Tony Fenoy, coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación Pichi Meisegeier , habló sobre el legado del Papa Francisco tras su fallecimiento, su cercanía con los pobres y su compromiso con una Iglesia menos aliada al poder y más cercana al Evangelio.

“Estaba triste porque los pobres están tristes”, dijo, y aseguró que la muerte de Francisco deja una enorme pérdida para quienes luchan contra la crueldad y el despojo en el mundo. Apenas se conoció la noticia del fallecimiento este lunes por la mañana, Fenoy sintió dos frases que lo atravesaron: “La primera fue ‘ahora sí que estamos solos’, y la segunda fue 'hoy la crueldad y la muerte están de fiesta'”.
“Estaba triste porque los pobres están tristes”, dijo, y agregó que uno de los elementos fundamentales para entender el legado del Papa es observar “quiénes fueron sus amigos y quiénes sus enemigos”, comentó en comunicación con Falsa Modestia. Para Fenoy, Francisco fue una figura de oposición al neoliberalismo global y una pérdida muy grande para este momento histórico.
Además, señaló que Francisco tuvo dos grandes objetivos desde su llegada al papado: volver a reconstruir la base popular de la Iglesia y posicionarse en las antípodas del poder económico y político que domina el mundo. “Fue un Papa de palabras, pero fundamentalmente de gestos”, recordó. Y entre esos gestos emblemáticos, destacó su visita a la isla de Lampedusa. Fue el primer viaje que realizó como sumo pontífice, en abril de 2013, a lo que se conoce como la puerta de entrada de los migrantes desde África a Europa. “Ahí gritó ‘¿quién llora por esta gente?’. Llorar no es solo largar lágrimas. Llorar es hacer algo por quienes necesitan nuestra solidaridad”, afirmó.
En sus encíclicas Laudato Si, Fratelli Tutti y Evangelii Gaudium, el Papa propuso una economía más humana, una “casa común” y una Iglesia realmente inclusiva. Para Fenoy, su papado intentó “volver a poner a la Iglesia un poquito más cerca del Evangelio, que es lo que la institución había perdido”. Entre los gestos más importantes, mencionó su decisión de vivir en la residencia de Santa Marta en lugar del Vaticano, y su pedido de ser sepultado fuera de los tradicionales mausoleos papales. “Es una forma de decir ‘yo no tengo nada que ver con esa estructura y esa estructura no tiene nada que ver conmigo'”.
Francisco también intentó cambiar estructuras internas del Vaticano, algo que, según Fenoy, generó fuerte resistencia: “Hoy, en el Vaticano, muchos están festejando que Francisco murió. Porque él intentó transformar una estructura de poder muy grande”. También valoró su impulso hacia una Iglesia sinodal, es decir “poner a la Iglesia en asamblea permanente”, más participativa y abierta a la escucha de laicos y laicas, su denuncia contra el poder económico, entre otros.
Fenoy concluyó destacando el rol del Papa argentino: “Francisco sabía manejar el poder y buscó cambiar lo que pudo hasta el momento de su muerte”, Y cerró con una certeza: “Él intentó volver a poner a la Iglesia en el camino de los pobres”.