A diez años de la partida de Juan Enrique Farías Gómez, conocido como "El Chango", Néstor Gómez, afirmó que sigue siendo “el faro de todas las épocas”.
“Siempre fui un admirador del Chango y un estudioso de su música”, contó Néstor Gómez, quien conoció al músico cuando lo invitaron a participar de Cuartoelemento, agrupación que integra junto a Rubén “Mono” Izarrualde, Matías González y Horacio López. “Hubo en ese primer encuentro, una química muy particular. Al tiempo me convocó para ir a tocar a Santiago del Estero, con Juan Pablo di Leone, mi hermano Omar y Mica, la hija del Chango. Después de eso vino con el proyecto de la orquesta”, agregó en diálogo con Cacodelphia.
En 2009 "El Chango" Farías Gómez convocó a una selección de grandes músicos a participar del que sería su último proyecto: la Orquesta Popular de Cámara Los Amigos del Chango. “La idea era hacer esa Orquesta, pero amasarla en juntadas, así empezamos con ese proyecto, juntándonos todos los martes a ensayar y a la noche tocando en el legendario club porteño Jazz & Pop”, rememoró. Como un cuarteto alrededor del “Chango” Farías Gómez (guitarra, voz, bombo legüero), con Ricardo Culotta (trompeta, fliscorno), Néstor Gómez (guitarra y orquestación) y Omar Gómez (bajo) comenzó a desarrollarse la formación. Al poco tiempo, se sumaron Rubén “Mono” Izarrualde (flauta) y Jerónimo Izarrualde (batería).
“Siempre que el Chango se quedaba sin proyecto o sin grupo, armaba Los Amigos del Chango. De esos encuentros, que en una época se hicieron en el Teatro Pairo, surgieron por ejemplo el trío Vitale-Cumbo-González, la MPA (Músicos Populares Argentinos), también surgió de encuentros similares y así también se fue armando la Orquesta”, expresó el compositor y docente.
“En esos meses fuimos elaborando el proyecto, donde la idea general era derribar los límites entre lo académico y lo popular, ese límite tan polémico. Hacer algo que tuviera orquestación, contrapunto, academicismo, pero también improvisación, con una visión de abarcar a todas las músicas que nos atraviesan”, dijo. “Entonces había algo de rock, algo de jazz latino, momentos que evocaban la música académica, partes orquestales, digamos, para integrar lo concertado y aprovechar el potencial de esas músicas y mucho de improvisación, lo universal en la música, mirado desde acá, esa era la idea”.
De esa manera, la orquesta desarrolló nuevas posibilidades en términos de sonido, originalidad y estéticas que quedaron registradas en Música Clásica Argentina, dos trabajos de estudio, que se editaron, luego de la muerte del creador de Los Huanca Hua (1960) y en el Grupo Vocal Argentino (1966), al que muchos consideran como el mejor ensamble de voces en la historia de la música popular de nuestro país. “En el primer disco el Chango está en todos los temas”, contó Gómez. Y eso se pudo concretar debido al registro del programa televisivo Encuentro en el Estudio, donde la orquesta presento su repertorio.
“El Chango estaba acostumbrado a arriesgar, por eso siempre fue cuestionado y por eso también siempre remó contra la corriente”, expresó Gómez, sobre el músico nacido y criado, en San Telmo, donde vivió en una familia musical por excelencia. “Hoy mirando en perspectiva vemos que los grupos vocales son una institución de la expresión de la música argentina y eso es debido a los conjuntos creados en los años ’60, por el Chango. Lo mismo ocurrió cuando con los MPA (1985), comenzó a usar guitarra eléctrica, con delay, eso no es folklore decían, y hoy te pones a ver el Festival de Cosquin y ves que todos tocan con batería, bajo y guitarra eléctrica. Él siempre estuvo adelantado, y cuando le dieron la razón, ya estaba en otra cosa”, afirmó.
“El Chango te ponía a pensar todo el tiempo”
Juan Enrique Farías Gómez (1937), fue arreglador, percusionista, guitarrista, cantante, docente y el creador de formaciones legendarias como Los Huanca Hua, el Grupo Vocal Argentino, Músicos Populares Argentinos (MPA) y La Manija, todas apuestas por la renovación de los sonidos de época.
“El Chango te ponía a pensar todo el tiempo (...) Elegía los músicos con los que quería trabajar, a partir de un feedback que pudiera generar cosas, era muy integrador en ese sentido, con un perfil de construcción más propio del jazz, para mí trabajar con él fue como hacer una carrera universitaria. Generaba una química a partir de la cual se generaba la propuesta del grupo, por supuesto con una idea inicial, donde cada uno hacia su aporte y eso simplificaba las cosas. Porque cuando las ideas salen de una sola cabeza, cuando esta todo demasiado pre establecido, a los músicos populares que estamos acostumbrados a un perfil más creativo en la ejecución, que no estamos acostumbrados a leer la partitura, se nos hace medio limitante”, expresó.
“Cuando se habla de la música de acá, se piensa en una foto y tanto la música como la cultura es algo vivo y está en permanente evolución. El Chango decía que si a la música argentina la congelás en los años ´60, la estás sacando de la ley de la evolución, lo importante -explicaba- es que es una música hecha acá y mientras sea honesta la propuesta, vale”.
La política fue otra marca de familia Farías Gómez, al igual que su fuerte identidad peronista. Como funcionario “El Chango”, asumió diferentes candidaturas políticas en diferentes partidos. En 1989 fue designado por el entonces presidente Carlos Menem, director Nacional de Música, cargo en el que se desempeñó hasta 1991, cuando renunció en desacuerdo con los indultos a los militares. Un logro de esa gestión fue la creación del Ballet Folklórico Nacional, bajo la dirección de Santiago Ayala “El Chúcaro” y Norma Viola. En su paso por la función pública presentó, defendió y logró imponer en 2004, el proyecto de ley que estableció en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires el Feriado de Carnaval, rechazó públicamente la idea del tango como producto For Export y promovió una ley en defensa y reconocimiento de las peñas folclóricas de Buenos Aires, perseguidas luego de Cromañón.
“Tenía un talento fuera de lo común, pero además como artista, tuvo una visión absolutamente adelantada. Nosotros laburando con él, no solo aprendimos música, sino también cómo pensar la expresión artística y donde pararnos como artistas. El chango fue para mí un análogo de lo que sería para la música de jazz norteamericana, Miles Davis, fue el faro de todas las épocas”.
“El Chango, era un todo terreno”, expresó Gómez,“y tenía muy claro la cuestión de la identidad, por eso sigue siendo un gran faro”.
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