El último disco de Laika Perra Rusa propone partir de un incidente para desplegar las mil posibilidades de habitarlo. Un repertorio coral donde cada personaje construye su propia trinchera.
El "pop de trinchera" de Laika Perra Rusa escala a simulacro de emergencia en su último disco Matanza. Un hecho catastrófico que cambia la realidad es el punto inicial de los nueve temas que componen el disco. Si en su adelanto "Boom (chocamos un auto)" la banda ya advertía que "una molotov y un móvil de la policía, es el algoritmo ideal", como una visión adolescente del conflicto, a través de Matanza la banda despliega un abanico de personajes o "tendencias" de como puede ser entendido.
Se trata de un disco macerado, bastante buscado. Su génesis "fue en el contexto de estos levantamiento que hubo en América Latina, en Chile y Colombia. De repente apareció la violencia en el sentido no necesariamente negativo, como un factor de cambio. Ahí empezamos a jugar un poquito más con la idea de la matanza como un hecho de violencia, como un disparador de cambio, positivo o negativo, y a partir de ahí se empezó a cranear ese universo", señaló Juan Badini. "No hay forma de escaparle a la poesía con ese nombre", agregó Guido Dalponte en los estudios de Radio Futura.
La polisemia es la multiplicidad de sentidos que habita una palabra. Entonces, ¿Qué es una matanza? Puede significar muerte y su consecuente transformación de lo cotidiano; puede ser el posible resultado de una marcha o, también, el inicio de una: "la matanza en murga es un poco esa batucada que anticipa cierto descontrol, cierta actitud carnavalera, cierta actitud de tomar la calle. Un poco surge por ahí", señaló Guido.
Esta evocación carnavalera, latinoamericana, no queda solo en sus palabras. Matanza incorpora sonidos rituales, bases conocidas para una pista latinoamericana, y propone buscar los limites y cruces entre estos sonidos. "El Calor", tema que cierra el disco, envuelve melodías de "Matanza", tema que lo introduce. Estos cruces: entre música y letras, dentro y fuera de este disco, forma un universo donde el origen es el mismo pero los caminos que se pueden tomar muy diferentes. Con la sonoridad pasa lo mismo: del ritual salvaje y selvático de una tambor al trance sintético de la rave, hay una interpretación de distancia.
Elias Zapiola, Felipe Ignacio Muñoz Jabre, Gastón Figueroa, Guido Dalponte, Juan Franco Badini y Mauricio Adrian Oviedo pasaron por el living de Futura para presentar Matanza, su último disco.
Estos personajes, estas "mascaras" aportan su lado pop a la rave carnavalizada que propone Laika. "Para relatar algo tan terrible, y que además se inserta en un contexto actual que es muy terrible, el factor de ese doble sentido (de esa ironía) es lo que aporta el pop puntualmente y por eso es un gran vehículo de comunicación del mensaje (...) El pop por lo general te permite usar mascaras y ser alguien que no sos para decir una cosa que querés decir".
Matanza propone escuchar con el cuerpo, materializar el sonido en movimiento, conectar con lo que nos rodea, algo que la banda ya advertía en su disco anterior: Marcha II. El cuerpo, la escena, la tribu: "la banda de moda de la escena platense ya fue", canta la banda al tiempo que señala que la escena no muere en la música. Por lo contrario: se expande en la interdisciplina.
El disco cuenta con una tapa viva a cargo de la artista plástica Mariel Uncal y la colaboración de musicxs como Isla Mujeres, Ramiro Sagasti, Sofi Culleres, MC Uchi y Fermín. Ya en "Jornada", un show audiovisual lanzado en 2021 donde adelantaron lo que luego sería "El Calor", se puede apreciar el amplio abanico de artistas que acompañan el universo Laika.
"Creo que entre la canción electro pop y la rave hay una tensión que tenemos muy presente. Aparece cada vez que tenemos que armar un vivo, que tenemos que montar el disco y es un poco la tensión que ahora nos mantiene activos. Es en ese arco de grises donde van a encontrar a Laika ahora, porque es la pregunta que nos estamos haciendo justamente", apuntó Guido.