Mamá Cultiva Argentina y la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) se unieron para gestar, intercambiar y preparar el cultivo legal y agroecológico de cannabis con fines medicinales.
“Esto viene de un vínculo que la secretaría de Género de la UTT viene haciendo ya hace poco más de un año con Mamá Cultiva. Con los encuentros de Mujeres y Plantas Medicinales que estamos promoviendo desde la UTT, entre las mujeres campesinas y trabajadoras de la tierra, con este reencontrarnos con los saberes, intuiciones, conocimientos populares que tenemos sobre la naturaleza y cómo la naturaleza también nos cuida”, detalló Rosalía Pelegrini, coordinadora nacional de la Secretaría de Género de la UTT.
“Desde ahí empezamos a hacer intercambios y talleres con Mamá Cultiva y nos encontramos hablado de la planta, del cultivo de cannabis, muchos puntos de contacto que hacen a que el conocimiento, la soberanía y el poder de cómo cultivar una planta, cómo hacer que esa planta nos cuide y nos sane está en manos nuestras. No es algo que tienen que tener las multinacionales, no es algo que es un saber sólo de una parte sino que es un intercambio horizontal”, agregó en comunicación con En Órbita.
En este marco, Rosalia destacó la ley que están promoviendo desde las organización para el uso industrial del cáñamo y la necesidad de integrar a las comunidades campesinas y cooperativas en la discusión: “En la ley se está previendo, en torno a la producción, la participación de cooperativas, la agroecología, el sector de la economía social como un agente más de la producción. Porque, sino, ya sabemos lo que va a pasar. Va a quedar todo en manos de las corporaciones, que nada garantizan una soberanía del saber, qué estás consumiendo, que es el mismo planteo que nosotros estamos haciendo sobre los alimentos”.
A su vez, la dirigente destacó la importancia de la agroecología para el cultivo de plantas medicinales, ya que “el uso terapéutico, de sanación, de esta planta como otras que nos ayudan y que tienen fines medicinales, tienen que ver con el cultivo criollo, campesino, amateur. Ese que las madres para sanar a sus pibes, pibas, familias, con esta mirada de cuidado que tenemos desde el feminismo fueron encontrando. Fue ese conocimiento, no fue la ciencia, la academia. Para la ciencia y la academia ha sido un tabú, como muchas cosas a lo largo de la historia. Este conocimiento popular está en manos del pueblo, de las mujeres y que hoy, al igual que la producción agroecológica de verduras y frutas, es lo que tenemos que impulsar”, concluyó.
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