En un operativo comando realizado por cadetes leales al genocida, horas antes de la fecha aniversario del Golpe Militar de 1976, el original fue robado. Sin embargo, la historia nunca fue pública hasta ahora. Cómo y por qué se ocultó el hecho.
El Cuadro es un libro escrito por Julián Zocchi y Joaquín Sánchez Mariño. La investigación recoge valiosos testimonios y confesiones del elaborado boicot de un grupo de militares fieles al represor Jorge Rafael Videla, en lo que terminó siendo uno de los actos simbólicos que dio nacimiento al kirchnerismo: la orden del por entonces flamante presidente Néstor Kirchner de retirar los cuadros de Videla y Reynaldo Bignone del Colegio Militar, el 24 de marzo de 2004.
“Un día antes, el 23 de marzo al mediodía un grupo de cadetes organizó un operativo comando y robó el cuadro de Videla para boicotear el acto que Néstor Kirchner iba a hacer un día después. Ellos pudieron consumar el plan, les salió a la perfección”, cuenta Zocchi en diálogo con Los Mundos Posibles.
“Lo sacaron, hicieron una serie de postas y llegó a un cadete que había pedido la baja de la carrera militar, y quienes hacían eso entraban y salían con otras licencias que el resto, no los revisaban. Uno de esos que abandonaba, cruzó con el cuadro (sustraido)”, describe.
Cuando los funcionarios del Gobierno nacional se enteraron de la situación, Zocchi relata que “empezó una movida a contrarreloj, con un giro del destino, que favoreció los planes de Néstor Kirchner y perjudicó los planes de los cadetes porque durante más de 100 años, en el Colegio Militar, la tradición era realizarles un cuadro que colgaba en el Patio de Honor de la galería, pero por el capricho de dos mujeres impidió que el acto se realizara porque conseguir un óleo de Videla iba a ser más difícil que reemplazar la foto, que fue lo que ocurrió”.
Según la información que pudieron recabar en el libro, cuando el presidente de la Nación se enteró de la situación dio un claro mensaje a los empleados que seguían den cerca el tema y buscaban una solución: "Ese cuadro, aunque sea de una foto del cumpleaños de Videla, yo mañana lo bajo igual, arréglense". El retrato tenía que estar repuesto en 24 horas.
"No lo creyó o no lo quiso creer, pero su orden era clara, el cuadro mañana tiene que estar ahí. Si él supo que lo cambiaron por otro y lo recuperaron, no le importó. Kirchner realmente tenía muy claro el poder de fuego que tenía esa imagen, que si la pensamos, fue la más fuerte del movimiento kirchnerista", asegura.
Finalmente, el retrato fue reemplazado por un oleo que había sido descartado en los años de Videla como presidente defacto y el acto se llevó a cabo, marcando el comienzo de una nueva etapa para la política en Argentina. Los responsables del robo del cuadro jamás fueron identificados ni pagaron su responsabilidad por el hecho, incluso, el autor asegura que algunos de ellos hicieron carrera dentro de las Fuerzas Armadas.
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