La poeta y periodista habló sobre su nuevo poemario, que es parte de la colección de Poesía Diotima del Proyecto Hybris Ediciones.
Raquel Sinelli acaba de editar El tiempo suspendido, un poesmario que es parte de la colección de Poesía Diotima del Proyecto Hybis Ediciones.
Raquel nació en Pergamino (provincia de Buenos Aires) en 1954, pero hace un tiempo vive en La Plata. Publicó El Día pleno (Nusud, 2003), Puertas adentro y La envoltura (Ediciones del Dock, 2013). Después de 8 años, presenta una nueva publicación que habla de la memoria de un pasado y de un presente con cierta tensión.
“El libro tiene que ver con la espera, que es todo un tema en la literatura”, dijo Sinelli en diálogo con Cacodelphia. “Hubo un espacio largo entre un libro y otro, pero finalmente medio tardíamente quizá y con muchos años de separación entre una publicación y otra, termine publicando y por algunas devoluciones que he recibido, puedo decir que ha tenido sentido y no hablo de la calidad de los versos, sino del sentido, si alguien se conmueve con una palabra, eso justifica el trabajo”, agregó.
“Me nutro de los poetas que leo”
Su primer libro lo publicó a sus 50 años: “Yo empecé a publicar de grande y en realidad creo que todas esas cuestiones del momento en el cual uno empieza a publicar y la frecuencia de la edición de los libros son relativas, son opinables. En ese sentido creo que hay primeros libros que son muy madurados y otros olvidables”.
“Me ha pasado de tener muchos poemas en borrador, y ese es uno de los temas de la poesía, no apresurarse ni a publicar ni a dar por terminado el poema, es cierto que en algún momento hay que terminarlo, pero también hay que saber esperarlo, porque la poesía requiere de un tiempo”, sumó.
Un tiempo poético
El tiempo suspendido fue editado por Proyecto Hybris Ediciones es un sello editorial independiente de La Plata que crearon las poetas Norma Etcheverry y Angela Gentile para publicar especialmente Poetas de la Ribera. El libro se enmarca dentro de la colección Poesía Diotima.
“Los adolescentes en general escriben poemas, como catarsis de emociones, como búsqueda de identidad, pero cuando pasan los años, el momento de escribir, más que una catarsis, se convierte en un compromiso con la escritura, con una búsqueda estética, y entonces una busca que sea algo más que un ejercicio del ego. Aunque estemos hablando de cosas muy personales, buscamos que eso tenga un sentido estético, una belleza, una razón de ser que encuentre sentido en otros, que cumpla esa función que cumple la poesía que para mí es hablar de lo que permanece, de eso que esta como callado, que la poesía lo ilumina y lo trae”, dijo la autora sobre su poética.
“Los estímulos son muchos, si uno tiene un estado de atención”.
Acerca de su forma de producción, Raquel refirió a la atención y la complación que requiere la escritura de poesía. “Estamos sobrecargados de mensajes, atiborrados de información y de estímulos y la poesía tiene que ver con el silencio. La poesía requiere de silencios internos y externos y también requiere un estado de atención hacia el afuera, hacia los estímulos, la naturaleza, lo social, los afectos y lo interno, que es nuestro mundo interior, y para ese estado de atención necesitamos ese silencio", contó a Cacodelphia.
“Escribir es un trabajo, es una tarea activa, y para eso es bueno estar con buena energía, es decir, no creo en ese culto medio romántico, de lo bohemio y lo trasnochado, porque hay que trabajar con la escritura”, agregó.
El libro se puede conseguir en Rayuela, La Normal y en Patio Interno (City Bell)