A pocas semanas de vencerse su concesión, el Gobierno planea una prórroga sobre esta autopista fluvial por la que viajan el 75% de las exportaciones nacionales.
El ministro de Transporte de la Nación Mario Meoni acordó con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) trabajar de manera conjunta en la licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay, una concesión millonaria que había sido entregada por el Gobierno de Carlos Menem a las empresas Jan de Nul y Emepa en 1995, y que vence a principios de mayo de este año.
La concesión supone tareas de control de exportaciones, además del dragado y balizamiento, pero uno de los puntos que está suscitando mayor atención en la región tiene que ver con la necesidad de reclamar la soberanía nacional sobre esta autopista fluvial y explotarla de una forma que no sea nociva para el ecosistema.
Christian Acosta, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de Concepción del Uruguay, se enlazó vía telefónica con el aire de Los Mundos Posibles donde explicó que en torno a esta discusión se está partiendo de un error conceptual porque la palabra hidrovía lo reduce meramente a una vía de transito: “En realidad es un ecosistema, un patrimonio del territorio argentino, y sólo verlo como si fuera una carretera donde transitan cosas es pensarlo desde una mirada extractivista y no como la preservación de nuestros ríos en su integridad”.
Para Acosta, se trata de un problema de soberanía nacional que se originó durante el menemismo y cuya suerte podría cambiar a partir del 30 de abril, cuando termine la concesión: “El Estado puede hacerse de nuevo con el control sin temor a que haya juicios en las cortes internacionales o que haya reclamo de los concesionarios, podríamos hacernos cargo y deberíamos hacernos cargo del dragado, balizamiento y control de las vías navegables del Paraná”.
“Desde el Ministerio de Transporte hay una idea de extender la concesión dos años más, eso sería lesivo para la Argentina porque nos pone en un lugar de debilidad ante la negociación con los privados”, advirtió Acosta, quien además señaló que los controles sobre las exportaciones son muy deficientes y basados únicamente en declaraciones juradas que no tienen ningún tipo de fiscalización.
A modo de conclusión, el entrevistado remarcó su visión del asunto de cara al futuro: “Tenemos que tener controles eficientes y para esto deberíamos tomar soberanamente el control de la vías navegables y de los recursos que surgen de ahí, y sobre esta base trabajar con astilleros y empresas que pueden garantizar que tengamos una flota, hacer los dragados y disponer la maquinaria para ponerla en función de la generación de empleo en territorio argentino”.
Escuchá/descargá la entrevista completa: