Bonifacia y Rafaela Vera, el dúo correntino más icónico del folclore argentino, celebran más de medio siglo de trayectoria. Desde sus humildes orígenes en Caá Catí hasta su consagración en los escenarios internacionales, su historia está marcada por el amor al chamamé, su constante evolución artística y un fuerte vínculo con sus raíces.
Bonifacia “Boni” y Rafaela “Rafa” Vera nacieron en Caá Catí, provincia de Corrientes, y conforman el dúo femenino más relevante del folclore de nuestro país, con 55 años de historia. Ambas son artistas, cantantes, autoras y compositoras que, a lo largo de los años, han representado con orgullo al chamamé.
Parte de su historia quedó registrada en el libro Las Hermanas Vera. Memoria y recuerdo, escrito por Carlos Lezcano y Juan Pedro Zubieta. Este trabajo relata el nacimiento del dúo en Caá Catí, su llegada a Buenos Aires, su primer disco editado en 1972, y la influencia fundamental del acordeonista mercedeño Eduardo Miño en sus comienzos. También se destacan sus primeras composiciones, los primeros contratos con sellos discográficos y su llegada a los escenarios de todo el país. El libro, editado por Moglia Ediciones, también ofrece una mirada al contexto en el cual las hermanas comenzaron a desarrollar su carrera musical.
“Nos hemos olvidado de algunas cosas, que tal vez salgan en un documental donde se podría contar lo que ha seguido pasando con el dúo después de la aparición de ese libro”, dijo Rafa Vera. Tras la edición del libro, que resume los primeros 50 años de la trayectoria de las hermanas, el dúo viajó nuevamente a Europa. “Viajamos por primera vez en 2010, luego regresamos en 2019, en 2022 y al año siguiente. Fueron experiencias muy lindas, giras emocionantes de las cuales regresamos siempre muy felices”, recordó Rafa, quien también rememoró su infancia en Caá Catí, cuando empezaron a soñar con ser artistas. “La historia comenzó en la escuela N° 54, donde hicimos la primaria, y me convocaban para cantar en las fiestas patrias. Recuerdo que todas las canciones patrias tienen tonos muy altos, y yo era la única que podía alcanzarlas. Quizás fue por eso que la profesora me dijo que tenía una hermosa voz”, contó a Cacodelphia.
Su amor por la música empezó a forjarse en su casa, cuando con su hermana jugaban a ser cantoras. “Jugando en casa nació el dúo, y tuvimos la suerte de que nuestra madre nos apoyó. Ella nos acompañó siempre, mientras que mi padre no estaba tan de acuerdo. Fue nuestra modista, y nos hizo nuestras ropas durante mucho tiempo. Una mujer muy capaz, a quien siento que no le hemos fallado”, recordó Vera.
El rol de la radio y la influencia de LT7
Para Rafa, la radio fue su ventana al mundo exterior. Gracias a LT7 Radio Corrientes, donde escuchaban y copiaban las canciones de sus artistas favoritos, ellas comenzaron a construir su repertorio. “En esa radio aprendimos canciones como ‘Fiel paisanita’, ‘Te ruego no me olvides’ y todo lo de Tránsito Cocomarola. Lo que no podíamos conseguir en discos, lo aprendíamos de la radio”, explicó.
Además, destacó el talento de su hermana Boni, quien no solo cantaba con un registro vocal bajo poco común en una mujer, sino que también tenía un oído impresionante para la segunda voz, algo que no todas las cantantes pueden lograr. “El dúo de Boni no lo hace cualquiera. Nosotras conocemos a muchas cantantes increíbles que no pueden hacer un dúo, porque no es fácil. Hay que saber cómo hacerlo”, agregó.
El encuentro con Cocomarola
En 1969, un encuentro determinante marcó el inicio de la vida musical de las hermanas. Durante una fiesta patronal en Caá Catí, Tránsito Cocomarola y su conjunto se presentaron en el pueblo, y fue allí donde las hermanas Vera tuvieron la oportunidad de cantar junto al “Taita del chamamé”. “Yo tenía 16 años y le pregunté a mi mamá si me dejaba cantar con él. Me acerqué a Cocomarola y le pregunté si podíamos cantar con él. Me dijo: ‘¿Qué puede ser?’. Entonces le propuse ‘Fiel paisanita’, y cantamos con Boni, que tenía 12 años. Ese día el pueblo supo quiénes éramos”, recordó Rafa.
El 13 de junio de 1969, el dúo se presentó por primera vez con su nombre en la festividad de San Antonio de Padua, en Berón de Astrada, el pueblo natal de su madre. "Tuvimos la suerte de que Cocomarola nos escuchara, y siempre le estaremos agradecidas por esa generosidad", afirmó Rafa. A partir de allí, el dúo viajó a Buenos Aires y, con el acordeonista Eduardo Miño, comenzó una gira por diversos lugares, ganando popularidad. "Aquello fue maravilloso, nos venían a contratar, éramos la novedad. Íbamos a la radio de Sáenz Peña, de Resistencia, y teníamos actuaciones de jueves a domingo", recordó Vera. En esos tiempos, las bailantas se realizaban en lugares difíciles de acceder por la falta de caminos, lo que hacía que los viajes fueran largos y por caminos de tierra. "Durante la temporada del algodón, girábamos mucho por la provincia del Chaco. Nuestros primeros grandes espectáculos fueron en esta provincia. La gente piensa que somos chaqueñas, y nosotras sentimos que ya somos parte de la región", agregó.
A comienzos de los años ’70, Las Hermanas Vera llegan a Buenos Aires, donde encontraron un panorama musical con pocas propuestas femeninas dentro del género. “Cuando comenzamos, ya estaba Ramona Galarza, Nacha Roldán y María Ofelia, pero no había muchos dúos de mujeres. Nosotras éramos la novedad”, recordó Rafa.
“Cuando comenzamos, ya estaban, por supuesto, Ramona Galarza, Nacha Roldán y María Ofelia, que estaba empezando su carrera musical, pero no había dúos de mujeres. En ese sentido, nosotras éramos la novedad”, contó Vera.
Durante sus primeros años en Buenos Aires, las Hermanas Vera recibieron apoyo de grandes artistas como los Hermanos Barrios, Cocomarola y Ernesto Montiel. “Cuando comenzamos, los Barrios nos ayudaron muchísimo. Nos prestaron su casa para hacer nuestras contrataciones. Ellos ya eran consagrados cuando nosotras estábamos empezando. Fue un gran apoyo para nosotras”, afirmó Vera. “Para nosotras, fue bastante rápido surgir en el mundo del chamamé, porque, gracias a Dios, siempre nos fue bien”.
Una nueva etapa
En septiembre de 1985, durante la primera "Fiesta Nacional del Chamamé" en el Club Juventus de la ciudad de Corrientes, Rafa y Boni Vera cruzaron sus caminos con Teresa Parodi, lo que marcó el inicio de una nueva etapa para el dúo. A partir de allí, su música comenzó a ganar visibilidad en otros escenarios y géneros. “A través de Teresa, llegamos a otros públicos y fuimos a programas como los de Juan Alberto Badía, Héctor Larrea y Antonio Carrizo. De ese modo, nos fueron conociendo en otro nivel, llegamos a otros escenarios y nos comenzamos a vincular con artistas de otros géneros. Llegamos a la televisión y a Cosquín de la mano de Julio Márbiz, quien fue nuestro productor en el Sello Micrófon. Y volvimos a recorrer el país”, recordó Vera sobre esta etapa, en la que, en 1985, el dúo se presentó por primera vez en el Festival Nacional del Folklore de Cosquín.
Fue Teresa Parodi, además, quien sugirió que dejaran de tocar la guitarra y se dedicaran exclusivamente al canto, lo que simplificó su presentación y les permitió mejorar su enfoque en la música. “El encuentro con Teresa cambió radicalmente al dúo, porque entramos en espacios en los que antes no habíamos llegado. A partir de su consejo, regresamos a Buenos Aires y repensamos nuestra vida musical, cambiamos el repertorio y, por supuesto, seguimos su sugerencia de dejar la guitarra y dedicarnos solo al canto. Fue una solución para nosotras, porque nos permitió comprometernos plenamente con el canto y no estar tan centradas en la guitarra. Eso nos facilitó mucho todo”, explicó Vera.
A partir del encuentro con Teresa Parodi, Las Hermanas Vera se vincularon con los autores y compositores de la nueva canción correntina. “Una camada muy linda (...) Nuestro estilo no estaba ligado a esa corriente, sino al estilo más tradicionalista, como el de Cocomarola y los Barrios. Pero nos animamos a vincularnos con nuevos artistas. Desde entonces, en todos los discos que hemos grabado, hemos incorporado una variedad de estilos”, señaló Vera.
“Siempre nos gustó poner cosas nuevas”, dijo Vera. “Por ejemplo, hicimos un disco entero con violines y chelos, instrumentos que no son propios del género, pero que no dejan de ser chamamé. Además, el que escucha se da cuenta de que suena hermoso. Y es que el chamamé es una música a la que, cuanto más instrumentos le agregas, más lindo suena”, sumó.
Las Hermanas Vera han consolidado su presencia en la música popular argentina con una serie de discos que reflejan su evolución artística y su respeto por las tradiciones del chamamé. En 2019, lanzaron Varieté, un hito en la historia del género al convertirse en el primer disco de chamamé editado exclusivamente en formato digital. Este álbum, su disco número 29, presenta una diversidad de temas y sonidos que, aunque siempre formaron parte de su repertorio en giras, nunca habían sido grabados. Al año siguiente, en 2020, lanzaron Che Mba’Epu, un disco que les valió el reconocimiento en los premios más importantes de Argentina, obteniendo el galardón junto a Mirta Talavera. Su más reciente trabajo, Mario del Tránsito (2022), es una emotiva dedicación a la figura de Tránsito Cocomarola, una de las leyendas más grandes del chamamé.
“En los últimos años comenzamos a invitar a grandes artistas nacionales, como Marcela Morelo, el Bahiano (cantante de Los Pericos), Patricia Sosa y Valeria Lynch. Les hicimos un homenaje a Los Hermanos Barrios cuando aún estaban vivos, y fue un momento muy hermoso y lleno de emoción. A todos esos artistas los invitamos a cantar solo chamamé, sin incluir sus propias canciones. Sin embargo, se armó un gran revuelo; algunos colegas estaban enojados con nosotras por esas invitaciones, pero nosotras estábamos muy felices porque a toda esa gente le encantó la fiesta del chamamé. Ahora, cuando dejamos de hacer esas invitaciones, muchos de los que nos criticaban comenzaron a llevar artistas que no estaban directamente vinculados con el chamamé. Pero nosotras fuimos pioneras en invitar a artistas de otros géneros”, repaso Vera.
El Regreso a Caá Catí
El 27 de enero de 2019, Las Hermanas Vera se presentaron nuevamente en su pueblo natal, Caa Catí, después de muchísimo tiempo. Aquella noche, durante la fiesta de verano en "Laguna Rincón", convocaron a una multitud. "Esa actuación fue un momento increíble porque en Caa Catí no nos querían. Andábamos por todo el mundo contando de ese pueblo, pero no sabíamos por qué no nos querían. Bueno, nadie es profeta en su tierra", dijo Vera. "Al parecer, un intendente había dicho que el dúo pedía mucha plata para presentarse en el pueblo", añadió.
“El conjunto ‘Los hijos de los Barrios’ tocó en la Fiesta patronal de San Miguel, un pueblo cercano a Caa Catí, y nosotras andábamos por ahí. Nos invitaron a cantar, y en esa ocasión, otro intendente de Caa Catí que estaba presente esa noche nos preguntó por qué no íbamos a cantar al pueblo. Nos comentó que se corría el rumor de que nosotras no queríamos cantar”, recordó Vera.
“La primera vez que fuimos a Caa Catí fue para la fiesta del verano, y aquel viernes se convirtió en un día inolvidable”, contó Rafa Vera, autora de la canción “Memoria y recuerdo”, que compuso en Buenos Aires pensando en su pueblo natal. "En esa canción hablo de nuestra niñez en ese pueblo, cuando éramos vendedoras ambulantes con Boni y con Marcelo, mi hermano que ya no está entre nosotras", recordó con emoción. "Nunca nos pasó lo que nos pasó esa vez que regresamos al pueblo. Fue una noche muy emotiva, de una gran emoción para nosotras".