En el marco del Ciclo Mistongo, el músico presentó su más reciente proyecto, "Oscuros, tangos y nuevos". El pianista, cantante y compositor ofreció una mirada profunda sobre su proceso creativo, sus influencias musicales y sus reflexiones acerca del arte, el paso del tiempo y la conexión humana en la actualidad.
Pianista, cantante, compositor y escritor porteño, Matías Mormandi logró crear un universo sonoro donde el tango rioplatense se entrelaza con el candombe, el soul y el uso experimental de teclados y efectos. Su vida artística, abarca más de dos décadas de intensa producción musical, incluye la creación de diez discos, siete inéditos y tres publicados, además de incontables presentaciones en Argentina y Europa.
“La música nunca es el objetivo, es una herramienta", afirmó en diálogo con Cacodelphia. Para él, la palabra es lo primordial: "Lo importante es lo que se construye con la música, no la música en sí".
Mormandi describió su música como un vehículo para decir lo que muchas veces no se puede expresar de otra manera: "Todo lo que hago tiene que ver con decir algo (...) Esa 'cosa' que se construye, esa verdad, es lo que más me interesa transmitir. La música es un medio, no un fin".
Nacido en Buenos Aires en 1975, ha dedicado su vida a la música, explorando un enfoque que trasciende las fronteras de cualquier género tradicional. Su propuesta se nutre de las raíces rioplatenses, pero también incorpora sonidos globales, creando una mezcla única y personal. Para él, el arte no es solo música, sino una forma de comunicación íntima con el público. En este sentido, el teatro ocupa un lugar central en su visión artística: "El teatro está intrínsecamente ligado a la humanidad (...) La escena, la narración, los relatos, no pueden dejar de existir. Todos vivimos en relatos, interpretando textos, proyectando nuestras historias. La escucha colectiva es el valor más elevado que tenemos como sociedad".
Mormandi también se refirió a su reciente mudanza a las afueras de la ciudad de La Plata, a un espacio más cercano a la naturaleza. “Hoy quiero trabajar la tierra”, dijo, y agregó que la conexión con el entorno es esencial para su proceso creativo. "Todo lo que hice musicalmente fue con una ventana y una planta creciendo del otro lado. El trabajo con la tierra es como un cultivo, un ejemplo de todo lo que uno puede llegar a ser", explicó.
"En la casa donde me crié había un par de frutales, y siempre estuve muy conectado con eso. El trabajo con la tierra es fundamental; es necesario que todos sepamos de dónde venimos y de dónde proviene el alimento. Producir alimento y cultivar las plantas es, en muchos sentidos, un ejemplo de cómo cultivar todo lo demás en la vida. Todo lo que uno puede llegar a ser tiene los tiempos y las lógicas de las plantas. Además, es una hermosa manera de vaciar la mente. Yo paso del escritorio, del piano, y cuando ya no soporto más, salgo afuera, agarro la pala, y todo se vuelve perfecto. Y eso se lo debo a La Plata, porque aunque soy porteño y eso no tiene cura, en esta ciudad es donde más toqué, donde más gente me vino a ver. Amo esta ciudad y ahora soy parte de ella", contó.
La agricultura y el cultivo, de alguna manera, están presentes en su obra, no solo como un tema recurrente, sino también como una metáfora de su proceso artístico. “Cuando uno trabaja la tierra o cuando camina, piensa”, explicó, refiriéndose a sus caminatas como un ejercicio de reflexión que le permite ordenar sus ideas. "Caminar es una meditación. Casi se podría decir que uno piensa cuando camina, porque si no, ¿cuándo piensa uno?. La gente no camina, pero va al gimnasio y camina arriba de una cinta para ahorrar tiempo", expresó.
Y a propósito del tiempo, Mormandi además, manifestó: "Uno cree que ahorra tiempo mandando a hacer lo que puede hacer en su casa. El otro día, en Córdoba, compartí el escenario con una cantante maravillosa llamada Mery Murua. Cantamos juntos unos tangos, lo cual fue un honor, y charlamos un rato. Ella me contó que cose, y cuando cose, solo cose; no hace otra cosa. Su atención está cien por ciento en eso. Entonces, no perdes el tiempo. Perdés el tiempo si, en vez de coser, mandás ese trabajo a una modista. Son cuatro horas que perdiste de coser, eso es perder el tiempo".
Reflexión sobre el mundo moderno
Mormandi señaló que ve como una crisis de atención en la sociedad contemporánea. "Vivimos en una enfermedad de la atención", sostuvo, aludiendo a la constante distracción provocada por los dispositivos móviles y las presiones de la vida moderna.
Según el músico, la pandemia no es solo un virus, sino un "aparato" que afecta nuestras vidas de forma mucho más profunda. “Eso es lo que llego a todos los humanos y nos está enfermando espectacularmente”, dijo.
Para él, la felicidad no es la ausencia de tristeza o angustia, sino la capacidad de sentir todas las emociones sin reprimirlas. "Ser feliz no es estar contento todo el tiempo", aseguró, “ser feliz no es sencillo”. Y es esa complejidad emocional es lo que el músico busca transmitir en cada una de sus composiciones.
"Ser feliz es estar triste, aterrado, violento, débil, alegre, eufórico, apasionado. Es poder sentir todo. Si podés sentir tu tristeza, tu violencia, tu bronca, tu amor y tu pasión, sos feliz. Ahora, uno no es feliz cuando suprime ciertas emociones a partir del celular, la cocaína, la comida, el sexo, el trabajo o lo que sea. Por eso no hay que ponerse mal porque no estamos bien; vinimos a este planeta a superar el estadio humano. Y el arte y estas reuniones son zonas de cultivo", dijo, refiriéndose a los conciertos y las experiencias en vivo como espacios donde las emociones pueden ser compartidas y vividas colectivamente.
La búsqueda continúa
Matías Mormandi ha desarrollado una prolífica vida artística colaborando con diversos músicos y en distintos proyectos. Se ha presentado en dúo con Carlos Álvarez, en trío con Horacio López y Omar Gómez, y en quinteto con el Quaderno Vivo. También ha formado parte de agrupaciones como Tecla2 Mic1 y MM+Piano. Como fundador, participó en las bandas Papas ni Pidamos (ska) y Dancing Mood (ska), y ha colaborado con U-Niko Dubs&Friends (dub-reggae). Además, ha trabajado en composiciones y conciertos con artistas como Nora Sarmoria, y ha formado dúos con Rodrigo Mercado, Oscar Linero H. y Daniel "MorMan" Mormandi.
“Después de muchos años, hoy estoy intentando dejar alejarme de la música, porque todo hoy es muy a contracorriente. Parece ser un mundo en donde nadie escucha nada, y todos están abriendo la boca y la mente para que la industria les meta lo que quiera. No hay un filtro, no hay siquiera una duda que te permita pensar quién te está metiendo qué y en dónde”, expresó Mormandi, quien en 2016 presentó su primer libro de poesía, Autología 1 y 2, de áthius.
"Sigo desandando este mundo porque creo que aún no he terminado de decir lo que quiero decir, y ojalá pueda hacerlo antes de morirme y dedicarme a lo que realmente me interesa", aseguró Matías Mormandi. Aunque admite que la industria cultural actual no siempre valora lo que hace, se muestra firme en su decisión de continuar. "Mi vida no tiene un precio monetario, nadie puede comprarme", dijo con convicción. "De hecho, voy a cumplir 49 años y es mucha más la gente que no me conoce que la que me conoce. Si yo hubiera tenido precio, me conocerían muchos más".
Con más de 20 años en el camino, Matías Mormandi sigue buscando las formas de expresar lo que siente, desafiando las convenciones del arte y explorando nuevas sonoridades que le permitan comunicar su visión del mundo.
"De eso se trata el arte: decir lo que es imposible decir. Para hacerlo, tenés que hacerlo de una forma artística, y para eso tenés que entregar toda tu vida. Una vida, muchas veces, es un mensaje, pero no una mentira, sino una verdad total. A la mayoría de los artistas, si les pones un montón de plata, van a decir lo que vos quieras. La humanidad está en venta, y cada persona está en venta. Pero lo que uno dice con toda su vida, lo puede decir solo una vez; y si fue mentira, es un desastre, y si fue verdad, es la gloria", dijo.