Inicio Categorías Cultura Vacaciones en Marte

Vacaciones en Marte

Una empresa que ofrece recuerdos de viajes inexistentes da comienzo a una dramática aventura espacial. Philip K. Dick y un cuento sobre la percepción del tiempo que se convirtió en un éxito hollywoodense.

Matías Esteban, docente, escritor y agitador literario, se enlazó vía telefónica con el aire de #FuturaEnCasa donde brindó una caracterización de la obra narrativa del autor estadounidense Philip K. Dick (1928-1982): “Había una preocupación por el tiempo, tenía una noción muy platónica de lo que es el tiempo. Platón tenía una idea de que hay una especie de realidad ultra terrena, superior, divina, en donde los que estamos acá somos reflejos casi defectuosos de esa realidad divina y perfecta, hay una perfección encima y hay por debajo una realidad mundana. Dick también decía que el tiempo que vivíamos se superponía con el tiempo bíblico posterior a la muerte de Cristo en donde los primeros cristianos resistían la persecución de los romanos”.

Uno de los cuentos más celebres que produjo Dick es Podemos recordarlo todo por usted, señor, un relato publicado en 1966 en una revista de ciencia ficción donde el autor se pregunta seriamente por aquello “qué hace que algo haya sucedido y qué hace que nosotros estemos convencidos de que eso haya sucedido, en el caso de esa película está el tema de los recuerdos”. Este trabajo sirvió de base para el guión de El vengador del futuro, un filme de 1990 protagonizado por Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone donde un obrero de la construcción compra un paquete de recuerdos sobre un viaje que jamás realizó al planeta Marte. La trama de la película se complejiza cuando el protagonista empieza a poner en duda estos recuerdos.

El cuento no tiene tanta acción como tiene la película sino que es más bien un relato donde el personaje se va dando cuenta que no puede distinguir qué es lo real, se empieza a dar cuenta que el realmente ha ido a Marte, pero claro, qué son los recuerdos reales, cuándo un recuerdo es real. El cuento se convierte en una caja dentro de una caja, se empieza a complejizar toda la narración y lo interesante es que uno nunca sabe si está en una situación real o no”, comparó Esteban a modo de cierre para su exposición sobre Dick y una de sus obras más reconocidas.

Artículo anterior"El teatro independiente no puede dejar de respirar"
Artículo siguienteEmpieza (re!)parar, un ciclo de charlas para pensar la ciudad