Directora orquestal, docente y diseñadora sonora, Macarena recolecta sonidos para convertirlos en paisajes, movimientos y recuerdos para resguardarlos en forma de archivo.
Macarena Aguilar Tau reparó en los sonidos de su entorno durante la cuarentena, cuando salió a recolectar sonidos para nutrir su biblioteca con sonidos de árboles, animales, acciones y momentos. “Me acuerdo que todo empezó porque hay ciertos sonidos que dejan de estar, que estamos acostumbrades a escucharlos y de repente ya está, no suenan más”, contó la música invocando el sonido de un afilador, un vendedor ambulante, un teléfono.
En este sentido, Macarena graba sonidos con el fin de resguardarlos como parte de la memoria colectiva de una época, como los sonidos propios de esta. De esta forma busca que empiecen “a ser patrimonio”. “Valorarlos como para que lo puedan ser. Registrar como suena la ciudad hoy en día, porque hace 20 años sonaba distinta, y que no solo es un registro visual de nuestro entorno sino también este otro tipo de registro que incluso nos trae un montón de información. La que no es tan visible y es muchísima”, contó en comunicación con Una amiga imaginaria.
Durante estos dos años la compositora trabajó interdisciplinariamente en conjunto con disciplinas como la danza, el teatro, la pintura, entre otros. Producto de esto han resultado sus trabajos 1200 Km, donde invita a la gente a enviar sus sonidos; Dermodemonio, donde explora el formato blog; Los árboles caídos también son el bosque, una video-performance realizada en el marco del festival Aura; entre otros.
Su último trabajo, El eco de lo inaudito, está basado en la pintura de Autorretrato de Raquel Forner y puede visitarse hasta el 31 de marzo en el Museo Provincial Emilio Pettoruti.
“Me gusta imaginar que construyo un espacio”, explicó acerca de su último trabajo. “con el cuadro de Raquel lo que pasó es que, ni bien lo vi, empezó a sonar en mi cabeza todos los espacios que propone la imagen y los distintos planos. Es muy sonora aunque en realidad sea una pintura. Cada material y cada elemento que está en la imagen está en movimiento y si está en movimiento es que también está sonando”, puntualizó.
Los paisajes viven a 1200km/h
Es una construcción de paisajes sonoros basados en sonidos que Macarena fue recolectando y recibiendo desde distintas partes del país y del mundo. Producto de esto resultó una playlist de casi una hora de duración donde la artista deja de lado las melodías y el lenguaje tonal para centrarse en los timbres, estructuras y ritmos naturales.
“Eso es lo que más me gusta encontrarle, cómo los sonidos de la naturaleza también tienen sus ritmos, sus patrones, sus melodías. En este hecho de grabar y de prestarles atención siento que voy encontrando funcionamientos musicales o procesos sistematizados de paisajes sonoros”, contó.
Esta “orquesta de la naturaleza” es un terreno explorado en el mundo musical y sonoro: “Murray Schafer, por ejemplo fue un primer músico ambientalista que empezó con todo esto. Ya viene de hace tiempo, desde los años 80 se viene investigando, haciendo grabaciones y dando atención a todo este mundo que está entre la ecología y el campo artístico, pero también campo científico. Está todo ahí unido en algo que le llaman ecología acústica”, explicó.