La película creada por Justin Simien en 2014 y posteriormente adaptada a formato serie por la plataforma Netflix, nos sitúa en una universidad de élite de EE.UU donde se decide otorgar alojamiento a estudiantes de forma aleatoria rompiendo una estructura racial histórica sin detenerse mucho en lo que esto produce hacia adentro del campus. Racismo, negación y buenas intenciones se desprenden en la columna de Victoria Scotto.
“Nosotros podríamos pensar que es integración, es diversificar el campus de manera general y no necesariamente generar segregación. Pero claro, ¿cual es el trasfondo racista detrás de esto? es la idea de que acá hay un montón de negros organizándose y tenemos que meter otra gente”, señala Victoria Scotto en su columna de ficción y feminismos, en el aire de El Verano Prometido. “Lo que deja en claro la película es que, en la puja por defenderse en contra de un sistema racista, hay un montón de cosas que son mas complejas. Ni todos los blanco son racistas ni todos los negros son recontra “woke” (combativos). Pero la realidad es que en el medio pasan un montón de cosas que refuerzan estereotipos. Hay un montón de estos que se agarran de estas cosas que son como ambiguas para seguir metiendo el cuchillo abajo, porque es una gran manera todo el tiempo de seguir estando en la posición de poder“, agregó.
La película se sitúa en una universidad de élite estadounidense, inspirada en la Universidad Californiana de Champan, donde en medio de un conflicto por la aleatoirización en el acceso a los albergues, una revista de sátira decide organizar un fiesta de Black Face para Hallowen: “eso de que blancos se pinten la cara de negro para hacer de negros en una actitud que tiende a disminuir o a satirizar a un grupo que encima esta oprimido en un sistema histórico de racismo. Estos pibes blancos organizan una fiesta de halloween para que todo el mundo blanco sea negro por una noche”, explicó Victoria y señaló que “los hechos de la película están basados en cosas que ocurrieron y esto se ve bien al final cuando muestran documental fotográfico y periodístico de algunas fiestas que ocurrieron en distintas universidades muy de la alta sociedad de EEUU previos a 2014” .
La película nos introduce en un albergue históricamente integrado por gente negra que no esta de acuerdo en las condiciones de integración que esta intentando imponer la institución. En este marco, varios personajes se enfrentan complejizando la mirada hacia adentro de la comunidad negra y hacia las nuevas formas de racismo disimulados. ”Es como una apelación directa a las actitudes racistas que tienen les estudiantes de la universidad que no se considerar a si mismos racistas, eso es lo interesante. No hay nadie en toda la serie que vos puedas decir bueno esta persona se reconoce como el malo de la película”, resaltó la columnista
En este sentido, Victoria recordó que en Argentina hay una suerte de historia oficial que niega el racismo en el territorio, sin embargo recordó a las comunidades que “han denunciado no solo invisibilizacion del estado sino directamente presencia del estado para eliminar estas identidades”. Por eso, “no es que no hay. No esta visibilizado tanto y me parece que es interesante poder verla, no tener miedo en encontrarnos en actitudes racistas que retrata la película y decir ‘yo estoy haciendo eso’: aceptarlo e identificarlo es el primer paso para transformarlo, no solo individual sino colectivamente” y recordó que “lo grave es que hay muchas cosas que ni siquiera nos indignan o que nos parece que, en todo caso, pueden ser graciosas. Como si no fueran lo suficientemente graves como para generar un repudio generalizado”, concluyó.
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