Frente al aumento de la protesta social contra la actividad minera y la imposibilidad de obtener redito que esto supone para el Estado, surge la necesidad de abordar un dialogo que enlace a todas las partes involucradas.
Anabel Marín, Investigadora senior en políticas de ciencia, tecnología e innovación, integrante del Consejo Asesor del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) se enlazó por vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde ofreció una mirada analítica sobre la falta de un debate serio sobre la posibilidad de imaginar un modelo de minería sustentable que involucre a todos los sectores de la sociedad civil, los grupos ambientales, el sector privado y el Estado.
Para empezar, Marín explicó que el debate sobre la minería sustentable implica poner en juego la perspectiva y vivencia de distintos actores que comparten recursos en común, y que por tanto deben ser valorados por el conjunto de la sociedad, tomando como marco una mirada a largo plazo donde intervienen normativas que regulan la actividad independientemente de cada proyecto específico: “Después hay proyectos específicos en regiones especificas donde hay una legislación que permite empezar la discusión de si se puede o no realizar actividad minera en esa región, ahí es donde entran estas tensiones en relación a lo que es considerado sustentable, desde mi punto de vista es fundamental tener procesos de trabajo en conjunto con distintos actores sociales para poder decidir cuáles son los mejores cursos de acción”.
Consultada sobre si Argentina tiene una sociedad activa en respuesta a la minería, la investigadora respondió afirmativamente: “Es algo muy bueno, trabajo en otros países y tengo una perspectiva comparativa de cómo es en relación a otros países y es un activo que tenemos en nuestra sociedad, que obviamente puede ser tomado como algo malo si no se canaliza bien, porque vivir en permanente conflicto no es lo que se quiere, pero en definitiva es muy importante considerar que eso puede ser una fuente de posibles transformaciones y cambios si se toma ese activismo como un cuestionamiento que pide cambios, para iniciar procesos que lleven en otras direcciones, me parece algo bueno en la medida que se lo canalice positivamente, ese es el desafío que tiene el Gobierno”.
La entrevistada dio su opinión sobre el llamado a plebiscito como una posibilidad para destrabar este tipo de discusiones entre la población civil, el Estado y los privados: “Frente a un sector como la minería, que se presenta como una gran oportunidad pero que está generando todos estos conflictos, tenemos la obligación de trabajarlo mucho más, el plebiscito es algo estático, es un si o un no, hay que buscar procesos que permitan un trabajo colectivo donde se puedan pensar salidas imaginadas, pero que tienen que ver con el trabajo conjunto de distintos actores que pueda llevar a situaciones nuevas, en un plebiscito se ponen en juego los activos que tienen los distintos grupos para hacer circular información para comunicar, para convencer, y eso es peligroso”.
“Los procesos tienen que ser continuos, con una base dinámica, que permita pensar caminos más sustentables, entendiendo lo sustentable como un involucramiento social permanente de la población y de los actores, que en definitiva puede llegar a ser los más afectados por los costos de estas actividades, ya que los beneficios se los llevan unos pocos privados, aunque también puede haber públicos, es materia de discusión cómo se deberían distribuir, ahí también hay una discusión que tiene que ver con involucrar a la sociedad”, reflexionó Marín al cierre de esta entrevista.
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