Un repaso histórico por los comienzos, conflictos y debacle del diario que mejor expresó la mirada liberal-conservadora. La expropiación que la dejó en manos de sus trabajadores. La mala jugada de la pro-estadounidense Sociedad Interamericana de Prensa y una respuesta concisa del periodismo argentino.
Daniel Badenes, periodista, editor y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde ofreció una completísima reseña de El libro azul y blanco de la prensa argentina, publicado por la Organización Nacional del Periodismo Argentino, un trabajo que tiene sus orígenes en la experiencia de gestión obrera de La Prensa que se inició tras la expropiación del diario en 1951.
La Prensa fue fundada en 1869 por José C. Paz, años más tarde pasaría a manos de Alberto Gainza Paz, sin embargo, su dirección periodística se mantuvo inamovible: “Desde sus orígenes fue la voz del pensamiento liberal-conservador dirigido a los sectores sociales más privilegiados, su línea editorial era la defensa acérrima del modelo económico liberal, la oposición a todo tipo de organización o reivindicación obrera, atacó siempre a todos los partidos de izquierda y a las organizaciones sindicales”.
Hacia el año 1951, con el objetivo de poner en valor su fuente de trabajo, los canillitas que vendían el diario en las calles le presentaron un pliego a la dirección donde exigían el cierre de las sucursales, la suspensión de subscripciones y la entrega del 20% de lo recaudado con los avisos clasificados como una contribución a la obra social que hacia el sindicato. La respuesta fue negativa, lo que desató un paro de repartidores.
La medida de fuerza pronto sumó a la Federación Gráfica y al Sindicato Argentino de Prensa, ampliándose a un paro de canillitas, gráficos y periodistas. El conflicto recrudeció y durante una manifestación callejera se produjo el asesinato de un trabajador, después se comprobó que la bala que lo mató pertenecía a un revolver encontrado en los talleres del diario. Esto trajo como consecuencia la intervención judicial, con custodia policial, del edificio de La Prensa, y la adhesión de la Central Gremial de Trabajadores al reclamo iniciado por los canillitas.
Según lo referido por Badenes, en marzo de ese mismo año: “Los bloques mayoritarios de ambas Cámaras le piden al Ejecutivo que convoque a sesiones extraordinarias para tratar el tema, se crea una Comisión Parlamentaria para intervenir e investigar a La Prensa, cuando se crea esta comisión Gainza Paz sale del país, se lleva documentos, acá ya no es sólo un conflicto con los canillitas, empiezan a aparecer cosas vinculadas a la evasión de impuestos”.
“La Comisión aprueba un dictamen lapidario sobre las actuaciones de La Prensa, proponiéndole al Congreso expropiar el diario, y el Congreso convierte en ley esa propuesta. Esta expropiación termina de cobrar contenido en el acto del 1 de mayo cuando Perón anuncia que va a ser entregada a los trabajadores, y decide que esos bienes y esa marca pase a manos de un Directorio formado por representantes de los sindicatos”, relató el columnista.
La medida causó un debate a nivel regional que continuó el resto del año y produjo una grieta con intereses de otros países: “La Sociedad Interamericana de Prensa, controlada por empresarios norteamericanos aliados a la familia Paz, convocó a su conferencia anual en Montevideo para defenestrar a la Argentina. 53 periodistas, representantes de periódicos de todo el país, se acreditaron para llevar otra voz, pero no los dejaron participar. De ese encuentro frustrado, en el cual se trató de instalar la idea de que la SIP genere una cooperativa de fabricación de papel y de materias primas esenciales, nace El libro azul y blanco de la prensa argentina”.
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