Gustavo Zurbano, testigo que formó parte del Juicio a las Brigadas, cuenta su experiencia y cómo esta causa cambió su vida para siempre. “Pasaron por casa de mis padres buscándome a mí, dos veces, tuve que irme y vivir en clandestinidad”, relata.
“Uno siente una suerte de felicidad que no es tal, sino una sensación de reparación, sanación y justicia. Son 48 años que estuvimos bregando porque sucediera. El acontecimiento es de suma importancia”, dice Gustavo Zurbano, sobre el fallo que marcó una condena perpetua a 10 genocidas de La Noche de los Lapices.
“Los mismos grupos de tareas que fueron condenados en algún momento pasaron por casa de mis padres buscándome a mí, dos veces. Creándome una situación vital que cambió mi vida a los 16 años, porque tuve que irme de mi casa y vivir en semiclandestinidad”, relata en Los Mundos Posibles.
Por último, Zurbano destaca: “Que esta sentencia haya salido 48 horas después de la inmensa marcha que nuestro pueblo protagonizó el domingo pasado, tiene un potencial simbólico concreto y potente, es una bofetada para los que pretenden reivindicar las banderas de los dos demonios y el negacionismo”.
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