Así lo expresó el diplomático cubano Orestes Hernández en referencia a la situación de protestas y reclamos que se manifiestan en la isla y al rol que ha asumido el gobierno local.
“Es cierto que hay cansancio, hay fatiga e indiscutiblemente que hay protestas, porque los cubanos no son marcianos, pero hay que tratar de entender cuál es la naturaleza y la esencia de esas protestas y no intentar compararnos con otros regímenes”, aseguró el diplomático cubano Orestes Hernández. “Nosotros hemos sido claros y transparentes y nuestros dirigentes siempre han evaluado críticamente la situación y eso es una clave a tener en cuenta, porque el proceso revolucionario cubano siempre ha estado comprometido con la verdad”, agregó en diálogo con Cacodelphia.
“En Cuba hubo protestas como las puede haber en cualquier lugar del mundo, la diferencia es que Cuba fue sometida a una operación política y mediática, que todavía no ha terminado, para intentar derribar la revolución”, expresó Hernández y señaló que “ha sido increíble cómo se han utilizado los medios y las redes sociales en función de desacreditar y en función de destruir”.
Durante este mes se registraron manifestaciones en las calles de varias ciudades de Cuba. Uno de los puntos centrales era malestar social por la problemática sanitaria en pandemia, profundizada por el bloqueo de Estados Unidos.
Acerca de la situación que atraviesa la isla, resaltó que “indiscutiblemente hemos tenido errores, fallas, incluso casos de determinado nivel de corrupción pero que en ningún caso se compara a los niveles de corrupción que pueden existir en otros países de Latinoamérica. Esos cientos de personas que salieron a protestar, debo decir, que ninguno de ellos salió porque tienen el cien por ciento de la cobertura médica, o porque no pueden asistir a la escuela, ni tampoco porque tienen la seguridad garantizada”.
“El pueblo trabajador de Cuba sabe exigir y valorar sus derechos y aunque intenten presentarlo como un pueblo avasallado, puedo asegurar que es muy crítico de su circunstancia y entiende que este proceso que venimos llevando a cabo con mucho sacrificio, con muchas dificultades y muchísimos errores, ha buscado siempre alimentar la parte buena del ser humano”, remarcó en diálogo con Cacodelphia.
“No estoy justificando los errores que hemos tenido, lo que estoy diciendo es que nadie puede decir que el gobierno de Cuba ha desatendido las prioridades de la población cubana, que a pesar de la complicada situación económica que estamos sufriendo y a los errores que cometimos al momento de implementar determinada reforma económica, vio siempre garantizada sus necesidades básicas y ese esfuerzo que hemos hecho como pueblo merece el reconocimiento. Cuba no es un país perfecto, Cuba no es el paraíso, pero ni por mucho, es el infierno que nos tratan de presentar”, agregó.
Orestes Hernández resaltó que el gobierno local ha priorizado la alimentación, la educación y la atención médica de la población y que algunas regiones del país han quedado rezagadas "pero insisto nadie ha quedado desamparado".
Acerca de la relación con Estados Unidos expresó: “hay un montón de problemas en Cuba, pero nada de eso se resuelve con un corredor humanitario, ni con una intervención militar, a la que hoy están llamando incluso figuras públicas importantes y reconocidas de Estados Unidos y también algunos artistas que se dicen defensores de los derechos humanos, pero que no los he visto llorar o hacer algún concierto multitudinario por los más de doscientos campesinos y líderes sociales que han sido asesinados en otros lugares de América Latina”.
“Cuba es un país pobre y subdesarrollado que lucha denodadamente por mantener los niveles esenciales del pueblo, mientras se dedican 20 millones públicos todos los años en Estados Unidos en intentar subvertir al orden en nuestro país y estoy hablando de los 20 millones que aprueba el Congreso, no de los otros 100 millones con el que tratan de subvertir el orden de manera clandestina. Entonces Cuba la ha tenido siempre cuesta arriba, hemos estado luchando en resistencia y seguimos cargando con la esencia del bloqueo”, sumó.
Cuba la ha tenido siempre cuesta arriba, hemos estado luchando en resistencia y seguimos cargando con la esencia del bloqueo
“Sin embargo siempre he sido optimista, porque fue optimista Martí, porque fue un gran optimista Fidel, cuando después del desastre de Alegría de Pío, aseguro que íbamos a ganar la guerra, soy optimista y no renunció al romanticismo de la Revolución Cubana. Tenemos derecho los cubanos de seguir forjando ese proyecto donde nuestros niños y nuestros viejos son la prioridad, pero eso hay que enseñarlo, eso hay que aprenderlo. Nosotros en Cuba también tenemos deudas de tipo cultural, por eso es que se vieron manifestaciones de jóvenes pidiendo la intervención, necesitamos analizar eso para que nuestra gente, cuando le lancen estas campañas sepa de qué lado está la justicia, de qué lado está la verdad, para que todos sepan que mientras haya un solo cubano que quiera defender ese proyecto histórico, entonces habrá revolución”.
100 años y una misma historia
Otras de las claves para comprender lo que sucede en Cuba y en la región está en la historia. “Realizando una revisión rápida de algunos documentos públicos, uno puede comprender que en el fondo de lo que hace una semana ocurrió en Cuba, está precisamente esa política de hostigamiento norteamericano que no ha cesado ni un momento” ,expresó el diplomático. Y ejemplificó: “En abril de 1823, 136 años antes de que triunfara la Revolución de enero de 1959, el presidente de Estados Unidos, John Quincy Adams, formuló la doctrina de política exterior hacia Cuba que se denominó La fruta madura. Decía entonces, el presidente: ´Hay leyes de gravitación política, como leyes de gravitación física. Y Cuba separada de España tiene que gravitar hacia la Unión americana y la Unión en virtud de esa propia ley, no va a dejar de admitirla en su propio seno. No hay territorio extranjero que pueda compararse para los Estados Unidos como las Islas de Cuba y Puerto Rico. Y una de ellas (las islas de Cuba), casi a las vistas de nuestras costas, ha venido a ser de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión”.
“Y para que nadie piense que se trata de una locura o los inicios de una demencia senil de este presidente –aclara Hernández- en 1897, tres años antes de que Estados Unidos intervenga en Cuba por primera vez militarmente, un señor de apellido Breckenridge, entonces Subsecretario de Guerra de Estados Unidos, envió el siguiente memorándum al comandante General del Ejército de los Estados Unidos, el teniente General Nelson Miles, donde éste encumbrado militar, decía:
“La isla de Cuba con una población de blancos, negros y asiáticos son una mezcla de razas. Los habitantes son generalmente indolentes, apáticos y en cuanto a su aprendizaje van desde los más refinados a los más vulgares, su gente es indiferente a la religión y la mayoría es por lo tanto inmoral y al mismo tiempo de pasiones fuertes. Solo posee una noción vaga de lo que está bien y de lo que está mal. La gente tiende a buscar el placer no a través del trabajo sino a través de la violencia y como consecuencia de esta falta de moralidad hay una gran indiferencia por la vida. Es obvio que la anexión mediata de estos elementos perturbadores a nuestra propia Federación en grandes cantidades sería una locura, así que antes de hacerlo debemos limpiar el país, debemos destruir todo lo que esté en el rango del fuego de nuestros cañones, debemos imponer un duro bloqueo para que el hambre y su constante compañera la enfermedad, socaven a la población y diezmen al ejército cubano”.
“Finalmente antes de que Fidel entrara en La Habana en enero de 1959 –sigue ejemplificando Hernández- otro señor, en este caso el Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado de Estados Unidos, Lester Mallory, en 1960, unos poquitos meses después del triunfo, expresaba en un memorándum secreto: ´hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba, una acción que aun siendo la más mañosa y discreta posible, logre los mayores avances en privar a Cuba de dinero y suministros, para provocar el hambre la desesperación y el derrocamiento del gobierno´”.
“Entonces –dice Hernández- he puesto tres ejemplos en la propia voz de los funcionarios oficiales del gobierno de Estados Unidos, que no han cesado un momento en la historia de Cuba de tratar de anexarnos, humillarnos y avasallarnos, porque al final del camino desde hace más de un siglo lo que les duele, y que debe quedar bien en claro, es que mi pueblo siga luchando por ser independiente y soberano”.
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