Como un mensajero, Walter Sacaba viaja con su moto por distintas localidades del país llevando y trayendo libros e historias que le cuentan los lugareños.
“Siempre la idea ha sido que el dispositivo que yo utilizo sea un disparador para que gente que no habla, gente que no escribe, pueda empezar a hacerlo”, contó Walter Sacaba impulsor de Motobiblio, una biblioteca ambulante que invita -a través de la lectura- a que cada persona escriba sus historias. “La gente empieza a contar cuando hay un oído que escucha y el simple hecho de ir al almacén a comprar mortadela puede ser una historia increíble si puede ser contada”, agregó el actor.
Walter comenzó con el proyecto cuando notó durante sus viajes que las bibliotecas de los pueblos que visitaba tenían los libros guardados con llave para “cuidarlos”. Fue en ese momento que -a los instrumentos que lo acompañaban en sus viajes- le sumó los libros, para que los niños y las niñas que se cruzaran en su viaje tuvieran la oportunidad de tocarlos, usarlos, leerlos y apropiárselos. “Yo con mi proyecto quiero lograr que la gente pueda recuperar la palabra, porque es fantástico el libro, es maravilloso, pero muchas veces no es nuestro libro, no era nuestra historia, y a veces ni siquiera es de nuestro medio social. Entonces el libro tiene que ser el nexo pero para que cada uno de nosotros, sobre todo un pibe que está creciendo, pueda entender que tiene algo para darle al mundo”, sostuvo en comunicación con Una amiga imaginaria.
"el libro tiene que ser el nexo pero para que cada uno de nosotros pueda entender que tiene algo para darle al mundo"
En este sentido, destacó que el libro no es un elemento cotidiano para mucha gente y el poder compartirlo también invita a intervenirlo. Intervenir el libro, permite a su vez, tornarlo algo diario que podemos ser parte. “Si podemos llevar la literatura a lo cotidiano, a la mesa de la doña, a la mesa del señor, a esos espacios, ahí es donde podemos apropiarnos del conocimiento (...) Es en lo cotidiano donde tenemos que lograr que la escritura y la oralidad sean de todos y poner en tensión que no todo lo que está escrito es sano, que no todo lo que está escrito es bueno y que por mas que lo diga Cortazar o Bioy Casares o quien sea los podemos poner en duda”.
Con la búsqueda de democratizar la palabra y las historias, para “poder honrarlas”, Walter contó que ya ingresó a la cooperativa editorial Siete Sellos un libro que recopila las historias que fue escribiendo y creando colectivamente en sus viajes. Cuenta con ilustraciones realizadas por niños y niñas que fue conociendo en el camino. “Tengo como meta fundamental en esto de que la gente pueda entender que cualquiera puede escribir un libro, que cualquiera puede contar una historia y que tu historia es importante para vos y para el mundo”, sostuvo.