Valeria Pujol Buch, repasó un camino de encuentros y aprendizajes que dio como resultado su primer libro de cuentos.
Luego de transitar múltiples espacios de escritura, Valeria Pujol Buch, encontró en el taller Pico de Loras, un espacio de creación y reflexión sobre su propia escritura, hasta que llegó el momento, “hubo que tomar una decisión: o se morían en la computadora o en un cajón, o salían a rodar, y elegí la segunda opción”, ya que, “Tengo la idea de que casi todos tenemos algunos cuentos escritos que vienen con nosotros y nosotros”.
Suave es el Relincho (Página Blanca, Casa Editora. 2021) es un libro que recopila historias, imágenes y anécdotas de Valeria en torno a tres grandes ejes: el trabajo, los vínculos cotidianos y las infancias. Todos estos vinculados a su trabajo como investigadora y redactora de la Universidad Nacional de Lanús, “no es loco que halla un cuento sobre trabajadora de casas particulares porque a ellas está dirigido, porque yo pude quedarme en mi casa, pude trabajar cuidándome y cuidando a mis seres queridos pero esta no fue la situación de un montón de trabajadores y trabajadora”, detalló en comunicación con Los mundos posible.
Valeria destacó la importancia del circuito cultural platense y de las redes que en este se construyen. Editado por Juliana Corbeli y con ilustraciones de Sol Severi, el libro se presenta como una búsqueda que excede lo literario para incorporar el lenguaje gráfico. Gran seguidora de la ilustración argentina, Valeria le propuso a Sol intervenir más allá de la tapa: “todo el proceso fue muy cuidadoso, muy amoroso, muy dialogado. La verdad es que creo que forma parte del aprender a escribir”.
“Todo el tiempo pensamos en cómo cambiar este mundo y no sabemos. Tenemos que empezar a tener claro como no queremos nosotros continuar. yo creo que me encontré con esta editorial, me fue muy bien, crecimos juntas y la estamos pasando bomba”, señaló la escritora, quien remarcó que en un contexto donde cada vez estamos más atomizados y precarizados, “más que nunca creo que hay que romper solemnidades, romper con discursos que nos achatan, nos aplanan. Intentarlo con trabajo, con honestidad. Intentarlo por lo menos, morir de pie”.