La elección de un hombre del presidente para dirigir la NASA provocó el quiebre entre el líder republicano y el magnate más rico del mundo. La decisión abrió un conflicto interno que expone un eje central de la relación: ¿quién tiene el poder?

Elon Musk se fue del gobierno de Donald Trump con duras críticas al plan fiscal. El empresario formaba parte del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un ente destinado a reducir la burocracia y el gasto federal. Así empezó lo que luego terminó en una ruptura irreversible.
“Si bien los dos intentaron ponerle paños fríos, de hecho iba a haber una llamada entre ellos, pero esto no evitó que las acciones de Tesla cayeran 14% al día siguiente. En definitiva si hay una llamada no va a solucionar nada porque el problema va a ser el mismo”, introduce Alejandro Palombo.
En ese sentido, el columnista de Los Mundos Posibles, desarrolla que “por un lado el sueño de la colonización y la supresión del Estado, encarnado en Musk versus la supervivencia del político que está sentado en la botonera del Estado, sujeto a los vaivenes de la opinión pública, de los votos”.
El Licenciado en Ciencias Políticas considera que el magnate millonario “compró su lugar en el gobierno, aportando más 260 millones de dólares en la campaña, pero el punto siempre fue saber quién iba a ser servil a quién, y este es el desierto que estamos atravesando, el conflicto, ¿quién manda en esta relación?”.
Una de las posibles consecuencias de la ruptura podría ser que el gobierno estadounidense quite los subsidios que reciben algunas de las empresas de Musk, como SpaceX, que en la última década obtuvo 18 mil millones de dólares.
“Entonces, Trump le podría dar estos beneficios a otros empresarios, por ejemplo. Y además el gobierno tiene abierta algo que supuestamente él desconocía, investigaciones y demandas contra las compañías de del empresario. Todo esto fue desatando una gran interna en donde Steve Bannon (consejero no oficial) directamente pide investigarlo por consumo de drogas, por relaciones con China y pide deportarlo por sudafricano”, cuenta.
Por último, concluye que "en definitiva, esta disputa entre Trump y Musk es como el sueño de Resident Evil, de la Umbrella Corporation. O sea, la ley es el capital. Ya no hay Estado. Es la corporación la que domina la vida social. Lo que parece una fantasía, se vuelve posible".