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Tarará, una historia de solidaridad cubana con los niños de Chernobil

Un documental de Ernesto Fontán cuenta la historia del programa integral de salud cubano que recibió a más de 25.000 chicos y chicas víctimas del accidente nuclear.

“Nunca habíamos escuchado de Tarará en nuestra vida, ahí nos encontramos con esta obra y esta epopeya de Fidel Castro y del pueblo cubano, de ayudar a un pueblo hermano y amigo como el ucraniano, de Rusia y Bielorusia”. Así presenta el director Ernesto Fontán los hechos que se cuentan en su primera película, Tarará. La historia de Chernobil en Cuba.

Entre 1990 y 2010 se asistieron en la isla a más de 26.000 niños y niñas de Ucrania que habían sido víctimas del accidente de la central nuclear de Chernóbil. La atención fue integral, no estaba solo dirigida a su recuperación física, sino con un amplio programa de propuestas culturales, recreativas y educativas.

“Cuba fue el primer país que brindó atención internacional a estos chicos”, resaltó el cineasta sobre el hecho retratado en su ópera prima. Esta expresión de solidaridad se dio durante el período especial que atravesó la isla, enmarcado en la disolución del bloque socialista, la caída del comercio exterior y una profunda crisis económica.

“Cuba fue el primer país que brindó atención internacional a estos chicos”

Tarará fue una zona residencial a 30 kilómetros de La Habana donde estaban instalados sectores altos de la sociedad cubana. Luego de la revolución del 59 se funda allí el Campamento de Pioneros José Martí y, en la década del 90, el espacio es cedido para montar un hospital de alta complejidad que pudiera atender a los niños y niñas de Ucrania. También fue fundamental la participación de voluntarios cubanos como enfermeras, traductoras y en el acondicionamiento del espacio.

Ernesto Fontán es parte del Espacio de la Fraternidad Argentino Cubana. En 2018, como parte de la organización del recital de b en Avellaneda conoció esta historia que plasmó en esta película a partir de material de archivo y entrevistas con dos de los pacientes que fueron parte de este programa, hoy adultos residentes en Cuba.

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