Verdes como el fuego, rojas como el pecado es el último libro de Cristina Baroni, una colección de cartas dirigidas a escritoras donde lo intimo se hace público para quitar el velo de misterio que envuelve el acto creativo y evidenciar desigualdades de género.
“Son doce cartas dirigidas a doce poetas mujeres, en cada una se evidencia de manera instantánea el carácter intimo que tiene la escritura de una carta, con la presencia del yo, y la pregunta que posibilita esto es siempre la misma: ¿Desde dónde escriben las mujeres?”, resume Matías Esteban sobre Verdes como el fuego, rojas como el pecado de Cristina Baroni en el aire de Los Mundos Posibles.
Cristina Baroni nace en Derregueira, provincia de Buenos Aires, completa su formación como profesora en Letras y se traslada a La Plata en 2005. Poco tiempo después comienza a trabajar en escuelas y publica de manera artesanal sus primeros libros de poesía, a los que hace transitar por el circuito local de espacios editoriales autogestivos.
Según lo explica el columnista, la escritura de Baroni está cruzada tanto por su lugar de origen como por su trabajo en la escuela, destaca a Ofrenda, Buscando luz y Desordenes como tres títulos que marcan el rumbo de lo que vendría: “En ellos se ve una evolución de lo vivido en esos tiempos, el paso de un fanzine fotocopiado hasta su participación en la antología Relámpago (2014), ahí ella misma define su poesía con las siguientes palabras: familia, pueblo, intimidad, cotidiano y mujer, este conjunto me parece bastante cierto para definir las temáticas que ella había recorrido hasta ese momento y lo que va a venir después”.
El recorrido editorial sigue con la publicación de Alagarabia en 2017, algo que Esteban define como “un acontecimiento performático, la boda de dos personas que presentaban su libro”, obra donde la autora sitúa una serie de lugares que conforman un recorrido de lo intimo y despliega “una mirada y unos intereses por el lugar en donde escriben las mujeres, cómo es su escritura y qué es lo que le sucede a una mujer cuando escribe, qué es lo que deja atrás y qué es lo que invierte cada vez que escribe, es una pregunta que se hace -acá quizás no se la hacía de manera tan evidente- pero con este último libro la pregunta ya es más explícita”.
La nomina de escritoras a las que Baroni les dedica una misiva incluye a Emily Dickinson, Marosa DiGiorgio, Laura Forchetti, Alfonsina Storni, Olga Orozco, Laura Devetach, Susana Thenon, Mirta Rosenberg, Andrea Iriart y Juana Bignozzi.
Esteban cierra su columna subrayando que “hace un trabajo muy minucioso de lectura, de investigación, de cada una de las poetas con las cuales dialoga, son cartas que van desde el cariño, de algo muy cercano, casi amistoso, de alguien que va y le toma la mano a otra persona, hasta algo preciso, por momentos casi de crítica literaria, el libro tiene momentos donde estalla en esa dirección, casi de reseña, de hecho, hacia el final, tiene una parte bibliográfica donde ella recomienda los libros que ha leído de cada autora”.
Escuchá/descargá la columna completa: