compañero está en ese escenario, como Rafael Amor, por ejemplo, quien mientras pudo ocupó ese espacio y le encantaba estar, y él sí merecía estar siempre, siento que estoy, habiendo alguien que me represente como Rafa, siento que llegué”, concluyó.
Respeto a la tradición
En la historia de Héctor Esteban País, un artista que ha labrado su propio camino a fuerza de dedicación, trabajo y pasión por la música, se entrelazan nombres fundamentales que marcaron su crecimiento y consolidación como cantor. Figuras como Jorge Viñas, Rafael Amor, Miguel Ángel Reyes, Mateo Villalba, Eduardo “Negrin” Andrade, y, especialmente, Víctor Abel Giménez, quien jugó un papel crucial en su formación. “De la mano del Vasco, hice un secundario acelerado del canto”, supo decir País, refiriéndose a su relación con Víctor Abel Giménez.
En su adolescencia, País dejó Tres Arroyos, su ciudad natal, y se mudó con su familia a Mar del Plata. Ya en ese entonces, con apenas 15 años, había decidido que su destino sería el canto. "Al llegar a la ciudad, mi padre fue a hablar con Víctor, quien era el número uno en el mundo del folklore en Mar del Plata", recordó. Víctor Abel Giménez, reconocido por su programa de radio que escuchaba toda la ciudad, le ofreció un desafío: preparar un concurso para encontrar la voz joven del sur, pese a que Héctor no dominaba el canto sureño, como las milongas o huellas. “Le dije que no sabía nada de canto surero, nada de milongas ni de huellas, y me dijo: ‘Vaya a estudiar’”.
Con el consejo de Víctor, País comenzó a estudiar con un profesor especializado, y en pocos meses ganó el concurso. A los 17 años, pasó a ser uno de los grandes protegidos de Víctor, quien lo llevó desde la radio hasta la televisión, pasando por las peñas y otros escenarios donde compartió espacio con artistas consagrados. “Me enseñó a estar con los grandes. Su programa era el punto de encuentro de artistas que yo admiraba profundamente. El Vasco me apadrinó, fue un gran maestro y fuimos muy amigos”, recordó, con cariño.
En Buenos Aires, Héctor Esteban País continuó su formación, esta vez con algunos de los más importantes cantantes y maestros del folklore. Trabajo con Argentino Ledesma, Juan Carlos Copes y Waldo Belloso, de quienes aprendió valiosas lecciones que nutrieron su técnica vocal y su interpretación. Pero el verdadero aprendizaje de País no solo estuvo relacionado con la técnica, sino también con el respeto profundo por la tradición de la música popular argentina, especialmente por el canto del sur.
Aunque creció rodeado de grandes referentes de ese género, País siempre fue consciente de sus orígenes urbanos, y, por respeto a las tradiciones del campo, nunca se sintió preparado para interpretar esas músicas campesinas hasta mucho después. “Yo no canto milongas sureras que hablen de cuestiones campesinas, porque no soy de campo, soy de la ciudad, pero conozco, admiro y respeto a todos aquellos que han expresado ese canto, como Alberto Merlo o Suma Paz, por ejemplo. Por ese respeto, me dije que cuando cante milongas o huellas, debía tener la altura de esta gente”, explicó.
Fue solo hace unos diez años, después de años de aprendizaje y maduración, que sintió que estaba listo para componer y cantar huellas, y así lo hizo: “Me dediqué de lleno a escribir huellas y triunfos, compartidos con músicos que me han acompañado toda la vida, como Carlos Vilanova, con quien compusimos más de cien temas”, contó. También se animó a componer con otros grandes, como el maestro Eugenio Inchausti, con quien creó una huella y un triunfo. Además, incursionó en la composición junto a un poeta de La Pampa, lo que reflejó su constante búsqueda de nuevos caminos en la música.
Héctor Esteban País, al igual que Rafael Amor, ha apostado siempre por una canción profunda, hecha desde el alma, que atraviesa los distintos ritmos folklóricos del país, sin perder su esencia sureña. Su música, como él mismo lo expresa, "pasa por saber qué hacer, qué decir y qué escribir". La sonoridad de su obra se nutre de una multiplicidad de géneros, pero siempre con un claro arraigo en la tradición del sur, donde la milonga, la huella y el triunfo son elementos esenciales. Sin embargo, País ha sido claro al decir que no se limita a los géneros regionales: "Yo no puedo hacer una chacarera santiagueña, hago desde la ciudad una chacarera", afirmó.
El desafío que enfrentó como cantor urbano, fue el de encontrar un lugar en el folklore, un ámbito históricamente dominado por artistas de provincias como Santiago del Estero, Tucumán, Salta o La Rioja. A pesar de ser de la ciudad, Héctor siempre se consideró un folklorista. “Siendo de la ciudad costó entrar en el mundo del folklore. Hace unos años, si no eras santiagueño, tucumano, salteño o riojano, no podías ser folklorista, sin embargo, me siento folklorista”, reflexionó.
En los últimos años, su obra ha sido versionada por varios artistas, lo que para País es una enorme satisfacción. “Se ha dado que algunos compañeros han elegido mis canciones y eso me alaga, porque es hermoso escuchar la canción de uno en otras voces”, comentó. Entre los artistas que han interpretado su música se encuentran nombres como Hernán Bolletta, Toño Rearte, Irene Tapia, Jorge Víctor Andrada, y más recientemente, Casiana Torres. La cantante, que País define como "una cantora exquisita", incluyó en su último material su emblemática zamba “Corazón del árbol”, una pieza que le dedicó a su guitarra y que ya cuenta con más de 35 años de vida. "Casiana hizo una versión que me emociona", expresó País con gratitud. Además, Casiana también grabó “Soy milonga”, una obra que País compuso especialmente para ella, y que cuenta con la música de su compañero Martín Castro.
Héctor Esteban País ha sido un artista completamente autogestivo, eligiendo siempre el camino del trabajo artesanal en la producción de sus discos. Sin contratos con grandes discográficas, ha sabido moverse con independencia y profesionalismo, confiando en el apoyo de amigos y colaboradores cercanos. "Soy absolutamente autogestivo, no tengo contrato con ninguna grabadora. Lo que tengo lo he producido con una mano amiga que confió, porque si no, es imposible hacer", reconoció. A lo largo de su carrera, ha registrado trabajos como “Vivencias del camino”, “De buena madera”, “Mis pareceres” (un disco que marca un hito en su carrera por la desaparición del apellido Páez que utilizaba hasta entonces), y “Por donde andará el silencio”, todos ellos marcando diferentes etapas de su vida musical. “Son los mojones que marcan mi vida musical”, dijo.
El camino de País, como en el de Rafael Amor, ha estado marcado por la búsqueda de la libertad artística y la resistencia a las presiones del mercado. Compartieron la idea de que el verdadero arte no pasa por ajustarse a las modas o a las expectativas del público, sino por mantenerse fiel a la propia voz. Rafael Amor, quien siempre se negó a ser una figura complaciente del mercado, tenía una reflexión clara: "No elegí ser marginal, simplemente no acepté pasar por el aro para pertenecer", y esta actitud lo llevó a ser tildado muchas veces de "aburrido". País comparte esa visión, y afirmó que escapar de la dictadura del gusto sigue siendo un desafío: "Y lo será siempre, porque aquellos que decimos algo y defendemos algunas cosas, y no nos entregamos a la conveniencia de nadie, lo pagamos con cierto ninguneo y destrato", destacó.
Héctor Esteban País ha vivido muchas vicisitudes en su carrera, incluida una difícil etapa en los años '90, cuando se quedó sin trabajo, sin música y sin hogar. Durante cinco años, trabajó en un taxi, pero nunca abandonó su canto. “Me quedé sin nada y entonces laburé en un taxi durante cinco años, pero no renuncié a mi canto, seguí escribiendo. La banderita de ese taxi me permitió seguir siendo libre", contó.
La historia de ambos tiene un fuerte componente de herencia familiar. Nacieron en hogares de trabajadores y cantores. Rafael, hijo de Francisco Amor, cantor de la orquesta de Francisco Canaro, y Héctor Esteban, hijo de Rosendo Páez, cantor de Tres Arroyos, metalúrgico y albañil. Ambos crecieron en casas llenas de música. “Mi papá cantaba tangos en mi pueblo, lo hacía por gusto, nunca se dedicó profesionalmente, pero de ese modo me transmitió la pasión por el canto. Me crié entre guitarras y fue un mundo hermosísimo, por eso, a los diez años quería tener una guitarra”, recordó País. "Rafael creció en un ambiente similar, con un padre talentoso que lo inspiró en su camino musical. Entonces, la forma en que vivimos, nuestras raíces y el compromiso de defender lo que queremos, siempre fue lo que nos unió", sumó.
Su relación fue siempre cercana y llena de respeto mutuo. Cuando Amor falleció, su amigo recordó un encuentro especial que compartieron: "Antes de su partida hicimos un encuentro en La Paila, que se llamó ‘Un País de Amor’. Fue un honor compartir una noche con él, aunque siempre canté como invitado en sus conciertos, nunca habíamos compartido una fecha juntos".
La obra de Héctor Esteban País sigue vigente, y su legado perdura no solo en sus discos, sino también en la admiración de muchos artistas que continúan llevando su música a los escenarios. Su carrera es un testimonio de independencia, amor por la música y una lucha constante por mantenerse fiel a sí mismo. Como él mismo dijo, “Siempre elegí ser libre”, y esa libertad ha sido el motor de toda su trayectoria.
Por donde andará el silencio
En su último trabajo discográfico, “Por dónde andará el silencio”, Héctor Esteban País explora las profundidades de la geografía emocional y sonora que lo caracteriza. El título, que al mismo tiempo plantea una pregunta y una afirmación, parece condensar su búsqueda constante de momentos de introspección en tiempos tan ruidosos y acelerados como los que vivimos.
"Hace 50 años que vivo en una ciudad como Buenos Aires donde es difícil saber dónde andará el silencio", reflexionó el cantor. En el contexto de la creación de este disco, recordó un viaje por Tucumán y Salta con el poeta Carlos Arancibia. "En ese viaje con el poeta, anduvimos por los valles calchaquíes, por esos cerros por donde antes anduvo Don Ata, que en esas geografías escribió cosas tan profundas. Estando en Tafí del Valle, encontré el silencio. Estaba ahí y eso fue una maravilla, porque la búsqueda del silencio en estos tiempos tan complejos no es nada sencilla", relató el cantor.
Este disco, que incluye obras como "Corazón del árbol", "El maestro bailarín", "Tiempo de calandrias", "Palomas del cerro", "Triunfo de la vida", y "Guitarra cuyana", refleja la sensibilidad de País hacia los elementos que lo han inspirado: el campo, el silencio, la memoria y la tradición. También incluye una versión de "Un mundo prometido a Juanito Laguna", de Armando Tejada Gómez y César Isella, un homenaje a esos grandes compositores que han dejado una huella imborrable en el folklore latinoamericano.
"Nuestra Raíz" y la defensa del canto popular
En paralelo a su faceta como cantor y compositor, Héctor Esteban País, se ha destacado difusor de la música popular. Desde el 1 de agosto de 1994, cuando comenzó su programa de radio "Nuestra Raíz", País se dedicó a difundir aquellas voces que quedaban fuera de los medios comerciales, principalmente las de artistas comprometidos con la canción de autor y el folklore latinoamericano.
"Comencé con la inquietud de difundir más que nada lo que no se difunde, no lo mío, sino lo de muchos compañeros", recordó. "Desde entonces me decidí a difundir todo aquello que creo que vale la pena, esas voces desoídas en los medios, lo que ya está instalado no me interesa, porque algunos de ellos ya tienen todo solucionado, no me necesitan". Con esta filosofía, País se convirtió en un referente en la radio, brindando visibilidad a artistas cuyas canciones merecían ser escuchadas, pero que rara vez encontraban espacio en las grandes emisoras.
El amor de País por la radio nació en su juventud, cuando vivía en Tres Arroyos. "La radio me atrapó desde muy chico, es mi mundo. Me crié en las radios, un medio que tiene que ver con mis comienzos. De hecho, un operador de Radio Belgrano me trajo a vivir a Buenos Aires cuando tenía apenas 17 años", comentó.
A lo largo de los años, "Nuestra Raíz" se convirtió en un programa emblemático, donde no solo se difundía música, sino también historias y poesías de artistas que, como él mismo, seguían apostando por la música comprometida, la que habla de la vida, de las luchas y de las emociones humanas. "No soy locutor ni periodista, entonces, cuando hago radio lo hago desde mi oficio de cantor", aclaró País, enfatizando que su tarea no era la de un periodista convencional, sino la de un cantor que, a través de la radio, podía acercar al público otras formas de vivir la música.
En una época donde la música parece estar a solo un clic de distancia, País reflexionó sobre el rol de la radio y la difusión de la música popular. "Esa sigue siendo la cuestión: buscar, indagar, conocer, porque a veces la cosa pasa por saber qué buscar. Esa es la tarea de este tiempo", explicó resaltando la importancia de la búsqueda musical en un mundo saturado de contenidos efímeros y rápidos. "Buscar es un desafío, y lo he hecho durante toda mi carrera. La radio y mi programa 'Nuestra Raíz' siguen siendo un espacio para eso: para encontrar aquello que considero vale la pena", agregó.