Esta nueva especie de sauropódo fue hallada junto a una gran cantidad de restos fósiles en una cantera de la patagonia. Lo nombraron así en homenaje a los dueños de la chacra donde localizaron sus huesos. Cómo se llevó a cabo la investigación cientifíca que lo descubrió.
Federico Agnolín, paleontólogo, investigador del Conicet y miembro del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados pasó por Los Mundos Posibles donde se explayó sobre la labor del investigador paleontológico, el reciente descubrimiento del Menucocelsior arriagadai y otros hallazgos fósiles en el territorio argentino.
Para empezar, Agnolín destacó las virtudes que ofrece Argentina para la paleontología al contar no sólo con un extenso territorio sino también por su fuerte carácter fosilífero: “Hay fósiles de diferentes épocas que varian desde hace miles de millones de años hasta los últimos diez mil años, con los últimos animales de la Era de hielo, en cualquier ciudad, tomemos por ejemplo Ciudad Autonoma de Buenos Aires, cuando se hacen los pozos para los subtes o edificios, suelen aparecer restos fósiles”.
“Antes que nada, tenemos que preguntarnos ¿cómo era la patagonia hace 70 millones de años? Primero, la Cordillera de los Andes no existía, teníamos un territorio amplio que se había separado de Africa, pero aún estabámos pegados a la Antártida y a Australia. La patagonia no era el gran desierto que conocemos hoy en día, había arboledas, ríos y lagunas habitados por una fauna muy variada que incluye peces, tortugas, una fauna que hoy ya no existe, además de los dinosaurios”, continuó el paleontólogo.
A la hora de referir cuáles fueron los últimos hallazgos realizados en la patagonia, el entrevistado contó que “en una cantera al sur de General Roca encontramos una enorme cantidad de dinosaurios, todos entremezclados, se ve que un río, un arroyo o laguna los fue acumulando. Pudimos encontrar varias especies de dinosaurios de cuello largo, conocidos cientifícamente como sauropódos entremezclados con dientes de dinosaurios carnivoros que fueron a carronear y restos de otros dinosaurios con pico de pato que también son una especie nueva”.
El Menucocelsior Arriagadai fue nombrado así en honor a la familia Arriagada, propietarios de la chacra donde se encontraron estos restos: “En esa cantera que empezaron a salir huesos de dinosaurios, encontramos los restos de una especie de dinosaurio de cuello largo totalmente distinta a las que se conocían, el estudio anatómico nos muestra que es un animal totalmente robusto a su tamaño y tiene unos rasgos muy primitivos en la forma de la cola que nos hace entender que es un dinosaurio nuevo”.
Al cierre de esta entrevista Agnolín explicó que el descubrimiento de restos fósiles está sujeto a dos posibilidades: “Primero, sobre la base de estudios geológicos nosotros podemos saber qué tipo de ambiente había y reconocer la presencia o no de dinosaurios. La geología también nos ayuda a conocer la edad, buscamos dinosaurios que existieron hace más de 65 millones de años. En segundo lugar, muchisímas veces la gente misma que vive en la zona encuentra huesos. Tiene un componente que es el estudio de las rocas y después es azar”.
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