Voz de la música andina, visitó la ciudad en vísperas del aniversario de la Peña de La Salamaca. El presente del folclore, su amor por las nuevas generaciones artísticas, el canto para desarmar la colonización cultural. En su paso por Memoria Adentro, recorrió parte de su carrera, el origen de sus discos y sus viajes con Jaime Torres. Lipán,el músico que no va a las radios, terminó imitando al sargento García, del Zorro.
Tomás Lipán es un referente ineludible de la música folclórica andina. Vocalista durante mas de dos décadas de Jaime Torres y luego emprendedor de un prolífico camino como solista. Inmortalizó a su tierra natal en el “Jujuy mujer” y llevó los carnavalitos, huaynos y takiraris a nuevas generaciones de todo el territorio argentino.
Modesto, no tiene representante y todo lo resuelve él mismo: “yo a los estudios de radio no voy, soy demasiado tímido, por teléfono no tengo problema”. La amistad con la peña de La Salamanca (60 esq. 10), y con Radio Futura quebró la premisa. Compartió una extensa charla en la cual, entre pastelitos de membrillo y mates, contó que está alegre con las nuevas generaciones que divulgan la música andina, como Bruno Arias,José Simón, Mónica Pantoja o Joaquín Estorni.
Tomás Lipán es agradecido con quienes “acompañan el amor por la madre tierra”. La reflexión viene con recuerdos, quizás obligatorias de un músico que siente un mandato vindicativo con su infancia, “no nos enseñaban el carnavalito, ni en el bailecito ni cueca, todo era el minué y el pericón”. Se detiene un segundo y retoma como buscando en su gran memoria: “uno sentía vergüenza por el charango, por la quena, hasta por la comida”.
Tomas Ríos, que es Tomás Lipán como homenaje a su ascendencia aymara desde sus primeros pasos artísticos, nos lleva a esa niñez para que podamos entender la colonización cultural de la que se sintió parte.
-¿Qué comió ayer, Tomás? - recuerda a su maestra de clase.
- Tallarines, señorita.
Se emociona frente al microfono, y recuerda que mentía porque almorzaba cotidianamente mote, maíz tostado que producían y cosechaban sus padres. Hijo menor de diez hermanos, deja bien en claro que nunca le faltaron el pan ni la leche. Recuerda a su padre, y siente lástima por no haber tenido un grabador para tener el registro: "cantaba muy bien, pero imagínense, ni electricidad teníamos”.
En La Plata, la música andina no tiene techo, se pueden encontrar fiestas folclóricas los fines de semana, talleres y peñas tanto en el caso urbano como en la periferia. Para Lipán la perseverancia de los que insisten lograron que el género se propague. La Salamanca se transformó en la casa emblemática para el folclore local. Illapu, Canto 4, Milena Salamanca, y Lipán acompañaran su cumpleaños numero 32 el próximo sábado 28 de mayo.
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