Anoche la Cámara de Diputados de la Nación aprobó el proyecto de ley unificado que da un marco regulatorio tanto a la industrialización del cáñamo como al desarrollo del cannabis medicinal.
Con 155 votos a favor la Cámara de Diputados legalizó el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo. La ley surge como la unificación de otros dos proyectos que regulan, por un lado, el desarrollo industrial del cáñamo y, por el otro, el desarrollo de la industria del cannabis medicina.
“Uno de los puntos más importantes es reconocer y poder otorgar autorizaciones a pequeños cooperativistas, pequeños empresarios, las pymes y proteger lo que son las economías regionales, a los pequeños productores y demás. Lo que falta es la discusión sobre despenalizar y legalizar el cannabis como sustancia, pero es una respuesta a una situación de muchas personas que pueden encontrar en una industria del cannabis una respuesta a una crisis económica mundial que tenemos” sostuvo Marcos Torti, vicepresidente segundo de RESET Política de Drogas y Derechos humanos.
Si bien la ley contempla dos tipos de industrias sus diferencias son importantes ya que el cáñamo no es considerado como un estupefaciente ni una sustancia bajo fiscalización a nivel internacional. Es decir, “la industria del cáñamo se podría haber regulado hace décadas”, remarcó Torti.
En este sentido, la falta de información y el conflicto de intereses que produce la discusión del desarrollo de una de las industrias con más proyección económica a futuro como es el cannabis fue uno de los temas más debatidos en el recinto. “El gran problema de haber unificado una industria del cáñamo y el uso medicinal en un mismo proyecto hace que todo se oriente hacia el cannabis psicoactivo”, detalló el abogado en comunicación con En Orbita, minutos antes de aprobarse la ley.
Torti destacó que si bien la normativa pone en relieve el carácter económico del desarrollo de la industria, la misma se sustenta sobre base prohibicionista y punitivista. Por eso muchas de las abstenciones y votos negativos al proyecto se justificaron bajo la premisa de que se estaría habilitando el consumo recreativo de la planta.
“Claramente hay un gran problema que tenemos en Argentina. Más allá del desconocimiento y los prejuicios que estamos viendo hoy en día en el propio debate parlamentario, no nos hacemos cargo de debates pendientes que tenemos respecto a otras cuestiones que necesariamente tenemos que dar para que este tipo de proyectos pudiesen establecerse y asentarse mejor en nuestra economía: el debate por la despenalización de los delitos de consumo y, luego, la legalización del cannabis como sustancia en sí”, enfatizó.
