El líder popular del Partido de los Trabajadores se mostró optimista de cara al futuro, con la integración política y económica, y el regreso del país a la escena internacional.
El gobierno de Lula da Silva cumplió 100 días al frente de Brasil. Su tercer periodo tuvo un inicio complicado con el intento de golpe de Estado fallido por seguidores de Jair Bolsonaro, sumado una crisis económica de la cual intenta salir con medidas tradicionales del Partido de los Trabajadores aplicadas en sus gestiones anteriores.
"Lula aprovechó para dar un discurso por la fecha conmemorativa, aprovechó fuertemente para culpar por la crisis económica y el descalabro social a Jair Bolsonaro, lo acusó de intentar perpetuar el fascismo en Brasil y gastar millones de reales, de recursos del Estados, para su elección que se vio frustrada (por la derrota). Pero se mostró optimista de cara al futuro", señala Yamil Bekenstein, Lic. en Ciencias de la Comunicación Social (UBA) y Maestrando en Relaciones Internacionales (FLACSO), en Los Mundos Posibles.
Sobre la economía brasilera cuenta que el país "está con algunas dificultades económicas, más allá de que pasó lo peor de su inflación, y ahora entró en un periodo deflacionario hacia el final del año pasado, pero siguen con algunas variables lejos de considerarlas ideales", y agrega que "para este año se prevé un crecimiento de un 1% de su economía, lo cual es poco y para un país tan grande es complejo, y en 2024 tampoco se prevé un crecimiento tan grande, se estima por abajo del 3%".
El crecimiento de la inflación y el aumento de la pobreza en los últimos años generó algunas demandas sociales. Lula modificó el presupuesto que estaba previsto para este año y reactivó algunas políticas identificadas con el PT, como un subsidio familiar y un programa de viviendas.
"El reingreso de Brasil en 2022 al 'Mapa del hambre' de Naciones Unidas es un indicador grave, un índice que se activa cuando más del 2.5% de tu población enfrenta escases crónica de alimentos. Se estima que tienen alrededor del 4% en ese estado. Uno de los objetivos de Lula en campaña era salir de allí", explica.
El Congreso actual es abrumadoramente conservador, no solo por la cantidad de senadores y senadoras del Bolsonarismo, sino por la cantidad de partidos de derecha que tienen una relevancia fundamental.
"Si Lula tendría que gobernar con la fuerza propia no le alcanzaría para sacar ninguna ley, ni quorum para la votación. En ese sentido tuvo gestos institucionales y está articulando con partidos que lo siguen tradicionalmente y otros que se acomodan en función de los intereses del gobierno actual", cierra.
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