por Paola Andrea Caicedo Angulo

3 de octubre  del 2023.

Para mi primer amor a ti mi querida hija.

Hoy doy respuesta a una carta, una carta de despedida, quizás la más dura de todas las despedidas que he vivido en mi vida. 

Despierto de tanto dolor, hoy por primera vez puedo hablar de esto que me atraviesa el cuello y me deja sin respirar, una despedida que llega en horas de la madrugada de y de la manera menos esperada.

Ha pasado casi un mes de tan nefasta noticia y solo hasta hoy me atrevo a retomar mi memoria que se había quedado estancada como detenida en el tiempo, fueron segundos, horas  y días en silencio, en mi silencio me negaba a mí misma dicha situación, me negaba a aceptar su decisión quizás el silencio y la negación me retrasaban de alguna manera la verdad, esa verdad que no quería vivir pero que sería inevitable. 

Hoy me levanto a escribir, a plasmar en mis crónicas una de las historias más tristes de mi vida, sé que hay que vivirla en algún  momento de nuestras vidas, de las vidas de las mujeres que somos madres es solo que nunca pensé que llegaría de esta manera y tan fugaz.

Y retomando mi memoria en el tiempo, más exactamente el 29 de agosto a las 2 y 40am donde se rompe el silencio de mi habitación al llegar un mensaje de whatsApp, mensaje que no leí en ese preciso momento porque estaba totalmente dormida y fue solo hasta las 6 y 30 am que pude leer tan dolorosa noticia.

Y sin poder detener mis lágrimas al leer cada uno de sus fragmentos, fui corriendo a su habitación para ver su rostro dormido e indefenso, cansado de llorar por que hacía apenas unas cuantas horas había podido conciliar el sueño, era ella mi hija, esa niña que había crecido en un lapso de tiempo que parecía muy corto pero ya habían pasado 20 años, para ella 20 largos años, para mi tan cortos y tan rápidos.

Un nuevo ser

Aquí comienza su historia, nuestra historia.

Hace 20 años estaba estudiando para ser auxiliar de enfermeria, oportunidad que me brindo mi tío cuando termine el bachillerato y como recompensa por haber vuelto a mi casa el decide ayudarme pagando mi estudio. 

Todo iba bien, me sentía muy feliz había sido capaz de dejar atrás mi pasado, mi dolor, todos los años de angustia y sufrimiento al lado de un ser que nunca me valoro como mujer, ni como persona fui víctima de su machismo y arrogancia por sentirse con poder y tener lo que yo no tenía dinero. 

No podía perder su trofeo tan rápido, no se daba por vencido y regreso a mi casa a seguir lastimando mi vida, pero yo no decía nada, no me sentía capaz de decirle a mi familia lo que pasaba, todo el daño que me había hecho y que seguía haciéndolo, guarde silencio y como resignada deje que todo pasara, mi familia no sabía nada, ellos lo querían por que conocían su cara buena, su cara amable, su sonrisa pública. 

Un día por fin se fue, pero me dejo un regalo mi pequeña hija que empezaba a crecer dentro de mí sin darme cuenta, llego a mi vida sin esperar en las condiciones más duras que puedan imaginar, era el dolor hecho carne, y me preguntaba, ¿por qué así? Porque llego sin esperar, muchas veces cuestione a Dios sobre esto, llore durante varias noches, buscando una respuesta, queriendo entender por qué había pasado esto sin mi permiso, eran largas noches esperando una respuesta que no vendría sino hasta el momento indicado. 

Llego la luz.

Después de muchas largas y oscuras noches llego a mi vida, ese ser maravilloso que me convirtió en madre, veía por primera vez sus ojos grandes y hermosos que me llenaron de fuerza y amor propio, ella era mi razón de vivir ahora tenía a alguien por quien luchar y a quien proteger a costa de quien fuera, no permitiría que nadie le hiciera daño como me lo habían hecho a mí. Por ella me enfrentaría a cualquier cosa, y fue así como fue creciendo dentro de mí un poder de querer salir adelante y luchar por un mejor mañana para mi hija y para mí. 

En medio de cunas.

Al salir del hospital donde fue mi parto, a mi pequeña hija no le permitieron salir, resulto con una infección urinaria que hoy pienso que nunca la tuvo, pero fue esta la razón por la estuvo hospitalizada sus primero 15 días de vida. Yo iba al hospital todos los días para enterarme como estaba ella y para alimentarla en las horas de visita. Nunca la deje sola así fuera en bus iba a estar con ella, me moje en muchas tardes que salía del hospital y me tocaba caminar hasta el sitio donde pasaba la ruta del bus. Pero eso no importaba me había convertido en madre y ese era mi regalo.

Cuando le dieron salida, mi hermana me acompaño a llevarla por primera vez a casa, nos fuimos en bus pues no pensaba en pedirle un solo peso a su padre, a ese hombre que me había lastimado tantas veces, de mi parte no se enteraría que tenía una hija, pero termino por enterarse de su existencia y fue si como volvió a aparecer en mi vida, pero nunca más le permití hacerme daño y se lo deje bien claro.

Empieza a crecer, su mirada me dice que me ama, y que me necesita la abrazo con fuerza y la llevo con migo a todas partes, mi tío decide no continuar apoyándome en mis estudios, seguramente el piensa que mi embarazo fue buscado, que no aproveche la oportunidad, y no culpo es que nadie sabía todo lo que vivía dentro de mí, todo mi silencio, las largas y oscuras noches que pase sin atreverme a contar lo que estaba pasando, deje que el tiempo pasara, perdone y sane mi corazón y mi alma. 

Mi segundo regalo.

Había pasado casi un año desde el nacimiento de la pequeña Nery, era exactamente el 25 de noviembre del año 2003 y ella cumpliría su primer año de vida el 27 de enero del 2004, cada día estaba más grande y con más necesidades, por eso no espere más tiempo y así como lo había hecho de niña me arrodille a Dios con toda la sinceridad de mi corazón, le pedí de cumpleaños que sería el 26 de noviembre un empleo, y  ocurrió el segundo regalo de mi vida para el día 26 de noviembre me llamaron a trabajar en una empresa de publicidad que me abrió sus puertas y sin tener la más mínima experiencia me recibieron, era la enviada por Dios. No había otra explicación. Desde ese día nunca más me ha faltado el empleo, el sustento para mi familia y todo es gracias a Dios.

La familia.

En el momento que yo empiezo a trabajar ya mi madre estaba sin empleo, mi padre se había ido de la casa con una nueva mujer y estábamos en completo abandono, no recibíamos apoyo económico de nadie, mi hermano y yo empezamos a trabajar y pagamos los gastos entre los dos, vivíamos minimizando gastos cualquier peso mal gastado era un hueco en el mercado o en los servicios públicos, no comíamos manjares pero lo importante es que no aguantábamos hambre, siempre hemos sido muy unidos y hemos tratado de salir adelante a pesar de los obstáculos que nos ha puesto la vida.

Retomando un sueño.

Ya con mi trabajo y devengando un salario, retomo la idea de continuar con mis estudios como auxiliar de enfermeria, mi madre se encargaba de cuidar mi hija y yo podía trabajar y estudiar, ella siempre me había apoyado en mis estudios, trabajaba en el día y estudiaba en la noche, así dure los dos años que duro mi carrera técnica, habían pasado 2 años de no compartir más que unas pocas horas con mi hija, pero era madre soltera, no teníamos dinero sin trabajar su padre nunca respondió por ella, y yo me veía en la obligación de trabajar para sacarla adelante, para que no aguantara hambre, para que creciera sana y pudiera tener educación, esa es la vida de muchas madres cabeza de familia nos vemos en la necesidad de dejar nuestros hijos con la familia o personas desconocidas para poder brindarles un mejor futuro, afortunadamente yo contaba con el apoyo de mi madre, pero de que valió todo ese esfuerzo, me convertí en una enfermera que nunca ha dejado de estudiar, que siempre he querido sacar adelante a mi familia y entregarles lo mejor, lo logre? Solo el tiempo podrá darme la razón, o será testigo de mí sin sabor.

 Y es que vivimos en un país que nos absorbe por completo, no tenemos tiempo para compartir en familia, nuestros hijos crecen solos, llenos de vacíos y dolor, ahora ella es la victima de ese hombre que me ocasiono tanto daño, ahora ella es la víctima de un sistema que no piensa en las madres, tenemos que ser padres y madres al mismo tiempo y que el tiempo nos cobra ese rol bien caro, la ausencia de mi hija en casa ha sido un golpe muy bajo, tan bajo que no puedo contener mis lágrimas al escribir esto, que me sienta bien hacerlo por que dejo liberar mis sentimientos de tristeza y dolor, de impotencia y frustración  antes una despedida inexplicable para mí, pero llena de razones para ella.

Mi gran pérdida.

Todo se vino abajo, mis sueños de ser la madre de una psicóloga de una mujer hermosa que me llena de orgullo por su inteligencia y hermosura pero como no me di cuenta, como pude ser tan ciega ante tantos gritos en silencio, si desde niña ella me mostraba su inconformidad con las cosas, su rebeldía, las llamadas de atención en el colegio, sus escapes los fines de semana a casa de mi madre, las horas en el dispositivo sin cruzar palabras conmigo, esa gran bola de  nieve que crecía y crecía cada día hasta el momento de su final, ese momento de rodar sin rumbo alguno, pero con la necesidad de escapar de una cárcel impuesta por su propia madre que no supo darse cuenta que su hija necesitaba cuidados, como podría ser había cuidado toma mi vida de otras personas, menos de mi propia hija. Ahora todo estaba echado a perder, ya no alumbraban sus ojos en la sala de la casa, sus palabras gruesas y a veces duras no se escuchaban romper el silencio, su habitación vacía tan vacía como ahora estaba mi alma, se había ido de mi lado la mitad de mi vida, esa niña por la entregue todo, pero al mismo tiempo no entregue nada.

Amor y amistad.

16 de septiembre un año más de amor y amistad fechas especiales que se comparten en familia y entre amigos, un año más sin mi hija o por lo menos conscientemente de su ausencia, porque los años anteriores siempre estaba en casa de mi madre, me parecía normal, mis sobrinas son casi de su misma edad, entonces eso me hacía pensar que estaba bien que se reunieran y compartieran juntas esas épocas. Lo que no sabía era que detrás de todas esas ausencias ella buscaba salir de casa, con excusas lo más importante era huir de casa.

Complaciendo sus caprichos.

Mi hija siempre ha sido una mujer amante de las cosas bellas, de los lujos y las comidas sabrosas, ella es elegante su maquillaje es impecable eso lo heredo de mi madre que siempre anda muy bien organizada. Yo he trabajado toda la vida para darle lo mejor a mi alcance, he tratado en lo posible que este bien en todo el sentido de la palabra, pero eso no basta, los años de ausencia dejaron huella en su corazón y en su mente no basto la familia que construimos con esfuerzo y dedicación era suficiente para ella, el castillo de sus sueños estaba en otra casa, en otro espacio, en otro lugar que no era este.

Renaciendo de las cenizas.

Dios me ha permitido tener una familia maravillosa, cuando Nery tenía 3 años de edad me conocí con el hombre que hoy en día es mi esposo, un hombre que me ha dado su amor incondicional, su compañía y apoyo durante estos años él ha sido mi compañero, mi amigo, mi confidente, me ha ayudado en todas mis locuras me sigue a donde quiera que vaya, es el hombre que Dios me dio para renacer de las cenizas en las que me había dejado el padre de mi hija, a los cinco años de estar juntos nació mi segunda hija la pequeña Luisa María en gran parte ella es el regalo que le di a mi hija Nery que siempre me pedía una hermanita y que había llegado a este mundo para ser su compañía, esta es la familia que le di a mi hija cuando llego Luisa María, ella se puso muy celosa como todos los niños que tienen hermanos y dejan de ser hijos únicos, pero con el tiempo aprendió a quererla y a dejar atrás ese sentimiento de tristeza y soledad, se convirtió en su mejor amiga, siguen creciendo juntas y comparten la mayoría del tiempo, además de que estudian en el mismo colegio son esa clase de personas que se esperan y se acompañan en todo, se vuelven cómplices comparten cosas que no podrían compartir conmigo. 

Naufragando en el mar de mi soledad.

Y es ahora donde soy testigo de la soledad en la que vivió mi hija, yo nunca estaba en casa,  las horas de trabajo y estudio a las que me dedique abarcaban casi por completo las 24 horas del día, ahora me queda la pequeña Luisa con la que espero recuperar el tiempo perdido y permitir que el tiempo me vuelva a jugar una mala pasada, ella me necesita y más de lo que me imagine, la partida de su hermana le ha dejado un vacío casi tan grande como el mío ambas compartimos este dolor, ambas lloramos en silencio al caer la noche y de frente a la manta que nos cubre el frio de la larga y oscura noche, ella me confiesa que siente una gran tristeza y que no puede estar bien sin su hermana, que la extraña y mucho que ella es su compañía, la persona con la que dialoga eso que no puedes dialogar con mama, que el silencio atraviesa su pecho como una espada filuda ocasionando un dolor incomparable, ambos estamos conectadas en el mismo sentimiento, el mismo dolor, la misma perdida, estamos pasando por el mismo desierto árido y sobrio que nos envuelve como el viento envuelve la arena en un remolino donde pedimos a gritos auxilio, que alguien nos ayude a salir, que alguien extienda su mano y sane nuestro dolor.

Gratitud infinita a Dios.

Agradezco a mi padre celestial que siempre está presente en mi vida, el sana mi dolor, me permite volver a vivir recogiendo las cenizas, el polvo en el que había quedado siendo madre huérfana, porque a las madres no se les reconoce el dolor de sus hijos ausentes, porque tenemos que callar ante el dolor de una partida, ante el abandono, con todos mis errores he tratado de ser una buena madre una buena esposa y una buena  persona con todos los que hacen parte de mi vida, tengo muchos defectos pero día a día trato de corregirlos para que sean menos, y en estos momentos de oscuridad en mi vida, llega ella una mujer maravillosa esa persona que Dios tenia para mí, para salvarme de tanto dolor y angustia ella Beatriz Alba una enfermera jubilada y ahora escritora que me abrió su corazón para enseñarme a través de la escritura la otra forma de amar y expresar un sentimiento rompiendo el silencio de un dolor oculto ante una sociedad que muchas veces es egoísta y sin sentimientos. Yo había empezado a escribir un libro relacionado con mi vida como enfermera y ella me enfoco en todo lo relacionado con la gramática y la redacción para que ese libro fuera a un concurso, mis vivencias durante la pandemia le llamaron mucho la atención y logre corregir algunos errores gracias a su ayuda, ella ha sido una gran persona que llego  mi vida en uno de los peores momentos de mi vida, entonces como no creer en Dios que sabe perfectamente lo que nos gusta, lo que nos hace bien, lo que nos da aliento y fortaleza.

Buscando nuevos espacios.

Ahora con la ayuda de Beatriz me he dedicado a escribir en mis ratos libres, la computadora y mi mente es todo lo que necesito para plasmar mis sentimientos, me siento motivada y con muchas ganas de convertirme en una buena escritora, que ayuda a muchas personas con mis testimonios y vivencias como en algún momento lo fueron para mí,  Beatriz Alba, con sus libros “cuando habla el corazón de una enfermera” y “ cuando el amor se viste de blanco” dos libros que hablan de un amor incondicional en todas las fases de la vida.

Ana Frank, “en el diario de Ana Frank” donde expresa sus más sinceros sentimientos frente a la vida y al amor en familia.

 María Tersa de Calcuta, “El pozo de Siquem” que maravillo a miles de personas con sus vivencias entregando el verdadero amor y sentido de la vida.

 Ernesto Sábato “El túnel” con el que deja  revelado el drama de muchas mujeres que hemos sido víctimas de hombres enfermos.

 Eveline Goubert  en su libro “Seres de Paso” donde expresa el sentimiento más puro y doloroso al perder a sus amados hijos,  entre otros que con sus escritos  han dejado huella en mi mente y en mi corazón.

Beatriz Alba una mujer soñadora con las grandes cosas de la vida, sobrevivió a la muerte de su amado esposo y no bastarse con su muerte, no puede ver por última vez el rostro de quien fue su esposo, compañero, amigo, cómplice y padre de sus hijos, muere en la época del confinamiento en la pandemia covid 19, ella y sus tres hijos se encuentran en países diferentes, y el cuerpo sin vida de su amado esposo reposa en este bello país llamado Colombia, que tragedia, que dolor tan infinito se fue su vida sin decir adiós, ella también fue víctima de un dolor por usencia de un ser querido, empezamos a compartir sentimientos parecidos, la vida me ha puesto a una mujer que al igual yo sabe perfectamente lo que vivimos las enfermera, lo que guardamos y lo que callamos ella llego para ser una gran amiga, esa mano que rescata en el momento de naufragar el barco.

 Espero recuperar el tiempo perdido, con mi hija Luisa María no dejare que me vuelva a pasar lo mismo no sería justo conmigo misma, no me lo perdonaría nunca porque de los errores se aprende y de eso si soy testigo la vida me juega una mala pasada una sola vez, no dos ni mucho menos tres. He decido ser la madre que no he sido para pequeña hija, ahora debo convertirme en su amiga, en su hermana, en su compañía cuando regrese a casa después de clases, ya no dejare que pase su tiempo frente a un dispositivo, ni que pierda sus espacios de pintura por mi olvido de comprar sus biscochos y pinturas ahora ella espera de mi esa mano amiga que la saque de ese barco que está a punto de naufragar. 

Luisa María siempre ha sido una niña muy tranquila y callada, ella no es de las que exprese con facilidad sus sentimientos   y eso hace que sufra mucho porque se ahoga con sus propias lágrimas, en su silencio ausente ella espera al igual que yo que su hermana regrese, que todo vuelva a ser como antes que los tiempos que nos alumbraron se vuelvan a encender y que la llama de ese amor de su hermana hacia nosotras crezca nuevamente como la hierba en el campo, que el frio que la llevo a tomar esa decisión se desvanezca como la nieve ante el majestuoso y luminoso sol, por las puertas de esta humilde casa están abiertas para ella, quizás y estoy segura nunca se cerraran por que no existen los ex hijos, ni las ex madres. 

Su cuarto sigue ahí, como detenido en el tiempo no se ha movido nada, su cobija de blanca nieves con la que se arropo durante tanto tiempo,  su almohada aún conserva su aroma al igual que el closet donde aún tiene colgada parte de su ropa, todas las noches cierro su puerta como si estuviera ahí, pegada a su celular y pidiéndole que descasara de ese aparato, ella con su sonrisa me decía ya voy mama, tranquila y luego a la siguiente mañana la abro con la esperanza de que su cuerpo cálido y hermoso este ahí, pero no está vacía su cama, y el filo de la espada traspasa mi pecho, un día más sin ella, un día más sin ver su rostro su sonrisa encantadora y soñadora, partió cuando empezaba a descender la sombra, cuando llegue a casa ya no estaba y no supe que dolía más si no verla partir o no estar presente en su viaje hacia la lontananza.

Su amor es como un ave de paso, se va sin decir a donde ni cuando, dejando un clima sobrio y gris en el corazón de las almas que la aman y la esperan como ese primer día que la espere cuando supe que estaba embaraza. 

Veinte años atrás nunca imagine escribir una crónica para ella, para la mujer que cambiaría mi vida, que me haría más fuerte y al mismo tiempo más débil, pero ella tiene esa capacidad es un ser extraordinario que supo marcar el corazón de las personas que la amamos y la esperamos. 

Con todo mi corazón para mi amada hija Nery.

Atte. PACA.

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