Fue médica, política y sufragista. Abrió caminos que aún hoy forman parte de la agenda de los movimientos de mujeres y disidencias.
“Creo que Julieta es una figura que, como nunca, nos permite construir futuro. Si bien hace 90 años un auto la atropelló y la condenó a muerte siendo una mujer muy joven, su legado, su mirada y su fortaleza, siguen siendo de una actualidad contundente para cada una de las mujeres que encarnan hoy y se enfrentan a las realidades”, sostuvo Liliana Porfiri, parte del área de cultura de la municipalidad de Berazategui.
Entre las palabras que pueden definir a la figura de Julieta Lanteri en la historia argentina y del movimiento de mujeres están pionera y luchadora. Pionera porque abrió camino por muchos frentes: fue una de la primera estudiante del Colegio Nacional de La Plata, una de las primeras cinco mujeres médicas y científicas, primera sufragista de Latinoamérica, primera candidata a diputada del país, fundadora del Partido Feminista Nacional y la lista sigue. “Toda esa demasía que ejercía provocaba un rechazo muy grande en la sociedad de su tiempo. También hay que decir que del mismo modo que recibió críticas, persecuciones, burlas recibió también el apoyo de hombres y mujeres porque, cuando finalmente logra acceder a presentarse en una lista para poder ser votada en la cámara de diputados, fueron hombres y mujeres los que la votaron”, destacó en comunicación con El verano prometido.
Fue luchadora porque ese camino no se abrió sin resistencias. En su época, la presencia en la vía pública de una mujer decidida a meterse en el debate político y la ciencia, incomodaba. Julieta había descubierto que entre los requerimientos para que una persona sea empadronada en 1911 no figuraba específicamente que esta debía ser varón. Por el contrario, se solicitaban requisitos que en ese momento eran de difícil acceso para las mujeres: ser profesionales, ser honorables, pagar sus impuestos. “Entonces pensó que debía pedir el empadronamiento, porque ella reunía esas características: tenía una profesión liberal, era una mujer trabajadora, decente y le permiten esa inscripción. No había una dificultad en hacerlo y por lo tanto le dan la posibilidad de ser un votante dentro de un acto en la parroquia San Juan Evangelista de la Boca”.
Esa fue la primera y única vez que Lanteri pudo votar, en los siguientes comicios se solicitó que los votantes debían también haber realizado el servicio militar, “cosa que tampoco la limitó porque, entonces, pidió permiso para hacer el servicio militar. A pesar de que los registros obviamente no se lo permitieron, llegó hasta el Ministerio de Guerra, le impidieron hacer el servicio militar y por tanto no pudo volver a ejercer el voto”, aseguró la investigadora.
"la presencia de Julieta y lo que significa su nombre, me parece que sigue presente como un desafío permanente a la hora de ampliar todos los derechos "
Ridiculizada por los medios y la política contemporánea, en 1919 se postuló para diputada nacional, alegando en su solicitud ante la junta electoral que la Constitución Nacional no especificaba un género determinado para la labor legislativa. Este hecho la convirtio en la primera candidata a diputada de la historia nacional, años después fundaría el Partido Feminista Nacional. “Si bien las mujeres ya no tenemos que pedir permiso, podemos participar de la vida pública, de todo modos hasta hace poco no olvidemos que hubo que hacer una ley de cupo para el acceso de las mujeres a la actividad política, como hay ahora leyes de cupo que se deben imponer para poder anclar aún más los derechos. Entonces, la presencia de Julieta y lo que significa su nombre, me parece que sigue presente como un desafío permanente a la hora de ampliar todos los derechos”, señaló Porfiri.
Escuchá/Descargá la nota completa:
.
