Inicio Cacodelphia “Eduardo Falú fue un artista irrepetible"

“Eduardo Falú fue un artista irrepetible"

A 100 años del nacimiento del guitarrista y compositor salteño, la cantora Perla Argentina Aguirre, lo definió como “un hombre de una gran calidad y de un sentido del humor muy interesante”.

Eduardo Falú nació en la localidad de El Galpón (Salta) el 7 de julio de 1923 y se crió en Metán, donde comenzó a tocar la guitarra, de forma autodidacta, a los 11 años. A los 14 se radicó en la ciudad de Salta para estudiar y desde los 22 años residió en Buenos Aires. Junto a importantes poetas compuso obras que han transcendido el tiempo y todas las fronteras. “Es sin dudas, un pilar de nuestra música folclórica”, asegura la cantora Perla Argentina Aguirre.

Lo conocí musicalmente siendo pequeña y fue una cosa muy fuerte para toda mi familia, él hacía entonces un programa de radio en Buenos Aires y nosotros vivíamos en el interior del país y oíamos allí cosas maravillosas y muy revolucionarias, incluso, desde el punto de vista poético, que tanto aportó al cancionero criollo”, cuenta la cantante, guitarrista, autora y compositora.

Hasta la llegada del Nuevo Cancionero que se originó en Mendoza con Armando Tejada Gómez, Oscar Matus y Mercedes Sosa, que es posterior al movimiento de poetas salteños, nadie había tocado en la música folclórica, melodías como la que tocaba Eduardo, que fueron muy revolucionarias para la época y además acompañadas por una poesía deslumbrante”, expresa en diálogo con Cacodelphia. “Podemos pensar, entonces, que la poesía de Leguizamón, Perdiguero, Petrocelli, Castilla, los Dávalos, tanto Arturo como Jaime, pudieron haber sido, la base del nuevo cancionero, me da esa impresión, aunque hay quienes dicen que no”, agrega.

“Armando Tejada Gómez, admiraba a esos autores y compositores que generaron en los años ’50 un cancionero folclórico con letras y metáforas de mucho vuelo, que luego desde Mendoza, a partir del movimiento del Nuevo Cancionero, tuvo su continuación...es una impresión que tengo. No hay que olvidar que el nuevo cancionero, surge en los años ´60, cuando Eduardo Falú, había compuesto y estrenado en Buenos Aires, gran parte de su repertorio”, describe.

Eduardo Falú creó obras como Choro del caminante, Camino a Sucre y Trémolo, entre otras. Además, es autor de la Suite Argentina para Guitarra, Cuerdas, Clavecín y Corno, una de sus obras más importantes que fue estrenada y grabada con la Camerata Bariloche y presentada en el teatro Queen Elizabeth Theatre de Londres, con el Maestro Paul Biarritt e interpretada por infinidad de músicos de todo el mundo.

“Eduardo tenía una manera de tocar única y admirable y su voz, que decía que no le gustaba, era asombrosa. Fue un hombre de una gran calidad y de un sentido del humor muy interesante”, dice la cantora sobre el artista que falleció el 9 de agosto de 2013, en Buenos Aires, a los 90 años.

Falú les puso música a los poemas de Jaime Dávalos tales como Zamba de la Candelaria, Las Golondrinas, Trago de sombra, Tonada del viejo amor y Milonga del alucinado, y musicalizó, además, textos de León Benarós, Manuel Castilla, Alberico Mansillan y César Perdiguero, con quien compuso a comienzo de los años ´40, un dúo que tuvo gran repercusión en Buenos Aires. Juntos generaron obras del cancionero popular argentino muy importantes, como Tabacalera, India madre, Huayquitina, Coquita y alcohol y La niña. Además, recopiló y difundió, con su arreglo para guitarra, la zamba tradicional “La cuartelera”, que al parecer nació en el Siglo XIX, en el marco de las luchas por la independencia.

"Falu transitaba por el cuerpo de la guitarra de una manera muy personal, por eso es que tiene un sonido muy particular, único y muy elevado"

Sobre la particularidad, el estilo y el sonido de la guitarra de Eduardo Falú, Perla Aguirre, asegura que sus creaciones instrumentales fueron maravillosas, tanto como las composiciones que fueron acompañadas por poetas como Castilla, Perdiguero, o Dávalos. “Eduardo hacía unas introducciones y unos arreglos maravillosos, transitaba por el cuerpo de la guitarra de una manera muy personal, por eso es que tiene un sonido muy particular, único y muy elevado, que lo llevo a recorrer varios países del mundo. Un sonido que es irrepetible, aunque tenga imitadores”.

La música de Eduardo Falú recorrió el mundo logrando una trascendencia internacional: “En ese sentido, probablemente, con su arte, haya creado, un puente entre lo popular y la música culta”.

Eduardo tocó un repertorio clásico, tocaba, por ejemplo, a Agustín Barrios, alguien que no fue tan reconocido como correspondía, autor de ´La Catedral´, una obra que es muy difícil. Eduardo admiró mucho al guitarrista y compositor paraguayo, que era realmente extraordinario”, cuenta. “La guitarra de Eduardo fue única, con un estilo definido, muy personal, más allá de lo clásico que tocara, cuando tocaba sus propios preludios, sus propios solos de guitarra, transmitía su personalidad y su estilo. Por eso creo que sus obras, que hoy se estudian en todo el mundo, son inmortales”, suma.

Romance de la muerte de Juan Lavalle

En 1965 en el marco del llamado boom del folclore, se editó en el país, “Romance de la muerte de Juan Lavalle”, una creación de Ernesto Sábato y Eduardo Falú, que contó con la interpretación de Mercedes Sosa y los arreglos corales del maestro Francisco Javier Ocampo. Se trata de una obra que narra la historia de Juan Galo de Lavalle, uno de los hombres más controvertidos de nuestra historia nacional, responsable en 1928, del fusilamiento del gobernador de Buenos Aires, el coronel Manuel Dorrego.

A Eduardo lo conocí personalmente cuando llegué a Buenos Aires y fue gracias a Pocha Barros, gran autora poeta y letrista, que fuera la mamá de Los Farías Gómez. Ella fue quien luego de alabar mi propuesta de trabajo, me sugirió que vea a su hijo, al Chango Farías Gómez, en su oficina artística, donde deje mi primer material”, repasa.

Foto: Perla Argentina Aguirre con E.Falú y Sábato representando el Romance de la muerte de Juan Lavalle

“Allí estaba, también, el poeta Rafael Paeta que fuera integrante y director de grupo vocal e instrumental ´Los Indianos´ y Reinaldo Bellido, que además de ser musico, compositor y cantante, fue también el representante de Eduardo Falú. Nosotros, entonces, vivíamos, con Antonio Tarrago Ros, en un hotel de San Telmo, donde una tarde, me llamaron para que vaya urgente a la oficina. Allí, entonces, me propusieron hacer el romance de Juan Lavalle, era un martes y me proponían interpretar esa obra el sábado siguiente en Córdoba”, recuerda.

Además, Perla dice que comienzo no supo qué responder: "si bien la propuesta era muy importante para mí, ya que me estaban invitando a formar parte de un espectáculo, donde Eduardo había creado unas melodías maravillosas y Ernesto Sábato unos textos realmente conmovedores, eso me generaba un desafío muy significativo. Por otro lado, tenía, un conflicto ideológico, con Juan Lavalle, al que nunca terminé de querer. No podía amarlo, como Damasita Boedo, aquella mujer que lo siguió hasta su final, como me lo proponía la obra”. En ese momento, Antonio no conseguía trabajo como chamamecero en Buenos Aires y viajaba todos los fines de semana a Rosario, así que aceptó la propuesta.

“Cuando lo conocí a Eduardo, le dije que era una obra conmovedora y le transmití, además, mi conflicto ideológico con Lavalle. Y entonces, me dijo, por supuesto, yo tampoco comparto muchas cosas de Lavalle, pero piense que usted es una actriz, que está representando a un personaje”, rememora.

“Hasta ese momento, nadie me había acompañado en la guitarra, en casa mi papá, solamente, pero yo me acompañaba sola. Entonces, apenas llego a Buenos Aires me invitan a formar parte de este proyecto y Eduardo Falú, termina siendo mi primer guitarrista, y eso fue muy fuerte para mí. Me acuerdo que en los ensayos me preguntaba si estaba cómoda y yo no sabía que responder. Fue Eduardo una persona muy humilde y muy generosa conmigo, juntos presentamos ese espectáculo por distintos lugares del país. Así comenzó nuestra relación, así comenzaron los vínculos con un gran maestro”, dice.

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