El documental da cuenta del rol de los medios de la dictadura y las donaciones que nunca llegaron a los soldados.
Operación Chocolate es la historia de Gustavo Vidal, un niño de 7 años que el 4 de Abril de 1982 envió una barra de chocolate con una carta para los soldados que se encontraban en el frente de batalla en Malvinas a través de una de las recaudaciones realizadas durante ese periodo. La golosina y su mensaje aparecieron meses después de terminado el conflicto en un kiosko de Comodoro Rivadavia, donde fue comprado por otra niña. “Hicimos este camino con Gustavo Vidal, que era ir recorriendo los lugares donde anduvo su chocolate, y al mismo tiempo la película nos sirvió como pretexto para hablar de los medios de comunicación, de Malvinas, del acercamiento que hubo informativo”, contó Carlos Castro uno de los directores del documental, quien junto a Silvia Maturana adaptaron la investigación periodística realizada por Santiago García.
El documental obtiene su nombre de la portada de la revista Gente, la cual, terminado el conflicto, utilizó la historia de Gustavo como punta de lanza para el proceso de negacionismo promovido por los medios de comunicación en la posguerra. “Gente iba a la vanguardia porque tenía grandes imágenes, pertenecía a editorial Atlántida, había tenido un recorrido con la dictadura, había apoyado la dictadura. Cuando sale esta tapa de la revista es uno de los primeros hechos de desmalvinización”, subrayó el documentalista en comunicación con Una Amiga Imaginaria.
La desmalvinización fue una tendencia a clausurar cualquier iniciativa de debate público sobre la experiencia de la guerra y sus repercusiones en la sociedad. Este proceso comenzó a darse por parte de los medios de comunicación cuando la vuelta democrática era inminente. Según el director, este proceso pretendía “que seamos hombres sin patria, sin Nación, sin fe, sin cultura, sin historia, sin destino”.
“El clima de decepción y desasosiego era muy grande, la gente había mandado comida, ropa. Se habían hecho programas ómnibus donde la gente había dado pertenencias, incluso siendo pobre, muy preciadas para ellos. Estas cadenas de solidaridad habían superado el miedo que había instalado la dictadura”. Las mismas fueron, también, las que resistieron al manto de olvido pretendido una vez que la dictadura se encontraba en franca retirada. “La malvinización vino de los mismos sectores que habían sido solidarios con las Malvinas. Esto es: en cualquier lugar de la Argentina hay una plaza, hay una calle, hay un monumento que se llama Islas Malvinas porque es tan fuerte el recuerdo y la percepción que tenemos, que es parte de nuestra soberanía”, destacó.