El libro de Daniel Ricardo Fernández y Mercedes Lovato presenta una nueva mirada sobre el cacique mapuche, una persona decisiva para la historia argentina de mediados del siglo XI. Destacan el valor de su lucha y su condición indígena independentista.
Son varios los autores que se han ocupado, en distintas épocas, de estudiar la vida de Juan Callfucura. Muchos lo caracterizan como un jefe poderoso chileno que -con audacia- supo organizar las tribus de la “barbarie” en la Argentina y quedó superado en la historia por el triunfo de la civilización y el progreso. Otros lo erigen como el líder y precursor de una idealizada Nación Mapuche, desvinculada de la sociedad no indígena y del destino histórico de Chile y de nuestro país.
“Juan Callfucura fue uno de los líderes de la nación mapuche que habitó en la provincia de Buenos Aires durante muchos años y tiene una historia de vida y de lucha que es muy interesante destacar”, cuenta Mercedes Lovato. autora junto a Daniel Ricardo Fernández del libro “Callfucura y los asuntos de la Patria. Otra historia para ganarle al olvido”, editado recientemente por Ediciones CICCUS.
“La historiografía oficial obvió u omitió la figura de Juan Callfucura, a quien se lo hizo aparecer como el indio chileno invasor y ladrón, porque de esa manera buscaron justificar los crímenes que se cometieron. Injuriarlos era, además, una forma de no reconocerles los derechos. Argumentos que se mantienen hasta hoy”, explica Lovato.
En 2015, Omar Lobos editó “Juan Calfucurá. Correspondencia 1854-1873” (Ed. Colihue) donde recupera la figura del cacique, desde 1830, fecha que señala su aparición en las pampas, hasta 1884, año que marca el fin del dominio indígena con la rendición de su hijo Manuel Namuncurá.
“Estas cartas aportaron información de una parte de la vida de Juan Callfucura, no conocida en Argentina, ya que todo lo que habíamos leído de él era a partir de que se establece en la provincia de Buenos Aires entre 1830 y 1831. Pero él había nacido en 1790, es decir que de su vida en Chile no sabíamos nada, en ese sentido estas cartas son bastante reveladoras de ese tiempo”, detalla.
“Se trata de 350 cartas que muestran los reclamos pacientes y sucesivos de Callfucura al Estado Nacional, pidiendo la paz y reclamando parte del territorio que nunca consigue le respondan. Sin embargo, tiene que soportar en ese tiempo enfrentamientos, practicas de aislamientos y la pretensión constante de aniquilamiento. De estas cartas, las que nosotros consideramos más importantes, son las que le envía a Adolfo Alsina, gobernador entonces de la provincia de Buenos Aires y la que le remite a Domingo Faustino Sarmiento, siendo ya presidente”, cuenta sobre la base documental de este libro.
A partir la publicación de esas cartas, comenzó a buscar información y bibliografía para reconstruir toda esa etapa de vida que el cacique contaba. "Esa reconstrucción histórica y la puesta en valor de toda su lucha y de su condición indígena independentista, fue lo que hicimos con Daniel Ricardo Fernández”, dice el autor a Cacodelphia.
En ese sentido, la autora destaca la importancia de la postura de Callfucura frente a la lucha independentista: “Es importante destacar que en Chile la comunidad indígena se dividió entre quienes estaban a favor del Rey y quienes estaban a favor de la emancipación. Y en ese momento eran mayoritarios los grupos defensores del Rey de España, es por eso que a los patriotas chilenos les costó bastante encontrar apoyo dentro de las comunidades indígenas”.
Juan Callfucura apoyó a San Martín y unió en una Confederación a los pueblos indígenas que poblaban la pampa y nuestro sur cordillerano; estableció acuerdos y alianzas políticas con los federales, y defendió el territorio y la soberanía argentina, en su lucha contra el poder oligárquico que se adueñó del Estado después de Caseros en 1852.
La vida de Callfucura de este lado de la cordillera atraviesa todo el periodo rosista y el comienzo de la Organización Nacional. “Con Juan Manuel de Rosas en el gobierno –explica Lovato- se logra un largo periodo de paz que termina en 1852 con la Batalla de Caseros. Y ese acuerdo de paz es posible porque Callfucura reconoce al gobierno de la Confederación Argentina, que existió entre 1831 hasta 1861, se compromete a defender la bandera azul, celeste y blanca, a llevar la divisa punzó y a combatir a los unitarios y a los indios cercanos a los unitarios. Además, le da pelea a los ranqueles que eran partidarios del Rey y en sus toldos recibían a los hermanos Pincheira, que desde Chile pelaban contra los independentistas y permanentemente asolaban las pampas haciendo flamear la bandera española. Es bueno recordar todo esto, porque demuestra que la independencia lograda en 1816, para 1830 era aún bastante frágil”.
“Callfucura al igual que Rosas y Dorrego, creía que había tierra para todos y que todos podían convivir en paz. Por eso cuando venció a Mitre en la batalla de Sierra Chica del 31 de mayo de 1855, tuvo la oportunidad de matarlo y no lo hizo, porque no quería el exterminio del blanco, en cambio el blanco si buscó el exterminio del indio”, explica Lovato.
Por eso luego de la Batalla de Caseros del 3 de febrero de 1852, los pueblos indígenas van a ser condenados al olvido y serán negados todos sus derechos. “Al asumir la derecha se van a terminar todos los tratados de paz con los indígenas y se va a endurecer totalmente la política de indios. En ese sentido hay que tener en cuenta que la Constitución de 1853, habla de asegurar las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios (que no va a durar nada), y promover la conversión de ellos al catolicismo”.
Juan Callfucura muere a los 83 años, el 3 de junio de 1873, en las cercanías de la laguna de Chillhue, en el sudeste del actual territorio de la provincia de La Pampa. “Callfucura, se muere de viejo y se muere peleando, ya que momentos antes de morirse, convoca un parlamento con todas las familias que formaban sus tribus para dar respuesta a un gobierno que no asumía ninguna solución de paz y que generaba todas medidas dilatorias. Tiempo en el cual Mitre, establecía acuerdos con los caciques más importantes de su Confederación, ofreciéndoles tierras y cargos en el ejercito, pertrechos, ropas y armas para luchar contra los propios indios. De ese modo lo fueron aislando, y quitándole a sus grandes aliados”, describe Lovato. “Esa fue la previa de la llamada ‘Conquista del Desierto´, la campaña militar que comenzó a definir Sarmiento trayendo de Estados Unidos el Remington que presentó como la gran solución y que Roca va a implementar entre 1878 y 1885”, aclara.