Mientras crece la preocupación frente al avance de los incendios forestales, el proyecto de ley para la protección de humedales llega al Congreso.
Sofía Astelarra, doctora en Ciencias Sociales y especialista en Estudios Ambientales y Ecología Política, integrante del grupo de estudios ambientales del Instituto Gino Germani de la UBA y del Observatorio de Humedales Delta de la UTN, se enlazó vía telefónica con el aire de #FuturaEnCasa donde explicó la necesidad de tener una Ley de Humedales que sirva de herramienta para frenar el avance del ecocidio que suponen los incendios forestales: “Me parece súper interesante que salga esa definición porque ya es una discusión que viene a nivel internacional desde hace bastante tiempo, es una práctica sistemática intencionada de destrucción de un tipo de ecosistema para transformarlo, esa es un poco la noción de ecocidio, tiene que ver con el exterminio o la desaparición de especies no humanas y de ecosistemas que impacta directo en la sociedad”.
“A nivel internacional también están empezando a haber algunas regulaciones jurídicas, el reconocimiento internacional del ecocidio como un crimen tiene que ver con una denuncia y una visibilización de una problemática que está llegando a un límite irreversible, la destrucción de los humedales puede tener consecuencias irreversibles a nivel planetario”, remarcó Astelarra a continuación.
La normativa que se está tratando en la legislatura serviría para frenar la quema de humedales y otros ecosistemas, una de las prácticas que responde al “avance del sector agro-ganadero que está vinculado principalmente al modelo agroindustrial o de producción de oleaginosas como la soja en el área pampeana, que se desplaza y hace que el sector agro-ganadero se desplace a islas, y la quema es una práctica de transformación del ecosistema”. A esta problemática se le suma una crisis hídrica dado que los niveles del rio Paraná están muy bajos, además de que la falta de lluvias.
Según lo refirió Astelarra, a esta problemática se le suma que en la cuenca baja del delta, que es la cuenca del rio Paraná y del rio Luján, el tramo final que linda con el rio de La Plata, está el avance de los barrios cerrados que es otra modalidad económico-productiva sobre las aéreas de humedales que empezó en la década de los noventa, y la característica fundamental que tienen estos emprendimientos es también una transformación mucho más drástica del ecosistema: “Para poder realizar un barrio cerrado se rellenan mínimo cuatro metros para poder llegar al nivel de cota que permita la no inundación de esas aéreas inundables, primero hay un desmonte y después se rellena, eso va generando una especie de tapón en toda la cuenca y el flujo del agua encuentra una barrera para entonces empiezan a desplazarse a otras aéreas”.
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