La movilización social tras el asesinato de Roberto Sabo, luego de un intento de robo en Ramos Mejía, pone el foco en el rol de la Justicia y las fuerzas de seguridad. Esteban Rodríguez Alzueta analiza porque los jóvenes pueden llegar a usar una violencia tan extrema a la hora de cometer un delito.
"El caso sirve para poner en el ojo otras historias que no están llamando la atención diciendo sobre determinadas dinámicas de violencia que se van a incrementando en ciertos barrios de las grandes ciudades del país, porque no hay que generalizar y la televisión tiende a hacerlo. Hay una serie de hechos que tienen un plus de violencia que no puede cargársela a la violencia instrumental", reflexionó Esteban Rodríguez Alzueta.
El abogado, en Los Mundos Posible, analizó que lo que "se está empezando a ver estos delitos en ocasión de robo tienen una violencia que excede la instrumentalidad que no guarda proporción con lo que se busca".
Un fenómeno que debe ser desentrañado para comprender la cuestión de fondo. Rodríguez Alzueta cree que la crisis de representación que afronta la clase política influye en el comportamiento de los jóvenes que se sienten excluidos de su agenda.
"En un contexto de representación cuando los representantes no representan, cuando la política tiene dificultades y es reticente para agregar a su agenda los problemas y los intereses de los sectores más jóvenes, muchas veces esos jóvenes pueden transformar el delito en una caja de resonancia como una manera de decir 'yo existo', una forma de la llamar la atención, ese plus de violencia está transformando el delito en otra cosa, y es lo que hay que desentrañar", consideró.
En ese sentido, agregó que además "son humillados por la policía que los hostiga, muchas veces por el peso que tienen sus trayectorias carcelarias, la estigmatización social, también esa rabia y rencor que se va depositando en el odio muchas sale de esta manera".