El músico Leandro Etchegaray presentó su primer material solista con Tres canciones criollas. A través de la música de Eduardo Bonessi busca retratar una Buenos Aires de principios de siglo ‘20 desde su mestizaje rural y urbano y sus resistencias culturales.
El EP Tres canciones criollas reúne tres canciones que el cantautor y profesor de canto, Eduardo Bonessi, compuso entre 1932 y 1935. “A mí lo que me llamó de esos tres temas fue que un porteño está escribiendo música criolla en la década del 20 y del 30 pero con el sentido de lo que era la ciudad de Buenos Aires en ese momento”, explicó el músico Leandro Etchegary sobre la selección de Soltando Mis Penas, El Rosal de los Cerros y La Rodada.
En este sentido, destacó cómo la canción criolla surge del mestizaje cultural de principios de siglo, cuando los payadores comienzan a llegar a la ciudad y adaptarse a la necesidades del repertorio del lugar. Ya para los años ‘30, se posiciona como un género que escapa de los formatos estandarizados del folclore y el tango respondiendo a los paisajes y las personas de “una ciudad que está muy emparentada con lo rural. Una ciudad que sus fronteras están muy difusas en términos de ‘civilización y la barbarie’. Va a tener todo un sector rural que va a estar cercano a los carreros, a los payadores y a todo eso. Mientras tanto en la avenida Corrientes y Esmeralda va a estar sucediendo otra cosa también que va a ser muy urbana y muy cosmopolita. Estamos hablando de esos años en lo que eso estaba bastante entremezclado”, detalló en comunicación con Los mundos posibles.
El repertorio busca mostrar esas imágenes semi rurales en contextos urbanos como espacios de “pensamiento contrahegemónico”, colocando a la canción criolla como una práctica artística que escapaba de la rigurosidad con la que se estaban formando los géneros a través de la industria musical de la época. “Con la canción criolla aparece un género de música que es muy libre y eso a mi siempre me interesó. Al ser libre el género, encontras muchos recursos en la guitarra y en la voz para jugar bastante”, aseguró.
El músico destacó que la imagen cultural que se tiene de la ciudad de Buenos Aires responde a un proyecto cultural determinado, “y desde ahí este repertorio de canciones criollas va a ir haciendo un poco de contrahegemonía, todavía al día de hoy. Porque algunas de esas canciones criollas, o algunas de esas dinámicas de ejecutar música, todavía existen. Lo que pasa es que hay que pensarlas y re-pensarlas constantemente porque hay un halo de tradicionalismo y conservadurismo alrededor”, agregó.